Papá hablar a bebé

Según le hemos explicado en anteriores ocasiones, querido papá, es necesario repetir las frases al bebé, por tratarse de un ser cuyo cerebro está muy poco desarrollado, por lo que resulta necesario repetirle las frases, querido papá.

Vale igual este consejo para enseñarle a caminar que para estimularlo a fin de que pronuncie sus primeras palabras. Y no hay mejor estímulo para que hable el bebé que oír hablar a quienes permanecen en su entorno. Se sabe de niños de menos de seis meses que, después de escuchar hablar a su madre de manera continua, articularon a tan corta edad sus primeras palabras:

—¡Cállate, por favor, mamá!

Los padres suelen dirigirse al niño en una media lengua cariñosa, pretendiendo con ello facilitarle el aprendizaje de la lengua oral. Es un idioma casi universal de términos abreviados y simplificados, al estilo de: «¿E bebé ta coteto?…»; «¿One ta e panalito?»…

Incluso oraciones un poco más largas y complejas, como: «Shi bebé mete manita ahí ta caente, bebé quema… ¡Te lo lije! ¡Bebé quemó, bebé quemó!».

El resultado de estos diálogos es que el bebé aprende a hablar como un tonto y los padres acaban comportándose como subnormales. Es por eso que la puericultura moderna («pueicuttura modenna») aconseja abandonar desde un principio la media lengua, y dirigirse a los pequeñines en términos comunes y corrientes, como los que emplearía en su oficina o en un salón de conferencias. De este modo, las frases anteriores deberían ser reemplazadas por las siguientes: «Para un observador imparcial resulta evidente que disfrutas a plenitud, pequeño»; «¿Acaso sabe el párvulo en qué lugar se halla el diminuto pañal?»; «Me permito decirte que si llegas a introducir tu pequeña mano en el fuego, podrías quemarte. ¿Ves? ¡Te lo advertí en su momento! ¡El infante se ha quemado, el infante se ha quemado!».

Una sílaba será la primera que el bebé pronuncie en cualquier idioma, por razones misteriosas: ma. De allí deriva el nombre de mamá en español y en muchos otros idiomamás. Se han hecho experimentos con hijos educados por el padre, y, aun en esas circunstancias, el niño primero dice «ma» y solo después de un tiempo dice «pa».

El problema, pues, no consiste en enseñarle la primera sílaba, que parece grabada en el estatuto genético del niño, sino las demás. En el séptimo mes, a «ma» y «pa» se agregan «ta», «ga», y «ca», con las que ya puede formar algunas palabras y frases simples pero potencialmente útiles para casos de emergencia, como «¡Gata caga cama papá-mamá!».

No sobra recomendar que se utilice siempre un tono dulce y afable cuando se habla al bebé. Es posible que su entendimiento no capte aún las palabras contenidas en el mensaje sonoro que le envían los padres, pero sus oídos sí captan la modulación. Por eso, también captarán que se le está llamando la atención por un proceder incorrecto cuando los padres empleen un tono algo más severo o cortante. Y, si no lo captan, habrá que acudir a una buena palmada en el trasero: a veces las nalgas captan mejor los mensajes que el oído.

Con el paso de los meses, el bebé, que a duras penas podía decir «ma», «pa», «ne», «te» y «chi», empezará a soltar la lengua. Sobre los diez meses tratará de imitar las palabras que escucha a los adultos, tales como algunas exclamaciones sencillas: ¡oh!, ¡ajá!, ¡pardiez!, ¡recórcholis!, ¡voto a bríos! (esta última, si es hijo de piratas). Algunos niños utilizan una misma palabra con varios significados («papa» puede significar a la vez «padre», «comida» o «funcionario de mayor jerarquía en la Iglesia católica»).

Más tarde, el bebé articulará palabras de mayor complejidad, como «idiosincrasia» y «otorrinolaringología». Antes de que los padres se den cuenta, estará formando frases completas, con sujeto, verbo y predicado. Y no pasará mucho tiempo antes de que utilice el subjuntivo, la perífrasis, los monemas, los fonemas y los eczemas. Para entonces, el bebé tendrá ya más de veinticinco años, habrá acudido a la universidad, se habrá doctorado en Filología, y estará preparándose para tener su propio bebé, al que, invariablemente, le enseñará a hablar como un tonto.