Agradecimientos
Escribir puede ser una ocupación solitaria, pero las cosas son muy distintas si cuentas con la red de apoyos adecuada en los años que transcurren desde el primer borrador hasta la publicación de la obra. Desde la fase inicial de este proyecto he ido confeccionando mentalmente una lista de agradecimientos compuesta por todos los familiares y amigos que me han alentado durante el proceso. Por fin puedo hacerla oficial.
En primer lugar, me gustaría dar las gracias a mis padres, Mike y Judy Canning, y a mi hermana, Rachel, por ser mis primeros y más leales animadores. No os cansasteis de levantarme la moral en los momentos difíciles, y me siento muy afortunada de haber crecido en una familia tan admirable. Una ovación especial a Rachel por su facilidad para hacerme reír hasta quedarme sin aliento.
A mi marido, Bob, por llevar las riendas del hogar cuando me entraba la vena de la «escritura loca». Sin ti nunca lo habría conseguido. (Puntos extra por preparar con regularidad el desayuno de tres niños para que yo pudiera dormir hasta tarde después de quedarme levantada escribiendo la noche anterior, el mejor regalo que puedes hacer a una mujer noctámbula como yo.) Gracias especialmente a mi hija Clara por ver tantas veces La Bella Durmiente de Disney, que me inspiró para escribir este libro.
A mis colegas escritores Jennifer Szostak, Mary Jean Babic, Mike Austin, Adam Beechen y Peter Gianopulos, por los ánimos que me infundisteis cada uno cuando me flaqueaba la confianza, intuyendo de algún modo lo que era apropiado decir (es evidente que todos tenéis facilidad de palabra). La vida llena de altibajos de un escritor es mucho más divertida teniéndoos a vosotros cerca.
A mis amigas y grandes amantes de los libros Sarah Lyke, Gayle Starr, Helen Widlansky, Laura Pryzby y Barbara Kirchheimer. Vuestra amistad y vuestro apoyo han enriquecido mi vida. Me siento afortunada de poder contar con vosotras para unas risas, un oído comprensivo o una buena recomendación de un libro.
A mi agente, Danielle Egan-Miller: gracias por creer en este libro y en mí desde el principio. Además de una abogada apasionada y una editora con talento (con una fantástica afición por la ficción de los años ochenta), es un placer disfrutar de tu compañía. Gracias también a Joanna MacKenzie por las incisivas correcciones y las sugerencias sobre el argumento. Shelbey Campbell, cuentas con mi eterna gratitud por apartarme de la senda de la sensiblería.
A mi editora, Amy Einhorn: gracias por tus palabras de aliento, tu pasión por la calidad y el acierto del título. Trabajar contigo me ha hecho mejor escritora. Gracias asimismo a Liz Stein por guiarme a través del mundo editorial con tus útiles consejos.
Por último, estoy en deuda con los músicos que me inspiraron durante las numerosas revisiones a las que sometí el manuscrito. Under the Iron Sea de Keane, Sigh No More de Mumford & Sons y Clarity de Jimmy Eat World quizá no tienen una relación evidente con la Bella Durmiente, pero pienso en esos álbumes como la banda sonora extraoficial de la novela, la música que creó un ambiente fiel al carácter de Elise y de Rose.