Literaria visión del Camino Jacobeo

Tercera parte

Literaria visión del Camino Jacobeo

Ahora, sin el dato veraz de Aimerico o de Herman Künig, ¿por qué no soltar una bandada de palomas que se empujan allá dentro, en nuestra imaginación? ¿Por qué no idealizar el Camino Jacobeo, y sus gentes, y sus tierras y pueblos? Apoyados en el arte, no es difícil suscitar perfiles de ciudades de rico colorido, hombres caritativos y entusiasmados, y una naturaleza sonriente y un si es no es estilizada. Hagamos caso omiso de detalles desagradables. La Edad Media fue hermosa, y sus hombres encerraban la fe ardiente en sus corazones. Empujados por ella, levantaban castillos y monasterios. En los castillos florecía el heroísmo, en los cenobios la santidad. Los castillos resplandecían como aquellos que se pintan en Las muy ricas horas del duque de Berry. Los monjes, blancos o negros, cantan loores al Señor y a la Virgen Santísima, loores latinos o vulgares, que luego sirven de tema a los poetas corrientes y molientes. Por el camino de castillos y monasterios, corre el tropel peregrinante. Lo forman burgueses y magnates, clérigos y seglares. A veces, una princesa disimula su delicado cuerpo bajo el oscuro sayal (y esto no es fantasía, que princesas fueron a Compostela, y muy ilustres y bellas). A veces, es un príncipe de la sangre el que convive con las gentes vulgares durante los días de la peregrinación. El hábito y el quehacer comunes imponen forzosa democracia. Las diferencias han quedado atrás, no fue más que diferencia accidental de traje o jerarquía. Aquí, en la peregrinación, son hombres y cristianos unidos en la esperanza. Comen el mismo pan y reciben la misma caridad. Buenos o malos, de limpias sábanas o burdamente vestidos, duermen en iguales lechos. El peligro es común, como el cantar que les anima en el viaje. «¡Ay, Deus, adjuva nos!», clamarán los flamencos.

Tampoco hay diferencias nacionales. Si los reyes pelean, allá ellos. En la peregrinación desaparece la enemistad, y si las lenguas les separan, haciendo la amistad difícil, se entienden al entonar salmos latinos, aunque unos pronuncien ki fekit kelum et terram y los otros digan qui fechit chelum et terram. Sí. Las diferencias entre los cristianos se acusan cada día, y las nacionalidades están a punto de sobrevenir; pero los hombres se aferran a lo común, dramáticamente, como quien retiene un bien que va a desvanecerse.

Pero todo esto se refiere sólo a un momento dado, y el Camino dura quinientos años. ¡Qué cambios no habrá dejado el tiempo en sus orillas! Cambios en el hábito y en la lengua, en la política y en el arte, en las virtudes y en la fe. Los primeros peregrinos fueron sencillos y robustos en su espíritu como flores de primavera. Los contemporáneos de Aimerico ya advertían diferencias en los hombres, y maldad. Los de Herman Künig habían perdido la frescura y la inocencia, temblaban ante la muerte y hallaban ridículo el peregrinaje. Después, el viaje se hace en carrozas, en sillas de posta, en diligencia y en ferrocarril. Y en las guías consta el precio de los hoteles.

Compostela y su ángel
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
escudo.xhtml
cita.xhtml
section01.xhtml
section02.xhtml
section03.xhtml
section04.xhtml
section05.xhtml
section06.xhtml
section07.xhtml
section08.xhtml
section09.xhtml
section10.xhtml
section11.xhtml
section12.xhtml
section13.xhtml
section14.xhtml
section15.xhtml
section16.xhtml
section17.xhtml
section18.xhtml
section19.xhtml
section20.xhtml
section21.xhtml
section22.xhtml
section23.xhtml
section24.xhtml
section25.xhtml
section26.xhtml
section27.xhtml
section28.xhtml
section29.xhtml
section30.xhtml
section31.xhtml
section32.xhtml
section33.xhtml
section34.xhtml
section35.xhtml
section36.xhtml
section37.xhtml
section38.xhtml
section39.xhtml
section40.xhtml
section41.xhtml
section42.xhtml
section43.xhtml
section44.xhtml
section45.xhtml
section46.xhtml
section47.xhtml
section48.xhtml
section49.xhtml
section50.xhtml
section51.xhtml
section52.xhtml
section53.xhtml
section54.xhtml
section55.xhtml
section56.xhtml
section57.xhtml
section58.xhtml
section59.xhtml
section60.xhtml
section61.xhtml
section62.xhtml
section63.xhtml
section64.xhtml
section65.xhtml
section66.xhtml
section67.xhtml
section68.xhtml
section69.xhtml
section70.xhtml
section71.xhtml
section72.xhtml
section73.xhtml
section74.xhtml
section75.xhtml
section76.xhtml
section77.xhtml
section78.xhtml
section79.xhtml
section80.xhtml
section81.xhtml
section82.xhtml
section83.xhtml
section84.xhtml
section85.xhtml
section86.xhtml
section87.xhtml
section88.xhtml
section89.xhtml
section90.xhtml
section91.xhtml
section92.xhtml
section93.xhtml
section94.xhtml
section95.xhtml
section96.xhtml
section97.xhtml
section98.xhtml
contraportada.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml