El autor agradece

A Geoff y Ruth Tiney por su amable acogida en Braybrooke y por su respuesta paciente a infinidad de preguntas.

A Anthony Griffin, descendiente directo de sir Thomas Latimer, que puso a su disposición informaciones del archivo familiar.

A Tajan Kub. Cuando esta novela era todavía un recién nacido, con la carita roja y llena de arrugas, ella lo bañó y le cambió los pañales.

Y a Kathrin Lange. Ella alimentó al recién nacido con la entrega que sólo una compañera de profesión puede mostrar.

A Julia Waltke por la primera revisión médica, con diagnóstico muy favorable.

Last, but not least, a Gunnar Cynybulk, que lo ha examinado con experta mirada de médico: respiración, bien; pulso, bien; Pero, ¿qué pasa con los ojos? ¿Ve bien el pequeño?