AGRADECIMIENTOS

Muchos piensan que escribir es una aventura solitaria. En cambio, son muchas las personas que contribuyen, también inconscientemente, a crear una historia. Son ellos los que me han nutrido, apoyado y animado durante todos los meses de gestación de la novela, y, de un modo u otro, forman parte de mi vida.

Con la esperanza de que se queden junto a mí mucho tiempo, quiero decirles: «Gracias».

A Luigi y a Daniela Bernabò, por el tiempo y la entrega que han dedicado a esta historia y a su autor. Por sus valiosos consejos, que me han permitido madurar como escritor, ayudándome a pulir el estilo y la eficacia de estas páginas. Y por haber puesto el corazón en ello. Si ahora estáis leyendo estas palabras, se lo debo sobre todo a ellos. Gracias. Gracias. Gracias.

A Stefano y Cristina Mauri, que han dado la cara por mí, confiando hasta el final.

A Fabrizio, mi «susurrador», por sus despiadados consejos, por su amable firmeza, por haber amado con fuerza cada página, cada palabra.

A Ottavio, el amigo que espero tener cerca toda la vida. A Valentina, que es realmente especial. A las pequeñas Clara y Gaia, por el afecto con el que me han colmado.

A Gianmauro y Michela, con la esperanza de tenerlos cerca en todos los momentos importantes. Y a Claudia, mi luz.

A Massimo y Roberta, por su sostén, su apoyo y su amistad sincera.

A Michele, mi primer mejor amigo. Es bonito saber que siempre estará ahí cuando lo necesite. Y es bonito que sepa que también yo estaré ahí.

A Luisa, por sus contagiosas sonrisas y por las canciones cantadas por la noche en voz alta, en el coche, por las calles de Roma.

A Daría, y al destino, que me la ha regalado. Por cómo ve el mundo y por cómo me lo hace ver con sus ojos.

A Maria De Bellis, que ha custodiado mis sueños de niño. Si soy escritor, también se lo debo a ella.

A Uski, mi incomparable «socia».

A Alfredo, volcánico compañero de mil aventuras.

A Achille, que no está…, pero que está siempre.

A Pietro Valsecchi y Camilla Nesbit, y a toda la Taodue.

Gracias también a todas las colaboradoras de la agencia Bernabò que han seguido los primeros pasos de esta novela. Y a todos los amigos que han leído la historia y me han ayudado a hacerla crecer con valiosas sugerencias.

A toda mi gran familia. A los que están, a los que han estado…, a los que estarán.

A mi hermano Vito, los primeros ojos que han encontrado esta historia y muchas otras, desde siempre. Aunque no podáis escucharla, la música que hay en estas páginas le pertenece a él. Y a Barbara, que lo hace feliz.

A mis padres. Por lo que me han enseñado, y por lo que me han permitido aprender solo. Por lo que soy, y lo que seré.

A mi hermana Chiara, que cree en sus sueños y también en los míos. Sin ella mi vida estaría terriblemente vacía.

A quien ha llegado al final de estas páginas. Con la esperanza de haberle regalado una emoción.

Parte de los beneficios de este libro serán donados a una asociación para las adopciones a distancia. Quien quiera contribuir ulteriormente puede hacerlo por transferencia bancaria a:

 

Associazione Famiglie Adozioni a Distanza-Martina Franca

BANCO DI NAPOLI

Filiale di Martina Franca

IBAN - IT 87 T010 1078931100000000248

 

Donato Carrisi