Agradecimientos

Ninguno de mis libros valdría la pena si no fuera por los largos paseos que doy con mi marido, Jack Jewers, que me escucha tranquilamente cuando me pongo histérica y luego me ayuda a encontrar una solución, por lo general antes de que el perro salte al río y nos empape a los dos. Gracias, amor mío, por tu paciencia, tu consideración y tu genialidad.

Envío un abrazo a todos los de Atom, sobre todo a mi excelente editora, Samantha Smith, que lee el primer esbozo, ladea la cabeza y dice: «¿Y si…?». Tras eso, el libro es mucho mejor. Gracias también a Katherine Agar por hacer el seguimiento de todo y enviarme paquetes llenos de libros. Y un gran saludo a Sandra Ferguson, que corrige en silencio mis muchas faltas de ortografía.

No estaríais leyendo esto si no fuera por mi maravillosa agente, Madeleine Milburn, que me defiende con uñas y dientes. Gracias por tu amistad y por ser una campeona. ¡Juntas conquistaremos el mundo!

También quiero dar las gracias a mis musas, Kate Bell, Hélène Rudyk y Laura Barbey, que fueron las primeras en leer este libro. Os agradezco que me hayáis prestado vuestro tiempo, vuestra inteligencia y también vuestra sinceridad. El libro es mejor gracias a vosotras.

A mis buenos amigos Mark Lacey y Paul (‘Harry’) Harrison, gracias por prestarme vuestros nombres. Son fantásticos.

Y por fin… Un agradecimiento muy especial a Blacks de Dean Street, Londres, por proporcionar un refugio a los escritores, por dejar que me saltara el «Reglamento» y permitir que usara el portátil después de las seis. El capítulo doce es VUESTRO.