Importancia del bebé en la puericultura

¿Qué tienen en común Matusalén, Julio César, Mesalina, Calígula, Jesús, Herodes, Hitler, Mahatma Gandhi, la madre Teresa de Calcuta y usted?

Que todos han sido bebés. Incluso Matusalén, recordman de longevidad en bebés.

Pero mientras algunos de ellos dedicaron su vida a hacer el bien, otros han resultado acérrimos enemigos de la humanidad.

¿A qué se debe tan abismal diferencia? La respuesta es clara: a la educación que les han dado sus respectivos padres (o madres).

Pero ¿quién educa a los padres (o madres) para que eduquen a sus hijos? He aquí la madre (o padre) del cordero. La respuesta es deprimente: nadie los educa. La puericultura, la ciencia que enseña a criar bebés, sigue en pañales. Y, hasta hoy, nadie se los ha cambiado. Los pobres padres tienen que aprender su oficio sin más guía que la intuición y la pedagogía de sus propios errores. Por eso hay hijos que son la suma de los errores de sus padres, y educarán a los suyos agregando una nueva capa de errores a los que ya acumularon durante su no-educación.

¿Cómo romper este círculo vicioso? La pregunta es buena. Y la respuesta, también. Porque el manual que usted tiene en las manos (cosa obvia en un manual) le ofrece las claves para ser un excelente padre, a fin de criar un hijo inteligente, feliz, altruista, talentoso, brillante.

Todo lo que usted habría querido ser, querido papá.