Cornudo y apaleado

La «mujer» de Rodergues, recuérdenlo, «llevaba las uñas pintadas de rojo oscuro y los dedos eran esbeltos y sin ninguna sortija».

Trabajaba para la oposición y quería aprovecharse de mis informes para provocar un escándalo que desprestigiara al político. La mujer de un político conservador no puede olvidar un detalle tan importante como el anillo de casada.

¡Ah! La auténtica señora Miró de Rodergues sí llevaba el aro de casada, como corresponde.