16. UNA ACUSACIÓN SIN PRECEDENTES: MUY HONORABLES FAMILIAS DIRIGEN EL TRÁFICO DE DROGAS
«¿Quién suministró la droga que encenagó el movimiento antiguerra de Vietnam y los campos universitarios de los Estados Unidos en la década de los sesenta?», se pregunta Jeffrey Steinberg, a sabiendas de que tiene ya la respuesta, producto de largas, dificultosas y arriesgadas investigaciones. A lo largo de una conversación que se prolongó durante días en Nueva York, aportando pruebas y testimonios, fue desgranando con sus compañeros de equipo las múltiples facetas del negocio político-158 financiero más importante del siglo. Antes de llegar a la parte final del engranaje, se respondió a sí mismo:
—La infraestructura del crimen organizado, que había montado la «Peking Connection» para el comercio del opio en 1928, prestó los mismos servicios en la década de los 60 y de los 70 que había cumplido durante la Prohibición. Fue la misma red que utilizó Huxley en Hollywood durante la década de los 30.
La «LSD Connection» empezó con William Billy Mellon Hitchcock, graduado en la Universidad de Viena y eslabón de la familia bancaria del mismo nombre en Pittsburg. Hitchcock trabajó también para el sindicato de Lansky y organizó la base de distribución del ácido en los países caribeños. En combinación con bancos ingleses y suizos creó la red de introducción del LSD y de marihuana en los Estados Unidos y montó el dispositivo financiero para lavar el dinero procedente de la droga.
EL NEGOCIO MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO
—Es curioso observar —dice Jeffrey Steinberg— cómo a pesar de que el negocio de la droga mueve miles de millones de dólares al año, la gente sigue considerándolo como algo limitado a actividades mafiosas, delictivas. Está fuera de toda duda —y nosotros lo hemos demostrado— que un negocio de estas características no puede ser un «regalo» para la delincuencia. En primer lugar necesita un dispositivo financiero muy importante y sólo bancos de gran potencia están en condiciones de mover esa gigantesca suma de dinero. En segundo lugar, conocidas las derivaciones sociales del tema, parece evidente que sólo la implicación de muy importantes personalidades públicas en el negocio de la droga permite que no haya sido desmentido como merece. Poco a poco, no obstante, se va haciendo luz sobre el tema y la opinión pública empieza a disponer de datos para corroborar lo que ya se sospechaba. Se habla abiertamente de países y de gobernantes que producen y distribuyen la droga y periódicamente salta el escándalo al conocerse nombres de personalidades envueltas en el tenebroso negocio. Pero aun así no se sabe más que una ínfima parte de las implicaciones, y, además, no hay apenas posibilidad de divulgar los datos de que disponemos.
El comercio de la heroína forma un «cártel» ideal de mercancías: su precio se puede controlar de forma más fiable que el del petróleo y su volumen mundial de ventas, que tan sólo en heroína supera los 25 000 millones de dólares, es sustancialmente más elevado que la mayoría de las mercancías. Su valor en la calle supera en casi 400 veces su peso en oro. El resultado final de la venta de todo tipo de drogas: heroína, opio, morfina, marihuana, cocaína y alucinógenos, supera los 200 000 millones de dólares, lo que quiere decir que supera el volumen de ventas del petróleo. ¿Cómo es posible que más de 200 000 millones de dólares, cruzando fronteras internacionales, puedan permanecer fuera del control de la ley? Sólo es posible una respuesta: una gran porción de bancos y de operaciones financieras han sido creados fundamentalmente para manejar el dinero sucio. Más aún, deben contar con la protección de no pocos gobiernos. Estas conclusiones son obvias. Si los recursos totales de los bancos privados más importantes del mundo, aproximadamente unos 70 000 millones de dólares, no tuvieran otro uso que la financiación del tráfico de drogas, serían insuficientes para desarrollarlo. El equipo de Jeffrey Steinberg ha investigado el sistema financiero de la droga y ha llegado a la conclusión de que una red de bancos anglo-holandesa está creada para tal menester, por las siguientes razones: se dedican al tráfico de la droga desde hace siglo y medio; dominan los centros bancarios fuera del dominio de la ley; la mayoría de ellos están bajo el control político directo de la monarquía anglo-holandesa; dominan el sistema bancario en el corazón del tráfico de narcóticos, el «Hong-Kong and Shanghai Bank», creado en 1864 para financiar el comercio de la droga; controlan el comercio mundial de oro y diamantes, un aspecto necesario de la «mercancía dura» para cambiarla por drogas; dominan el vasto complejo de producción, distribución, protección y apoyo legal.
