Interludio
—¿Cómo está mi niña hoy?
—Reventada. O descanso un poco o no doy más de mí.
—Jo, cielo…
—¿Y tú como estás, nenita?
—Yo bien, no te preocupes… Pero te echo de menos…
—Oye, había pensado una cosa…
—Dime.
—¿Tú puedes pedirte una semanita de vacaciones el mes que viene?
—Puedo preguntarlo pero en principio no creo que haya problema. ¿Tú vas a pedir vacaciones?
—Sí, no creo que aguante mucho con este ritmo…
—Pero ¿no puedes pedir más turnos de día?
—Es que yo lo quiero así, Pilar. Tengo la mayoría de los turnos de noche porque gano más así y si al final me conceden el piso necesito cada céntimo… Pero lo que te decía de las vacaciones, he pensado que podíamos mirar algún viajecillo, ahora que es temporada baja seguro que encontramos algo baratito… ¿Te apetece?
—Claro que me apetece, nenita, contigo me iría a cualquier parte, ya lo sabes…
—¡Uy, uy, uy, qué confiada! ¿Y si tengo intenciones poco decentes contigo?
—Pues seguro que me gustan…
—Mmmmm… O sea que me das carta blanca, ¿no?
—¿En qué momento lo habías dudado?
—Está bien saberlo, sí…
—Por cierto, ¿sabes que Ali ha dejado a Ana?
—¿Y eso?
—Empezó a montarle pullas por cualquier cosa y ya sabes que Ali es muy suya así que le dijo que una y no más, Santo Tomás. Y, la verdad, me alegro. Nunca me gustó esa niña para Ali…
—Joder, Pilar, ni que fueras su madre…
—No te rías, Pitu, no soy su madre pero actúo de… mmmm… hermana mayor…
—Ya veo, ya… Bueno, entonces te apetece lo del viaje…
—Que sí, tonta, en cuanto pueda me meto en Internet y miro a ver qué hay. ¿Te apetece algo en concreto? ¿Interior? ¿Costa? ¿España? ¿Extranjero?
—Me da igual dónde siempre que tú vengas conmigo…
—¡Ay, qué cosas más bonitas me dice mi niña!
—Tan bonitas como tú.
—Me vas a sacar los colores, Pitu…
—Eso intento.
—¡Qué mala eres!
—Pues si así soy mala, imagínate cuando soy buena…
—¡Ay, qué miedo!
—Bueno, mi amor, te voy a dejar que me tengo que ir a currar. ¿Vas a salir esta noche?
—Saldré un ratito con las chicas pero no creo que dure mucho. Te estaré echando de menos…
—Bueno, a ver si mañana saco un ratito y me paso por tu casa después de comer, ¿vale?
—Empezaré a contar los minutos que quedan.
—¡Qué boba eres! No seas tonta, sal esta noche y pásatelo bien, ¿vale?
—Lo intentaré.
—Venga, cariño, que me voy. Te quiero.
—Yo también te quiero, que lo sepas…