Notas

[1] Un año y medio más tarde vi por televisión un anuncio en que un tipo apunta con un fusil un candado colgado en un tablero. Incluso aparece un plano a través de la mira telescópica. El candado es de una marca conocida, no recuerdo cuál. El individuo aprieta el gatillo, y se ve saltar el candado, mellado y aplastado, con el mismo aspecto que el viejo Titus cuando lo saqué del bolsillo. El anuncio muestra lo que sucede a velocidad normal y luego lo repite a cámara lenta. La primera y única vez que lo vi tuve que meter la cabeza entre las piernas y vomitar entre mis tobillos. Entonces me llevaron a mi habitación. Y al día siguiente mi psiquiatra favorito, que había encontrado una nota referida al hecho, me dijo: «Me he enterado de que ayer sufriste una recaída, Charlie. ¿Quieres que hablemos de ello?». Pero no pude hacerlo. Nunca he sido capaz de hablar de ese asunto. Hasta hoy. <<