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Esta pequeña guía para comprender al periodista deportivo no se engendró pensando en las dudas de los numerosos universitarios que a lo largo y ancho de este Planeta albergan en lo más negro de sus corazones la esperanza de llegar a entrevistar a un deportista famoso. Y vivir de ello. No es este el intento y no podemos dejar de lado las consignas que deben tenerse en cuenta cuando se pretende acceder a esta profesión. Es por esta razón que rescatamos algunos consejos de Jean Daniel, director del semanario francés Le Nouvel Observateur. No deja de sorprenderse de que cuanto peor prensa tiene el periodismo, más atrae a los jóvenes. A partir de esta premisa, publicó un artículo titulado "Nuestra bella profesión", en el que afirma que "nuestra ética profesional consiste en decidir en cada momento cuál es el punto a partir del cual tenemos el deber de informar a la sociedad sobre las faltas de algunos de sus miembros. En especial, tenemos el deber de decidir si tenemos suficientes pruebas en que basarnos cuando ponemos en tela de juicio una reputación". Por tanto, para Daniel, el periodista debe merecer el poder que tiene, debe entender que es el mensajero, el mediador, el enlace y el vínculo entre la persona que genera una noticia y el público. Si tomamos la historia reciente del periodista deportivo, debemos llegar a la conclusión tajante del escrupuloso cumplimiento de tales consignas, como se refleja, sólo por poner un ejemplo, en el titular de un diario deportivo madrileño tras un partido internacional de la selección española de fútbol: Animales 1 España 2 , en un claro ejemplo de objetividad e inteligencia (este tipo de cosas no son tan graves: en el libro "Epigramas", Ernesto cardenal reconoce que "Me contaron que estabas enamorada de otro y entonces me fui a mi cuarto y escribí ese artículo contra el Gobierno por el que estoy preso").

El periodista deportivo debe mantenerse siempre alerta y reflejar en su trabajo las más urgentes necesidades de la sociedad. Mis queridos estudiantes de periodismo y licenciados en prácticas, jamás olvidéis esta somera lección a la que podemos añadir un consejo del poeta yugoslavo Danilo Kis: "No estés obsesionado por la urgencia histórica y no creas en la metáfora de los trenes de la historia".