EL DISCRETO NEGOCIO DE LOS COMUNISTAS CHINOS
La cadena del control financiero del tráfico del opio empieza en Hong-Kong, con miles de millones de dólares en préstamos para los chinos que operan en las regiones de cultivo. Es sabido que el «triángulo de oro» donde crece el opio, del que saldrán las drogas más purificadas, está formado por la conjunción de la frontera sur de la República Popular China (provincia de Yunan) y las fronteras norteñas de Tailandia y Laos. El «Hong-Kong and Shanghai Bank» es un semioficial banco de la Colonia que dirige y agrupa a todas las instituciones bancarias. Lo esencial del control de la droga por el banco es su íntima relación con la serie de familias bancarias chinas esparcidas por el Lejano Oriente, que necesitan financiar cada año el pago de la cosecha de opio. El funcionamiento del sistema bancario de Hong-Kong, basado en los préstamos y en la movilidad de capital —sin necesidad legal de mantener unos porcentajes de depósito— es fundamental para el negocio de la droga, así como el dominio sobre el tráfico de oro y de diamantes.
Grandes cantidades de oro —de las 400 a las 600 toneladas anuales hacia Oriente— son absorbidas por el comercio asiático de la droga. Los productores del «triángulo de oro», especialmente desde la guerra de Vietnam, no aceptan dólares y prefieren ser pagados en mercancías, especialmente en oro. La República Popular China sólo acepta oro. La producción de opio chino absorbe probablemente una séptima parte de todo el mercado oriental de oro.
No es un secreto para nadie que el gobierno comunista chino planifica la venta de la droga como una producción más. Para los chinos, se trata de un negocio rentable y de un proyecto político considerable. Hay que recordar las palabras textuales de Chuenlai en conversación con el presidente Nasser, de Egipto. Refiriéndose a las tropas norteamericanas en Vietnam, dijo que muchos soldados estaban probando el opio y que ellos, los chinos, estaban dispuestos a ayudarles. «¿Recuerda cuando Occidente nos impuso el opio a nosotros?», le dijo Chuenlai a Nasser y añadió: «Nos combatieron con opio y ahora vamos a luchar con las mismas armas. El efecto de desmoralización que va a producir en los Estados Unidos será más grande de lo que nadie pueda imaginar».
Los ingresos de la República Popular China por venta de opio superan los 800 millones de dólares al año. Desde 1950 obtiene su financiación exterior con la venta de la droga, el contrabando de oro y el «lavado de dinero sucio», utilizando su red bancaria en Hong-Kong. Pekín sigue desarrollando el comercio del opio como lo hizo bajo el dominio británico y es demostrable que algunos importantes dirigentes políticos de hoy pertenecen a los mismos círculos de donde han salido tradicionalmente los comerciantes de la droga asociados con los ingleses.
ACUERDO HONORABLE. REVELACIÓN HISTÓRICA
Algunas cosas no son tan misteriosas como parecen, si nos atenemos a los propios hechos históricos. La Guerra del Opio librada por los ingleses para sojuzgar a los chinos fue una estrategia global que pretendía el objetivo político de la expansión del Imperio y la consolidación de poderosas instituciones mercantiles y financieras. El error consiste en considerar la historia como algo pasado y no querer ver su continuidad. Las mismas familias que se enriquecieron con aquella estrategia, son las que dirigen hoy el mismo negocio a través de sus descendientes y de las instituciones que crearon, como el Royal Institute of International Affairs.
He aquí algunos hechos incontrovertibles que están a disposición de cualquier interesado. En agosto de 1978 el Departamento de Estado norteamericano levantó la censura sobre 1300 páginas de documentos concernientes a la diplomacia norteamericana en el tiempo en que Mao tomó el poder. Un año antes los ingleses habían tomado la misma iniciativa con sus propios documentos. Unos y otros permiten obtener la conclusión de que la creación de la República Popular China fue negociada entre los traficantes ingleses de la droga y los chinos. Así fue tratado el tema por Sir John Henry Keswick, por el lado inglés, y por Chuenlai, por la parte china. El equipo chino incluía grandes figuras del comercio del opio, como el «Bank of China Chi Chaoting», el «Shanghai Commercial Bank’s K. P. Chen» y elementos del llamado «gang de los verdes». Éstos, la específica mafia china, dominan no sólo el comercio del opio en el lejano Oriente, sino en las familias expatriadas.
Por ambos lados, la alianza fue explícitamente sostenida para apartar, entonces y en el futuro, a los norteamericanos de los negocios chinos.
LA RED EN CANADÁ
No es del dominio público que la mayor parte de la heroína que entra en los Estados Unidos lo hace por Canadá, cuyo papel en el tráfico de drogas es similar al que desempeñó durante los años de la Prohibición. Al propio tiempo, Canadá, como dominio británico en el flanco norte de los Estados Unidos, es un punto estratégico para desarrollar la política imperial del Royal Institute of International Affairs, a través de su propia sección. Una red de Bancos formada por el «Bank of Nova Scotia», el «Toronto Dominion Bank», el «Canadian Imperial Bank» y la poderosa firma «Clarkson and Gordon» —fundada por Walter Lockhart Gordon—, funciona como un estado mayor para organizar gigantescas operaciones mundiales de«lavado» de dinero. Por su parte, la «Eagle Star Insurance Company» encabeza la red canadiense de la droga. La «Eagle Star» es una de las corporaciones financieras inglesas más importantes y punto de unión de las principales firmas británicas, incluyendo el «Barclays Bank», la «Lloyds», «Hill Samuel» y «N. M. Rothschild and sons». La «Eagle Star» es dirigida por el Servicio de Inteligencia británico, a través de acuerdos que se remontan a la Segunda Guerra Mundial.
No sólo se dedican a organizar los movimientos para financiar la compra de la droga y a «lavar» el dinero, sino también a crear su propio «triángulo» de producción. El «Royal Bank» tiene la peor reputación en el Caribe. Ordenó la plantación de marihuana en Guayana, haciendo que el país se convirtiera en un gran productor de droga tras renunciar a sus cultivos tradicionales. El «Bank of Nova Scotia» hizo lo mismo en Jamaica, desde donde organiza los movimientos internacionales de dinero y las operaciones de tráfico de armas.
LA ÉLITE INGLESA Y EL CRIMEN ORGANIZADO
El aspecto más importante a destacar es que la producción, la distribución y el estímulo bajo varias formas del consumo de droga —que tan gravísimas repercusiones sociales está teniendo— se hallan protegidos bajo una fachada financiera honorable. Las investigaciones de Jeffrey Steinberg y de su equipo han llevado a la conclusión de que el tráfico mundial de la droga está completamente dominado por una sola familia con múltiples derivaciones. La élite inglesa, en un sentido superficial, no se diferencia mucho en su funcionamiento de las familias dedicadas al crimen organizado. «Somos conscientes —dice Jeffrey Steinberg— de la gravedad de la afirmación, pero los datos son indiscutibles. Los hemos investigado durante muchos años y cada día que pasa recogemos más información, sin que, por otra parte, nadie se atreva a desmentirnos. No lo hacer porque no somos un grupo aventurero, sino un equipo de trabajo que busca su respaldo en la opinión pública y en otros grupos de investigación, cada vez más sólidos, operando en los Estados Unidos y en Europa».
La familia Keswick, de «Jardine Matheson», la familia Inchcapes, de «Peninsular and Orient Steamship. C. O.», los Russell, los duques de Sutherland y de Elgin, aparecen y reaparecen en la línea de la investigación, desde la Primera Guerra del Opio hasta la lista de directores de los más prominentes bancos ingleses. La misma dinastía interrelacionada controla cada uno de los mayores bancos, minas y compañías de transporte marítimo y terrestre con sede en Londres, incluyendo el «Hongshang», «Jardine Matheson», «Barclays Bank», «Anglo-American Corporation», «N. M. Rothschild» y «Lazard Frères». Sus parientes sanguíneos políticos dominan la extensa red de la política y de los servicios de inteligencia necesarios para cubrir las operaciones. La dinastía disfruta del tal poder en Gran Bretaña que un sobrino puede «arreglar» el embarque de opio en Hong-Kong, mientras el tío dispone los pagos a través de un gran banco de Londres, un segundo sobrino organiza por barco el envío de oro a través del mercado de Hong-Kong y un pariente político metido en el Intelligence Service «cubre» la introducción de la droga en el mercado norteamericano.
AL SERVICIO DE LO SECRETO
Lo más asombroso, por paradójico, es la ausencia de tenebrosidad en semejante actividad, libre de todo aspecto de conspiración. Para estas familias las cosas son así y siempre lo han sido, con la misma normalidad con que toman el té de la tarde. Se deben a su propia dinámica interna, a la raíz medular de su existencia. Su religión no es el Anglicanismo cristiano que profesan públicamente, sino una mezcla de paganismo que incluye cultos satánicos como la Teosofía y el Rosacrucismo. La ideología central, sincrética, del culto a la vida propia de la oligarquía es la resurrección del culto egipcio de la droga, el mito de Isis y Osiris, el mismo culto anticristiano que desarrolló a través del Imperio Romano. Y como las antiguas dinastías egipcias entregadas al culto de Isis, las redes de la familia inglesa dirigente han mantenido el poder durante siglos guardando los secretos de sus intrigas «dentro de la familia».
El culto de Isis formó el núcleo del rito escocés de la Masonería, de Lord Palmerston. Como Primer Ministro durante las dos primeras Guerras del Opio, Palmerston empleó variantes de esta ideología para tejer una red de conexiones que van desde la Orden de Sión, en Rumanía, al Ku Klux Klan en los Estados Unidos. El culto de Isis, en versión moderna, fue la ideología oficial de los dirigentes británicos políticos y financieros y de los personajes literarios durante el siglo pasado. Su gran exponente público fue el secretario de Colonias durante la Segunda Guerra del Opio, Edward Bulwer Lytton, autor de Los últimos días de Pompeya, primer popularizador del culto de Isis y mentor de toda la generación de imperialistas británicos de Cecil Rhodes.
El Royal Institute of International Affairs fue la «sociedad secreta» llamada a realizar el testamento de Rhodes y es el cuerpo del que se nutre el estado mayor para la estructura del tráfico de droga. Pero el Royal Institute mismo fue fundado por un grupo todavía más secreto: el «Círculo de Iniciados entregado a la extensión del Imperio Británico», según palabras de uno de sus historiadores. El «Círculo de Iniciados» incluía a Lord Milner, a Cecil Rhodes (fundador del imperio minero británico en África), al después ministro Arthur Balfour, a Albert Grey y a Lord Rothschild. Todos ellos celebraban formas de culto a Isis.
UNA ACTIVIDAD SECULAR
La élite de la élite de la secreta dinastía británica es la «Muy Venerable Orden de san Juan de Jerusalén», los «cristianos que no son realmente cristianos». Jeffrey Steinberg y su equipo han descubierto la prominencia de los Caballeros en los centros mundiales del tráfico de drogas: desde el «Hong-Kong and Shanghai Bank» hasta el «Canadian Pacific», en Vancouver, y el «Barclays Bank» en Londres.
A pesar de que la reina Victoria reconstituyó en 1880 la Muy Venerable Orden como la rama protestante inglesa de los Caballeros de Malta, nuestro relato se remonta a mucho antes, a la original Orden de los Caballeros de san Juan, fundada en Jerusalén en 1070. La Orden de san Juan heredó lo que algunos autores ingleses llaman la «sabiduría oriental», procedente de las redes coptas, gnósticas y maniqueas del Mediterráneo Oriental. De este modo la Orden de san Juan mantuvo continuidad directa con el antiguo culto de Isis. En resumen: la aparición de la Orden de san Juan en la Inglaterra del siglo XIV fue un proyecto para aniquilar a su oposición humanista, los Caballeros Templarios. En el continente había estallado una guerra total entre ambos. Los oligarcas en Francia y en Italia, Felipe el Hermoso y el Papa Clemente V, asesinaron a cientos de templarios y quemaron en la estaca al Gran Maestre de Templarios, Jacques de Molay, en 1314. Un grupo renegado de Templarios, bajo el mando de un aventurero criminal, el rey Robert Bruce, se apoderó de Escocia —la parte menos civilizada de Europa— como una plataforma exterior, una manera de asegurar la dudosa fortuna adquirida en el continente. El rey Robert Bruce no es sólo el fundador espiritual del Rito Escocés de la Masonería, sino el antecesor directo, sin ruptura de línea de los nombres importantes que figuran hoy en el domino del tráfico mundial de la droga.
LÍNEA DIRECTA CON EL PASADO
Jeffrey Steinberg y sus colaboradores han diseñado un árbol genealógico en el que se demuestra gráficamente que existe una línea directa entre el rey Robert Bruce y los personajes oficiales ingleses que organizaron la Guerra del Opio contra China. James Bruce, octavo conde de Elgin —después de supervisar el comercio de esclavos en el Caribe, como gobernador general de Jamaica, entre 1842-46—, fue nombrado embajador y ministro plenipotenciario en China, desde 1857 hasta 1861 —el período que comprende la segunda Guerra del Opio contra China. Su hermano, Frederick Bruce, había sido secretario de Colonias en Hong-Kong durante los años que siguieron a la primera Guerra del Opio y volvió a China en 1857 para ayudar a su hermano en la entrega del ultimátum del gobierno inglés al emperador chino. En aquella época el primer ministro en Gran Bretaña era Lord Palmerston, quien introdujo a las principales figuras políticas, comerciales y financieras, en el Rito Escocés. El secretario de Asuntos Extranjeros era Lord John Russell, hijo del sexto Duque de Bedford y abuelo de Bertrand Russell, el más peligroso agente operativo del Intelligence Service.
Palmerston y Russell eran parientes de los hermanos Bruce, la nobleza de Elgin, por matrimonio con línea directa de la Orden de san Juan que controla Inglaterra. La línea que une los dos gabinetes ministeriales que dirigieron la segunda Guerra del Opio es la línea Villiers. Empezó con George de Villiers, que ayudó a Robert Cecil y a Edward Bruce a tomar el trono inglés para otro descendiente de Robert Bruce —Jaime I de Escocia— en 1603. La hija de Lord Russell, Victoria, entró por matrimonio en la familia Villiers. El nieto de Russell, Bertrand, entre otras operaciones ocultas, mantuvo relación con Chuenlai, en la posguerra, vigilando la alianza anglo-china para el tráfico de la droga.
INSPIRANDO A LOS NAZIS
Bulwer Lytton es más conocido por su novela, publicada en 1938, Los últimos días de Pompeya, pero fue también el padre espiritual de la sociedad secreta de RhodesMilner, del nazi-fascismo y el inspirador deuna corriente de intelectuales de gran prestigio, ligados a la defensa de los intereses imperiales a través del Servicio de Inteligencia británico. Entre éstos figura Helena Blavatsky, cuyo libro Isis Unveiledy su culto teosófico llegarían a ser la Biblia de Sociedades secretas en Inglaterra y en Alemania, como el grupo «Thule», del que saldría la mayor parte de los SS de Hitler. Otro protegido de Bulwer-Lyttton fue Aleister Crowley, el tutor de Aldous Huxley.
La línea imperial británica con el nazi-fascismo fue todavía más directa a través de otro libro de Bulwer-Lytton. Su novela Rienzi sobre los Caballeros de san Juan facilitó el texto para la primera ópera de Wagner. Su novela publicada en 1871, Vril: the power of the coming race, contenía virtualmente todo lo que después habría de decir Stewart Chamberlain sobre la teoría racista. El profesor Karl Haushofer, que cincuenta años después inspiraría a Hitler la mayor parte del Mein Kampf, puso el nombre de «Vril Society» a su primera sociedad secreta. Las sociedades secretas nazis germanobritánicas de Bulwer-Lytton se encontraron por última vez cuando Rudolf Hess quiso entrar en contacto con ellas, volando a Inglaterra en 1941.
Bulwer-Lytton influyó directamente en John Ruskin, en la Universidad de Oxford, y estableció la línea que llega al actual Royal Institute. El hijo de Bulwer-Lytton, Edward Lytton, fue virrey y gobernador general de la India, entre 1876 y 1880 y su papel allí fue importante por dos aspectos. Primero, Lytton supervisó el período de expansión más singular en la producción de opio en la India inglesa. Segundo, dio albergue a la más importante agrupación de ocultistas inspirados en su padre. Él mismo fue el amigo más íntimo de los padres de Rudyard Kipling y recibió en la India a su seguidora más antigua, Madame Blavatsky, quien reclutó a su vez a A. P. Sinnett. Kipling y Blavatsky utilizaban la esvástica como su símbolo místico personal. A partir de Kipling, Blavatsky, Haushofer y otros, la esvástica encontró un camino hacia el ocultismo germano y formó el núcleo posterior del Nazismo.
Kipling obtuvo el puesto más importante bajo el zar de la prensa Lord Beaverbrook, ministro de Propaganda en la Guerra. Codo a codo con ellos, trabajaba Sir Charles Hambro, pariente político de Lytton. Hambro llegaría a ocuparse de las operaciones sucias durante la Segunda Guerra Mundial, como Jefe del «Special Operations Executive», desde 1942.
El primo de Kipling, Stanley Baldwin, fue Primer Ministro en 1923-29 y en 1935-37. Durante su segundo mandato el gobierno de Baldwin alentó a Hitler como «señor de la guerra» contra la Unión Soviética.
FAMILIAS QUE CONTROLAN EL TRÁFICO
La situación creada por la proximidad de la Segunda Guerra Mundial, dio al Gobierno de Baldwin la oportunidad de fijar el papel contemporáneo de las familias que controlan el opio, la Inchcapes y la Keswick. En 1939 la creación del Ministerio de economía de Guerra ofreció un punto de encuentro para las viejas familias: Sir John Henry Keswick, el último arquitecto de la «Peking Connection»; Sir Mark Turner, presidente de la «Río-Tinto Zinc», perteneciente a la firma «Matheson-Keswick», Gerald Hyde Villiers y John Kidston Swire, de la familia mercantil de la droga.
«Río-Tinto» fue fundada en 1873 por Hugh Matheson, primo de James Sutherland Matheson. El joven Matheson fundó la firma con los beneficios del opio de su tío, asentados en la familia banquera Schroeder, que en 1931 incubó la futura figura de Hitler. Los Lytton y los Matheson son familia por matrimonio, a través de los Villiers y los Sutherland. El sucesor de Hugh Matheson en Río-Tinto Zinc en 1898, fue J. J. Keswick, socio en el comercio del opio de la firma «Jardine Matheson» y familia de los Matheson por matrimonio con la familia Fraser.
Junto a su papel principal en «Jardine Matheson», la familia de J. J. Keswick tuvo otro no menos señalado en el comercio oficial del opio. Su primo William P. Keswick fue Cónsul General británico en Hong-Kong, durante los mismos años en que Edward Lytton Gobernador General de la India, expandía el opio de acuerdo con el programa de Lord Palmerston. El hijo de William P. Keswick, Henry, antiguo presidente del «Hong-Kong and Shanghai Bank», en la altura de su Gloria mercantil del opio, tuvo tres hijos: David, John H. y William J. El primero, David, es uno de los mayores accionistas y socio del Banco mercantil «Samuel Montagú». En su consejo de administración coincide con el presidente de «Río-Tinto Zinc», Sir Mark Turner. El tercer hermano, Sir Williams Johnston Keswick, dirige la conexión de heroína entre Canadá y los Estados Unidos.
La historia familiar de los Keswick se cruza con la de los Russell, los Villiers y los Bruce, a través de uno de los más antiguos operativos políticos, el famoso Lord Milner. Milner, protegido de Cecil Rhodes y uno de los primeros alumnos del racista John Ruskin, llenó el hueco entre el establecimiento del trust de Rhodes y la creación del Royal Institute, en 1920. Milner fue director de «Río-Tinto Zinc», en 1921 y presidente de la misma hasta su muerte en 1925.
El aspecto «geopolítico» de la obra de Milner y de la familia Keswick encuentra su expresión actual en la alianza con China contra la URSS. El grupo no olvidó nunca su estrategia a dos bandas, de debilitar tanto a la Unión Soviética como a los Estados Unidos.
La primera opción se vio claramente durante la Primera Guerra Mundial, con la colaboración de Lord Milner, William Boyce Thompson y el agregado de guerra en San Petersburgo, Frederick Lindley. Lord Milnertrabajó estrechamente con F. Lindley para llevar al poder a Alexander Kerensky. Frederick Lindley fue el abuelo de Henry Neville Lindley Keswick, con asiento en «Jardine Matheson» y en el consejo del «Hong-Kong and Shanghai Bank».
El tercer miembro del equipo de Milner, William Boyce Thompson, fue jefe de la delegación de la Cruz Roja en Suiza, el lado «caritativo» de la Orden de san Juan de Jerusalén. Después de la guerra, Thompson, con fondos del «Morgan Bank», estableció la firma minera «Anglo-American», que controlael 60% de la producción mundial de oro fuera de la URSS y, a través de su dominio sobre la sociedad diamantera «De Beers», casi toda la producción de diamantes. Éste es el origen de la fuerte posición de Londres para controlar los canales del «lavado» del dinero, a través de operaciones de venta de oro y diamantes.
CUESTIÓN DE FAMILIA
Para cerrar el círculo es preciso volver a la principal línea del comercio de narcóticos: el sucesor de Milner en «Río-Tinto Zinc», cuyas minas más productivas estaban en España, fue Sir Auckland Geddes. Éste, que dirigió la compañía hasta 1952, fue el padrino del levantamiento del general Franco. Su sobrino, Ford Irvine Geddes, fue director, entre 1971 y 1972, del complejo naviero de la familia Inchcape, la «P & O Steamship Company», que ha transportado más cantidad de opio que cualquier otra entidad en el mundo.
Sir Eric Drake, presidente de la «P & O», es socio de Sir William Johnston Keswick, también de la familia de «Río-Tinto Zinc». Drake y W. J. Keswick controlan conjuntamente la «Hudson’s Bay Company», de Canadá, que estableció las rutas del tráfico ilegal hacia los Estados Unidos, con combinación con los Bronfmans.
La vieja familia Inchcape, cuyo actual eslabón, el tercer conde de Inchcape, también presidente de la «P & O», está íntimamente ligado a la familia Matheson, de «Jardine Matheson». El fundador de Jardine Matheson, James Sutherland Matheson, fue el hijo de Katherine Mackay y Donald Matheson; Mackay es el nombre familiar de los condes de Inchcape. El tercer conde, J. W.Mackay, es el hijo del segundo conde de Inchcape, autor del infame Inchcape Report, de 1923, que insistía en que el comercio del opio debía ser mantenido para proteger los ingresos del Imperio Británico, a pesar de la protesta de la Liga de las Naciones.
CERRANDO EL CÍRCULO
A través del actual Lord Inchcape, la vieja dinastía del opio entroncó por matrimonio con los más altos niveles bancarios británicos. El mencionado J. W. Mackay, de «P & O», casó con Aline Pease y su cuñado, Richard T. Pease, ha sido vicepresidente del «Barclays Bank», desde 1970. «Barclays Bank», es la institución que controla las operaciones financieras de Israel, a través de su dominio sobre el banco de la familia Japhet, el «Chaterhouse Japhet», Ernst Israel Japhet ha sido presidente del mayor comercial de Israel, el «Leumi». El «Barclays Bank» controla también el segundo banco de Israel, «Israel Discount Bank».
En conjunto y a través de sus relaciones por matrimonio, los Inchcape, los Keswick, los Pease y las otras familias mencionadas controlan el stablishmentbancario de Londres hasta tal punto que las más altas instituciones bancarias y los eslabones del comercio de la droga aparecen como una entidad familiar, más que como competencias o entidades paralelas. La rama Pease está relacionada:
- con el «Schroeder Bank», cuyo presidente, el décimo conde de Airlie, es cuñado de A. D. F. Lloyd, del Banco que lleva su nombre,
- con Kuhn Loeb, cuyo principal socio fue Otto-Kahn; su nieta es la esposa del décimo conde de Airlie,
- con la familia de Winston Churchill, cuya suegra es una Airlie,
- con el grupo Lazard, relacionada con los Churchill por matrimonio. Lazard controla el «London Financial Times», «The Economist», «Penguin Books», así como uno de los más importantes bancos comerciales.
SIONISTAS Y DROGA
Los Hofjuden (judíos holandeses huidos) británicos y norteamericanos están presentes en el complejo entramado. El décimo conde de Airlie se casó con la nieta de Otto-Kahn, «capo» de los Hofjuden norteamericanos. Su hermana, Margaret O’Gilvie, casó con una rama de la dinastía que, a su vez, entroncó con los Rothschild.
Los Rothschild fueron los primeros de una serie de importantes familias que llegaron a puestos prominentes por intermatrimonios. Otros ejemplos significativos fueron los Kennedy y los Bronfman. El caso de los Kennedy es especialmente revelador. El fundador de la «dinastía», Joe Kennedy, no fue otra cosa en sus orígenes que un tabernero de Boston, que se enriqueció fabulosamente con la fabricación y distribución de whisky, además adulterado, durante la Prohibición. No es muy conocido el hecho de que los norteamericanos tuvieron su propia «colza» en los años de la Ley Seca. No menos de treinta mil norteamericanos murieron literalmente envenenados por el brebaje que fabricaron aquellos personajes sin escrúpulos. Éstos, gracias a la inmensa fortuna que acumularon y a su habilidad en colocar parte del dinero en actividades políticas, llegaron a consolidar su posición social. Joe Kennedy fue nombrado embajador de los Estados Unidos en Inglaterra, aspiración máxima que empezó a compensarlo del rechazo que sufrió por parte de la sociedad honorable de Boston. Suhija Kathleen se casó con el hijo del décimo duque de Devonshire.
Por su parte, los Hofjuden Bronfman se relacionaron por matrimonio con la familia francesa de los Gunzberg y la belga de los Lambert (la rama belga de los Rothschild).
Tan compleja estructura familiar-bancaria favorece la no menos compleja y extendida actividad del tráfico de la droga. Naturalmente, estos personajes no salen nunca a relucir cuando se descubre una importante partida de droga, ni cuando algunos sectores de la opinión pública reclaman justamente una investigación sobre los grandes «padrinos» del tráfico. Estos «padrinos» aparecen de otra manera, como veremos en el capítulo siguiente.