Don Bartolomé Rajoy, arzobispo
Segunda parte
Don Bartolomé Rajoy, arzobispo
Gobernada por los Borbones, alejada ya de los libros de caballerías, España conoció en el siglo XVIII una nueva era próspera. Don Bartolomé Rajoy, dadivoso de sus caudales, dejó buena memoria en la Iglesia compostelana. Para los niños de coro y Seminario de Confesores, mandó levantar el palacio que lleva su nombre y que cierra por el oeste la Gran Plaza del Hospital. Gusto neoclásico, trazados los planos por Carlos Lemaur, francés de nación y estilo. Se alojan en él variadas dependencias, desde el Ayuntamiento a la cárcel. Sus interiores, decorados con alegre gusto dieciochesco, pierden el brillo y se desmoronan. Retratos próceres amenazan con venirse abajo, entre ellos el del muy orondo fundador, nada valioso por cierto como pintura. Sólo la piedra resiste, la piedra y las formas en ella talladas, y el airoso Santiago que remata el frontispicio, lujoso de oros y bronces.