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No llegué a sorprenderme al descubrir que la persona más elegante de aquel edificio era el portero: un joven esbelto, con su impecable traje gris perla, la camisa celeste y la corbata de seda, azul marino. A aquella casa del XIX, modernista, le habían ido añadiendo todos los avances del siglo, puertas blindadas, ventanas de PVC, aire acondicionado, calefacción central de gasóleo, antenas parabólicas, vigilancia por videocámaras y ascensores de aluminio.

Los vecinos, clase media alta, son ejecutivos, gente de bien, votantes de derecha. Ahora están sorprendidos y contentos: el "nuevo" es negro. Pero juega en el Real Madrid.