¡Creced y desarrollaos!
«Todo gran hombre fue alguna vez un gran bebé».
(Winston Churchill)
«Todo gran hombre fue pequeño alguna vez».
(Napoleón)
Con el paso de los días, usted verá, maravillado, que el crecimiento de su bebé es vertiginoso: un día es un inerme recién nacido y al día siguiente ya le pide la llave del coche. Como lo expresó el doctor Javier Mondo y Lirondo, del Instituto para el Desarrollo Pleno del Infante: «¡Resulta asombrosa la rapidez con la que crecen los niños cuando aún son niños!».
El calendario de hitos del desarrollo es siempre variable. Algunos bebés adquieren ciertas habilidades antes que otros, y otros, después que algunos. Cada bebé es diferente y evoluciona de distinta manera, pero en caso de dudas es recomendable consultar al pediatra, aunque cada pediatra es distinto y evoluciona de manera diferente.
Acuda también al pediatra si el bebé no demuestra ningún interés por los juegos o las personas. Y si usted no demuestra ningún interés por llevarlo al pediatra, consulte con urgencia a un psicólogo.
Hitos en el crecimiento de los bebitos
A las seis semanas el bebé sonríe, puede enfocar la mirada y mantener unos instantes la cabeza en línea recta con el cuerpo. Usted pensará que no es mucho, pero recuerde que varios importantes personajes de la historia comenzaron así, o aún peor. Se dice, por ejemplo, que, cuando niño, a Robespierre le costaba trabajo mantener la cabeza en línea con el cuerpo.
A esa edad, si usted pone al bebé frente a un espejo, reaccionará ante su propia imagen; como es obvio, esto indica que el bebé tiene buenos reflejos. El pequeño reirá con ese nene que lo imita, aunque no sabrá que se trata de él mismo hasta bien entrada la adolescencia, cuando sus padres le revelen la verdad. A partir de ese momento reaccionará contra la imagen de sus padres.
Desde los cuatro meses su campo de visión aumenta. Y, si se lo lleva fuera de la ciudad, aumentará su visión del campo.
A los dos años el niño puede correr, trepar, subir las escaleras, escalar árboles y montar al tejado con una facilidad de la que carece el papá que, desesperado, intenta subir a rescatarlo. Es tan sabia la naturaleza y son tan arraigados los instintos familiares del ser humano, que, incluso en ocasiones en que parecía imposible el rescate, el bebé logra socorrer al atemorizado padre.
Entre los dos y los tres años aparecen en el niño los terrores nocturnos. Aunque no se sabe con precisión cuál es su causa, los científicos suponen que se trata de grandes miedos que aparecerían por la noche, y que posiblemente serían lo opuesto a los corajes diurnos.
A los cuatro años el pequeño empieza a contar. Muchos grandes narradores de la literatura universal comenzaron sus carreras a esta edad.
A los cinco años puede leer algunas palabras sencillas, como si fuera un animador de televisión. También puede copiar algo simple, igual que algunos productores de televisión.
Más adelante el bebé querrá ir a la universidad. Será entonces el momento de elegir una carrera y abandonar los pañales.