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Está documentado el carácter violento de Alois Schicklgruber y su agresividad para con su mujer y sus hijos, incluido (y especialmente) el pequeño Adolf Hitler. Mató al perro de la familia a golpes, era un borracho y un adúltero. Tuvo multitud de relaciones con mujeres de baja condición y era un déspota con su familia.
Sin embargo, no hay la menor noticia de que fuera un asesino aunque sí un maltratador. Hay que comprender que esta práctica terrible en aquella época no estaba tan censurada. Dentro de casa, el hombre era el paterfamilias y podía hacer lo que quisiera.