Interludio
—¿Sabes qué?
—¿Qué?
—Que Ali se marcha del piso.
—¿Y eso por qué?
—Porque dice que no quiere vivir con David.
—¡Anda la osa! ¿Es que lo han dejado?
—No, que va, al contrario, si dice que está muy enamorada, por eso se va…
—No lo entiendo.
—Ni yo pero ella dice que todavía es muy pronto para que estén viviendo juntos, que prefiere que cada uno esté en su casa y así ir poco a poco…
—Joder, esta niña va al revés que todo el mundo. Lleva casi un año viviendo con su novio…
—Bueno, como novios sólo llevan tres meses…
—Da igual, pero cuando todo el mundo lo que quiere es estar con su pareja todo el rato, ella se quiere pirar a otro sitio…
—Dice que de todas formas los otros compañeros no estaban muy cómodos teniendo una parejita en casa…
—Pues ya les vale a los otros, vamos, no creo que se pusieran a follar en el sofá…
—Ya pero es normal, Pitu, a la gente le incomoda eso de vivir con una parejita…
—Sí, bueno, también es verdad…
—Por cierto, ¿qué fin de semana era el que trabajabas entero? ¿Este o el que viene?
—El que viene, ¿por?
—Porque aprovecharé para ir a ver a mis padres, que llevo tres meses sin ir…
—¿Les vas a contar algo?
—¿De qué? ¿De la boda?
—Sí, claro.
—No, no creo, sigo sin verlo claro…
—Jo, nena, a lo mejor te llevas una sorpresa…
—¿Una sorpresa? Sí, que me deshereden, seguro.
—¡No te me pongas tremenda! Pero ¿de verdad crees que tus padres no se huelen algo?
—No se huelen nada. Yo creo que mi madre está convencida que me vine a Madrid para acostarme con la mitad de la población masculina de la ciudad… Que la conozco…
—Joder, tu madre, qué bruta…
—Ya ves. Pero seguro que le sentaría mejor eso que no enterarse de que con quien me acuesto es con una mujer… Bueno, ¿y tus padres?
—¿Mis padres qué?
—Que si ya les hace más ilusión que te cases conmigo…
—Bueno, ya han dejado de poner mala cara. Supongo que van entrando en razón… Si hasta el otro día mi madre me dijo que me iba a regalar un sofá.
—¡Qué maja tu madre!
—Sí, ya… Aunque, la verdad, me hubiera gustado más que dijera que nos iba a regalar un sofá…
—Mujer, ya se acostumbrará… ¿Te han dicho ya si vendrán a la boda?
—Mi madre me dijo que sí pero que sólo a la boda. Dice que no quiere que a mi padre le dé un soponcio cuando vea besarse a mis amigos…
—Vamos, que tu madre se piensa que nos vamos a subir a la mesa durante la comida y nos vamos a poner a follar como locos, ¿no?
—Claro, es que las bollos y los maricas nos pasamos el día follando. Ni trabajar ni ver la tele ni nada de nada, sólo follar.
—Claro, claro…
—En fin…
—Eso digo yo. En fin… Y, bueno, hablando del tema, ¿te vas a venir a dormir a mi casa esta noche?
—Pero sólo a dormir, ¿eh?
—Claro, claro, a dormir y callar como la ratita del cuento…