El cardenal Payá

Segunda parte

El cardenal Payá

¿Qué tendrían los ingleses luteranos contra el cuerpo apostólico, que en 1589, al invadir Galicia, pretendían quemarlo? El entonces arzobispo, don Juan de San Clemente, puso los huesos a buen recaudo, y en tan secreto lugar, que quienes sabían de él se llevaron consigo su saber, y no quedó memoria de su emplazamiento. El siglo XVII todavía conservó la fe en el sepulcro, creyendo en lo que no veía, es decir, en los huesos sepultados, pero fiándose del recuerdo de quienes los habían visto y venerado. Sin embargo, más de cien años son muchos años para que la fe pueda subsistir sin evidentes pruebas. Era el tiempo, precisamente, en que la crítica histórica, incluso la católica, segaba de hermosas leyendas el pasado y ponía en tela de juicio las figuras de mayor respeto. Así, el Cid. ¿Qué tiene de particular que por entonces se dudase de que alguna vez los restos del Apóstol hubiesen yacido en Compostela? Toda la historia de la ciudad, todo su poder aglutinante y unitario, toda la inmensa atracción de su nombre y virtudes, serían, lo más, efectos de una leyenda. Una piadosa, respetable leyenda.

Sobre la conciencia del cardenal Payá tenía que pesar todo eso cuando se decidió a excavar el suelo catedralicio en el lugar donde, según las tradiciones, se había ocultado el santo cuerpo. Tuvieron que ser aquellos días, para él y para otros creyentes en la verdad de la leyenda, días de angustia. Un error en las excavaciones, una desviación, un desaliento, y la historia de Santiago y del Apóstol se hubiera convertido definitivamente en mito, a pesar de la verdad, a pesar de que el sepulcro se hallaba, efectivamente, allí encerrado.

El cardenal Payá, ordenando las excavaciones, dio pruebas de extraordinaria valentía, no sólo de fe. Su esfuerzo fue premiado. En 1878 fueron descubiertos el lugar y los restos, y así lo comunicó el arzobispo victorioso al Papa reinante, León XIII, quien, después de asegurarse con las más exquisitas pruebas científicas que aquéllos eran, en efecto, los huesos del Apóstol, lo comunicó a la Cristiandad, como lo había hecho su homónimo y antecesor León III. El texto de la comunicación puede verse en la Bula Deus Omnipotens.

No faltaron, sin embargo, enemigos que negasen la autenticidad de los restos. Para muchos de ellos, empeñados en convertir a Compostela en mito regional y particularista, los huesos que hoy se veneran en la catedral son los del hereje Prisciliano. ¡No deja de ser graciosa, esta pelea de mitos!

Compostela y su ángel
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
escudo.xhtml
cita.xhtml
section01.xhtml
section02.xhtml
section03.xhtml
section04.xhtml
section05.xhtml
section06.xhtml
section07.xhtml
section08.xhtml
section09.xhtml
section10.xhtml
section11.xhtml
section12.xhtml
section13.xhtml
section14.xhtml
section15.xhtml
section16.xhtml
section17.xhtml
section18.xhtml
section19.xhtml
section20.xhtml
section21.xhtml
section22.xhtml
section23.xhtml
section24.xhtml
section25.xhtml
section26.xhtml
section27.xhtml
section28.xhtml
section29.xhtml
section30.xhtml
section31.xhtml
section32.xhtml
section33.xhtml
section34.xhtml
section35.xhtml
section36.xhtml
section37.xhtml
section38.xhtml
section39.xhtml
section40.xhtml
section41.xhtml
section42.xhtml
section43.xhtml
section44.xhtml
section45.xhtml
section46.xhtml
section47.xhtml
section48.xhtml
section49.xhtml
section50.xhtml
section51.xhtml
section52.xhtml
section53.xhtml
section54.xhtml
section55.xhtml
section56.xhtml
section57.xhtml
section58.xhtml
section59.xhtml
section60.xhtml
section61.xhtml
section62.xhtml
section63.xhtml
section64.xhtml
section65.xhtml
section66.xhtml
section67.xhtml
section68.xhtml
section69.xhtml
section70.xhtml
section71.xhtml
section72.xhtml
section73.xhtml
section74.xhtml
section75.xhtml
section76.xhtml
section77.xhtml
section78.xhtml
section79.xhtml
section80.xhtml
section81.xhtml
section82.xhtml
section83.xhtml
section84.xhtml
section85.xhtml
section86.xhtml
section87.xhtml
section88.xhtml
section89.xhtml
section90.xhtml
section91.xhtml
section92.xhtml
section93.xhtml
section94.xhtml
section95.xhtml
section96.xhtml
section97.xhtml
section98.xhtml
contraportada.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml