Tan solo dos meses más tarde de que Neil Armstrong pusiese el pie en la Luna, se celebró el festival de Woodstock en Nueva York, concretamente en el poblado de Bethel. Entre el 15 y el 18 de agosto 400 000 personas disfrutaron de los mejores grupos del momento. Tocaron Joe Cocker, Santana, The Who, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Bob Dylan…, entre otros muchos. El número de personas que asistió superó en 350 000 las cifras más optimistas de los organizadores. Muchos lo calificaron como la consagración del movimiento hippie. Para otros representó una lucha política contra el sistema, otra vuelta más de tuerca al mundo después del Mayo Francés. Algo estaba cambiando.

Para la mayoría, los más conservadores o simplemente los padres de esos 400 000 chicos, no eran más que unos cuantos jóvenes melenudos moviéndose al son de una música estridente, bebiendo alcohol, drogándose y follando sin control. Una auténtica aberración.

Hoy en día, Woodstock sigue siendo el mayor festival que se ha celebrado en la historia. Pero el mundo no ha cambiado.