Capítulo 24

 

 

Arkanian contempla desde el balcón de su despacho como la ciudad es decorada para su próxima coronación, resulta cómico verlos allí afanándose con los preparatorios de lo que en realidad será el día de su juicio final. Todos los vampiros de la ciudad imperial y los clanes visitantes serán aniquilados. Luego exterminará al resto de clanes, ningún vampiro quedará libre de la purga.

 

 

 

Logan despierta, está tumbando en una cama. Se levanta sobresaltado, debía estar convertido en cenizas y está vivo. La sed ha desaparecido, pero vuelve a tener hambre, hambre de comida humana. No entiende nada, se asoma a la ventana de la habitación y contempla una ciudad bellísima, llena de vida. Los vehículos similares a coches humanos circulan por las calles, la gente camina, habla entre ellos y hay multitud de tiendas abiertas. ¿habrá regresado a la tierra?

 

—No Logan, no estás en la tierra.

 

Logan se gira y ve a Iris, que le sonríe. Él corre hacia ella, la coge en brazos y la abraza.

 

—¿Pero? ¿dónde estamos?

 

—Pasaste la prueba. Por eso estás aquí, en mi mundo.

 

Logan deja a la niña en el suelo, extrañado.

 

—¿Prueba? ¿tu mundo?

 

El cuerpo de la niña se ilumina, la luz gana intensidad mostrando apenas la silueta de Iris que parece estar creciendo. Cuando la luz desaparece, la niña ha desaparecido, en su lugar está un anciano de pelo blanco y cuidada barba plateada.

 

—¿Quién eres?

 

—Tu creador. —responde el anciano—. Mi nombre es Sarud Osir, soy el padre de Arkanian y el tuyo.

 

—Pues con Arkanian se te fue la mano. Heredó toda tu simpatía.

 

El anciano sonríe, se acerca a la ventana y contempla la calle.

 

—¿Qué es este sitio? —pregunta Logan.

 

—Mundo Osiris. Mi mundo de origen y mi protectorado.

 

—¿Por qué nos creaste?

 

—La tierra estaba consumida por las guerras. Intenté protegerla, pero mi mundo me necesitaba. Yo soy la energía que alimenta este mundo, si me alejo de él, este empieza a morir. Por eso creé a Arkanian, para que él protegiera a la tierra, pero lejos de protegerla se afanó en destruirla. Por eso te creé a ti, tú eres mi obra maestra.

 

—En eso estamos de acuerdo. —contesta Logan en tono irónico.

 

El anciano lo mira sonriente.

 

—Veo que has recuperado tu encanto. Temía que te hubieras convertido en un blandengue después de conocer a esa vampira.

 

Logan lo mira lleno de rabia, no le gusta que denominen así a Irynae.

 

—Cuidado... la amo y no permito que se la nombre de forma despectiva.

 

—Irynae estuvo a punto de acabar con el equilibrio. Cuando renaciste como humano, Arkanian pudo masacrar a la humanidad.

 

—¿Y por qué no lo hizo?

 

—Temía que resurgieras en cualquier momento, por eso fue cauteloso. Convenció a Gricarius para que hiciera su trabajo, pero una vez más tu naturaleza se impuso y conseguiste frustrar sus planes.

 

—Ahora es el nuevo emperador de los vampiros. —dice Logan malhumorado.

 

—No por mucho tiempo, planea reunir a los clanes más importantes en la ciudad imperial. Va a matarlos a todos y luego hará lo mismo con el resto de los vampiros de la superficie.

 

—Tenemos que pararlo. Pero todos mis ataques son inútiles, nuestro poder está demasiado igualado.

 

—Eso se puede arreglar. Pero ahora es vital que regreses, cuando llegue el momento yo también regresaré. Os enfrentaréis en combate y uno de los dos morirá, pero esta vez será para siempre.

 

Logan lo mira con seriedad, no está seguro de poder vencer a Arkanian.

 

—¿Qué pasará si vence él?

 

—La tierra sucumbirá a su poder.

 

—¿Pero puedes crear a otro ser?

 

—Imposible. Mi poder tiene sus límites, agoté mi capacidad para crear otros como yo al crearos a vosotros.

 

—¿Dejarás que la tierra sucumba?

 

—Eso dependerá de ti. Ahora, ¡regresa!

 

Un haz de luz cegadora envuelve a Logan, es una sensación placentera y extraña a la vez, la luz desaparece a los pocos minutos. Logan no puede creer lo que ve, está en Roma.

 

 

 

Los clanes comienzan a llegar, ocupan sus habitaciones en los lujosos edificios, mientras la guardia imperial vigila las calles. Straush y los suyos permanecen en palacio expectantes, son conscientes de que algo se está fraguando, pero ignoran los planes de Arkanian.

 

Una semana más tarde, frente al palacio se han dispuesto filas y filas de asientos, la calle principal está vallada por ambas aceras. Los vampiros ocupan las aceras, los Bastiones los asientos frente a palacio y la guardia imperial marcha por la calle principal apostándose frente a palacio.

 

En las escaleras de palacio se ha montado un palco, desde el que Saloa comprueba el sonido. Straush y su clan están sentados frente al palco.

 

Arkanian vestido con un traje negro y una capa azul marino, baja majestuoso los escalones, sin prisa, dejándose admirar, camina hasta el palco y acerca el micrófono.  Saloa baja las escaleras y desaparece.

 

—Estimados Bastiones os he pedido que me visitarais, no para honrarme como a vuestro emperador, no ansío reconocimiento alguno, sólo quería compartir con vosotros mi júbilo. Pronto la raza humana será sometida bajo mi yugo.

 

Los Bastiones comienzan a murmurar, aquello es una locura, ninguno de ellos desea dominar a la humanidad, eso supondría una guerra a escala inimaginable.

 

Arkanian comprueba su brazalete, una luz roja se ha activado, lo que quiere decir que Saloa ha bloqueado las puertas de la ciudad imperial. Ahora todos los vampiros están a su merced.

 

—Por otro lado, quería agradeceros vuestros servicios y vuestras traiciones. —dice Arkanian mirando fijamente a Straush—. Pretendía usaros como mi ejército personal, pero no me habéis dejado otra alternativa que acabar con el imperio vampiro.

 

Los Bastiones se levantan de sus asientos, el caos se instaura en la ciudad. Straush y los suyos, junto con la guardia imperial desenvainan sus espadas dispuestos a luchar por su vida.

 

—Por cierto, las salidas de la ciudad han sido bloqueadas, no tenéis escapatoria. Ha llegado la hora de acabar con  vosotros. —dice Arkanian disfrutando cada palabra.

 

—¡Demasiado tarde hermano!

 

Arkanian se gira asustado, es imposible, esa voz no pude ser...

 

Logan apostado en uno de los balcones lo mira con desprecio, la rabia lo consume y todo su cuerpo estalla en llamas.

 

—No puede ser... yo te encerré en otro mundo....

 
Una extraña en mi ventana
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