Epílogo

La lápida de piedra y bronce era muy parecida a la que cubría la tumba de sus padres desde hacía diez años.

Elizabeth se arrodilló y acarició las letras de bronce.

Danielle Elizabeth Moore.

10 de Septiembre de 1980 — 22 de Agosto de 2006.

Era una defensora de las causas justas.

Elizabeth se preguntó quién habría añadido la última frase. ¿Corbett Lazlo?

—Lizzy, ¿estás bien? —le preguntó Aidan arrodillándose junto a ella.

Llevaba en la mano un ramo de flores que Elizabeth había cortado aquella misma mañana del jardín.

—Estoy bien.

—Continúa la frase porque hay un gran «pero» escondido. ¿Qué te pasa? —

insistió.

—Llevo meses esperando que Dani volviera a casa. Pensé que me iba a ayudar a cerrar la herida.

—¿Pero?

—La sigo sintiendo, Aidan. Como si todavía estuviera viva. Como si estuviera a mi lado —le confesó. Desde que se habían llevado a su hermana en la ambulancia, no había dejado de tener esa sensación.

—Lizzy, yo no acabo de entender esta relación tan fuerte entre gemelas. Pero sí que te entiendo a ti. Si es lo que sientes, no voy a ser yo quien ponga en cuestión tus sentimientos.

Lizzy sonrió y le dio un beso en la mejilla.

—Qué buen marido eres. A pesar de que no te crees lo que te digo, me apoyas.

Aidan dejó el ramo de flores sobre la lápida y después tomó el rostro de Lizzy entre sus manos.

—Siempre estaré a tu lado. Confío en ti, créeme.

Y lo más impresionante era que Lizzy lo creía. Confiaba en Aidan más de lo que había confiado en nadie en su vida, salvo en Dani. Pero la diferencia con su hermana, era que él había demostrado que estaba allí para quedarse. Aquella relación había sido en un principio una misión cualquiera para él, pero se había convertido en mucho más. Para Lizzy, Aidan era un héroe. Y Lizzy significaba un hogar para él.

Era el equilibrio más perfecto.

Fin