81

El pecado cubre al mundo como las tinieblas cubrían el abismo antes de la Creación —decía con rabia el inquisidor Andrés Juan Gaitán—. Los hombres que deberían combatido con más energía son los que con más irresponsabilidad se entregan a sus brazos.

El virrey, por ejemplo, representante del monarca que Dios ha ungido, es un azote público. Ni siquiera me envió una carta de agradecimiento cuando accedí a regañadientes que el médico portugués Diego Núñez da Silva (merecidamente condenado por judaizante) abreviara sus años de cárcel para ser afectado a su hospital portuario. El virrey es un poeta morboso y hedonista que no deja pasar un día sin provocamos disgustos. ¿Qué autoridad moral tiene? Ya ha maculado la virtud de muchas damas y ofendido la integridad de varios caballeros. Favorece en demasía a parientes y paniaguados. Es verdad que no es original en esta materia, porque todos los virreyes fueron corruptos… No me temblará la mano cuando firme mi denuncia. Son hechos que tengo registrados con prolijidad. Este pecador ha tenido la arrogancia de nombrar maestres de plata en la Armada del Mar del Sur a varios de sus ridículos criados. A su favorito Luis Simón de Llorca lo designó maestre del galeón Santa María, capitana de la Armada; este Llorca es un ladrón que dejó fuera de registro novecientas piezas de mercaderías, en complicidad (sí, en complicidad, esto es obvio) con su benefactor. Ocurrió algo más grave con su criado Martín de Sant-just, que trajo mil novecientas barras de plata y mucha mercadería fuera de registro y tardó dos años en pagar los fletes, que fueron menos que los debidos. En la misma línea de corrupción se condujo otro de sus criados, Luis Antonio Valdivieso que, aprovechando su inmerecido cargo de maestre de plata, pasó tanta mercadería sin registro que el fiscal de Su Majestad ya no pudo seguir haciéndose el distraído porque acabaría en la horca. Dispuso visitar el navío —previo cobarde anuncio, para no malquistarse con el virrey— y descubrió bajo el pañol de la pólvora los restos de embarques ilegales fabulosos.

El marqués de Montesclaros cedió la plaza para ferias y mulas a su sobrino, quien seguramente le agradece el favor con un porcentaje de sus ganancias. Ha entregado fértiles tierras para que sus parientes gocen de rentas (y le devuelvan el favor bajo cuerdas) en lugar de venderlas para beneficio de la ciudad. ¡La corrupción no tiene límites!

Estas iniquidades podrían ser disminuidas o extirpadas si el Santo Oficio pudiese intervenir. Pero se lo bloquea desde el lado civil y el lado eclesiástico. Se lo bloquea porque se le teme. Y se le teme porque golpea con la espada en el centro del pecado.

Si por lo menos los hombres de la Iglesia no interfiriesen con sus escrúpulos. Si ellos, que han sido instruidos en la fe, ayudaran a facilitamos la tarea. ¡Oh, Santísima Virgen, cuántos pecados cometen tus presuntos servidores y cuánta resistencia oponen a nuestra justa investigación y condena!

La gesta del marrano
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
libro1.xhtml
005.xhtml
006.xhtml
007.xhtml
008.xhtml
009.xhtml
010.xhtml
011.xhtml
012.xhtml
013.xhtml
014.xhtml
015.xhtml
016.xhtml
017.xhtml
018.xhtml
019.xhtml
020.xhtml
021.xhtml
022.xhtml
023.xhtml
024.xhtml
025.xhtml
026.xhtml
027.xhtml
028.xhtml
029.xhtml
030.xhtml
031.xhtml
032.xhtml
033.xhtml
034.xhtml
035.xhtml
036.xhtml
037.xhtml
libro2.xhtml
039.xhtml
040.xhtml
041.xhtml
042.xhtml
043.xhtml
044.xhtml
045.xhtml
046.xhtml
047.xhtml
048.xhtml
049.xhtml
050.xhtml
051.xhtml
052.xhtml
053.xhtml
054.xhtml
055.xhtml
056.xhtml
057.xhtml
058.xhtml
059.xhtml
060.xhtml
061.xhtml
062.xhtml
063.xhtml
064.xhtml
065.xhtml
066.xhtml
067.xhtml
068.xhtml
libro3.xhtml
070.xhtml
071.xhtml
072.xhtml
073.xhtml
074.xhtml
075.xhtml
076.xhtml
077.xhtml
078.xhtml
079.xhtml
080.xhtml
081.xhtml
082.xhtml
083.xhtml
084.xhtml
085.xhtml
086.xhtml
087.xhtml
088.xhtml
089.xhtml
090.xhtml
091.xhtml
092.xhtml
093.xhtml
094.xhtml
095.xhtml
096.xhtml
097.xhtml
098.xhtml
099.xhtml
libro4.xhtml
101.xhtml
102.xhtml
103.xhtml
104.xhtml
105.xhtml
106.xhtml
107.xhtml
108.xhtml
109.xhtml
110.xhtml
111.xhtml
112.xhtml
113.xhtml
114.xhtml
115.xhtml
116.xhtml
117.xhtml
118.xhtml
119.xhtml
120.xhtml
121.xhtml
122.xhtml
123.xhtml
124.xhtml
libro5.xhtml
126.xhtml
127.xhtml
128.xhtml
129.xhtml
130.xhtml
131.xhtml
132.xhtml
133.xhtml
134.xhtml
135.xhtml
136.xhtml
137.xhtml
138.xhtml
139.xhtml
140.xhtml
141.xhtml
142.xhtml
143.xhtml
144.xhtml
145.xhtml
146.xhtml
147.xhtml
148.xhtml
149.xhtml
150.xhtml
151.xhtml
152.xhtml
epilogo.xhtml
agradecimientos.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml