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A la mañana siguiente, Balestri visitó a Caylus, que entonces se esmeraba por construir un proyecto que involucraba a dos torres de distinta altura, unidas por tres puentes colgantes. Hablaron de la situación en la compañía y lo lejos que parecía estar su proyecto; en cierto momento Balestri dijo algunas palabras sobre Anna, y Caylus lo interrumpió.
—Que eso no lo preocupe. Anna es de las que saben esperar. Todas sus energías tienen que estar puestas en el proyecto.
Antes de irse, y como si se tratara de una maniobra sin importancia, Balestri escribió su segundo deseo y lo dejó en la boca del dragón.