Interludio
—Sabía que acabaría ocurriendo esto…
—¿Que ocurriría el qué?
—Que Sara se viene a vivir a Madrid.
—¿Con Ruth?
—Con Ruth de momento hasta que encuentre algo.
—¿No van a vivir juntas?
—No.
—Cariño, empiezo a pensar que tus amigas tienen un serio problema con la convivencia…
—Pero nena, estamos hablando de Ruth, para que ella vuelva a vivir con una tía tendría que ocurrir un milagro. Si lo que me sorprende es que vaya a aguantar teniendo a Sara en casa hasta que tú y yo nos casemos. Esta mañana han estado viendo mi habitación y conociendo a mis compañeras y a Sara le ha gustado el piso…
—Pero si ellas llevan juntas el mismo tiempo que nosotras…
—Un mes menos pero da igual, te digo yo que Ruth no se va a liar la manta a la cabeza de esa forma. Míralo por el lado bueno, antes ninguna tía le duraba más de un mes y en nada va a hacer un año que está con Sara…
—Pues yo te digo que esas dos al final acaban casándose, ya lo verás. Y si no, tiempo al tiempo…
—¡Uy, casarse dice! Tú menciona la palabra matrimonio en presencia de Ruth y la cabeza le empezará a dar vueltas como a la niña del exorcista…
—Lo que te digo, que tus amigas le tienen alergia a la convivencia…
—Bueno, Juan y Diego llevan un porrón de años viviendo juntos…
—Es que he dicho tus amigas, no tus amigos. La verdad es que siempre he pensado que Juan y Diego son los más sensatos del grupo…
—¡Hombre, muchas gracias!
—No te incluía a ti, boba. Me refiero a Ruth y a Ali.
—Pero a Ruth aún no la conoces.
—Pero por lo mucho que me hablas de ella es como si la conociera hace años…
—Joder, ¿tanto hablo de ella?
—Un montón, cariño, pero no pasa nada, sé que es tu mejor amiga. Yo también te hablo de mis amigos. Aunque tú ya los conoces a todos…
—Eso es verdad… ¿Al final a quiénes has invitado?
—Pues a ver… A Chema, a Mónica, a Raquel, a Tomás, a Míriam y a Nacho y Laura…
—¿Todos te han dicho que sí?
—Casi todos. Incluso Nacho y Laura. Dejarán al crío con los padres de él…
—Empiezo a estar nerviosa con todo esto… Nunca pensé que me fuera a casar…
—Yo también estoy nerviosa, Pilar…
—Es que todavía me cuesta hacerme a la idea…
—¿De qué? ¿De que nos vayamos a casar?
—No, de que podamos hacerlo… No sé, siempre he ido a las bodas hetero y me daba mucha rabia pensar que yo no podría hacerlo…
—Si es que en el fondo eres muy tradicional y te mola ese rollo del noviazgo, la boda, la luna de miel, la decoración del piso…
—¡Pero si ni siquiera nos vamos de luna de miel!
—¡Pues ya nos iremos! Cuando acabemos con lo del piso o cuando sea…
—¿Y me llevarás a un sitio bonito?
—Te llevaré a donde tú quieras, mi niña…
—Me encanta cuando te pones ñoña…