Nueve solidarios meses
Es aconsejable, querido papá, que durante el embarazo acompañe a su señora de manera solidaria. Tenga en cuenta que, durante esos meses, la mujer puede tener conductas antojadizas, razonamientos ilógicos y deseos absurdos, con una frecuencia incluso mayor que cuando no está embarazada. También es posible que usted vea a su mujer feliz un minuto y triste al siguiente, o triste un minuto y feliz al siguiente, o feliz y triste a la vez. Sopórtelo con estoicismo, querido papá.
Ayude a su esposa a mantener una vida activa y hacer ejercicio. Andar y nadar son actividades igualmente recomendables, ya que contienen las mismas letras.
En la última etapa de la gestación, lo normal para la embarazada es engordar entre tres y cinco kilos, que se reparten entre el bebé, la placenta, los pechos y el marido. Sucede que el cónyuge suele aumentar de peso, y a veces más que su mujer, en un intento inconsciente de acompañarla en forma solidaria durante el embarazo.
En algunos casos esa solidaridad puede alcanzar extremos conmovedores. Vittorio Innocenti, de Nápoles, recuerda: «Traté de involucrarme todo lo posible. Fui con mi mujer al médico cuantas veces pude. Compré los muebles para la habitación del bebé. Tomé a mi mujer de la mano cuando me dijo que el embarazo podría ser de riesgo. La abracé para darle ánimo cuando dejó su trabajo ocho meses antes del parto, porque se manifestaba agotada. La besé comprensivamente cuando me reveló que yo no era el padre de la criatura».
Su actitud debería ser algo semejante, querido papá, incluso si el niño es suyo.