Interludio

—¿Ya se te ha pasado el enfado?

—Que sí, Pilar, no insistas, que no fue nada…

—Jo, es que no quiero que te enfades conmigo…

—Pero si no pasa nada. Fue un mosqueo tonto. Tenía el cable cruzado y ya está…

—Bueeeno… Es que no me gusta discutir…

—Lo sé, cariño, no le des más importancia, ¿vale?

—Vaaaaleee…

—Oye, una preguntita…

—Dime.

—¿Tú eres de las que les gusta celebrar San Valentín o de las que pasan de tonterías consumistas?

—¿Es que habías pensado algo?

—No había pensado nada porque no sé si te gustaría o no…

—Mujer, esas cosas se hacen y se da la sorpresa…

—Pero ya sabes cómo soy, no se me da bien lo de dar sorpresas. Imagínate que hago algo y luego no te gusta…

—No creo, Pitu, si tú me das una sorpresa seguro que me gusta…

—O imagínate que no hago nada y tú esperabas que lo hiciera…

—Pues a lo mejor lo haría yo…

—Jo, cariño, ¿tienes respuesta para todo?

—Por supuesto.

—Mírala ella… Pero no me has respondido, ¿te gusta o no?

—¿El qué?

—Lo de celebrar San Valentín.

—Haz lo que te apetezca, cielo…

—¡Jo, Pilar! Que con lo torpe que soy seguro que hago lo contrario a lo que esperas…

—No creo.

—Bueno, pues como no me dices nada, atente a las consecuencias…

—Lo haré, lo haré…

—¡Y encima se lo toma a guasa la tía…!

—Oye, cambiando de tema, ¿qué te pareció la chica con la que está Ali?

—¿Ana? Pues no sé, me pareció maja aunque habla menos que las piedras. ¿Por qué lo dices?

—Porque me da mal rollo. No le pega nada a Ali. Parece la típica mosquita muerta que luego te da la puñalada por la espalda.

—Mujer, será tímida. Pero es que cualquiera lo parecería al lado de Ali…

—Pero es demasiado tímida. No sé, no me acaba de convencer…

—¿Y tú? ¿Le has preguntado a Ali que piensa de mí?

—Te pica la curiosidad, ¿eh?

—Sí, claro, un poco.

—A todos les caes muy bien, por mucho que digas que eres borde y tienes mala leche…

—A todos a los que he podido conocer, claro.

—Claro, claro. Pero tranquila, Ruth ya no piensa que te he inventado. Los demás le han asegurado que eres de carne y hueso…

—Es un alivio, ya empezaba a sentirme como la mujer invisible…