En las novelas de Cosnava aparece una entrevista real que le hicieron por la radio a Jung:
El día anterior en la radio había escuchado una entrevista a Jung que se emitía desde la misma Berlín, la capital del nuevo Reich de Hitler. El entrevistador, que curiosamente también se llamaba Adolf, describió a Jung como el investigador más grande de la psicología moderna, obviando a Freud. Luego comenzó hablar el antiguo discípulo y, ante la sorpresa de Freud, este alabó sin tapujos a Hitler.
—Se trata de un gran hombre, del representante de los nuevos y maravillosos tiempos que están por venir. Las democracias europeas que nos apuñalaron por la espalda, están inmersas en el capitalismo, en la plutocracia y en sus mentiras. Las plutocracias odian a Hitler porque esos parlamentarios cobardes saben que lo ideal sería reducir el número de asientos en el gobierno y rendir culto al jefe. Si el Reino Unido, por ejemplo, tuviese un Hitler, no necesitaría una Cámara de los Comunes ni una Cámara de los Lores. Nosotros los alemanes no necesitamos ya de un parlamento porque tenemos un líder fuerte. La República de Weimar se estaba cayendo a pedazos. Hitler no vino a acabar con ella. Ha venido a rescatar el país. Y como el país necesitaba precisamente ese jefe fuerte que los guiase hacia un futuro de esperanza, han aceptado de buena gana que Adolf Hitler, el más fuerte de los alemanes, les encabezase.
El pobre Jung utilizaba en su discurso incluso algunas palabras propias de la jerga nazi, como puñalada por la espalda, plutocracia refiriéndose a los estados capitalistas y democráticos o el concepto de jefe Freudiano que, ahora más que nunca, resultaba evidente que a Hitler le venía como anillo al dedo.
Al igual que muchos alemanes o alemanes raciales (ya que Jung era suizo), estaba embriagado de nacionalsocialismo.
A continuación:
FOTO 43 Carl Gustav Jung /Dominio público / Autor desconocido