Capítulo 11
Irynae es conducida hasta un sótano frío y lúgubre, donde es arrojada a uno de los calabozos. Nada más entrar siente como sus poderes se debilitan y cae al suelo desvanecida. Los calabozos de los vampiros están recubiertos por una sustancia que los adormece, de otra forma no habría muro o puerta capaz de contenerlos.
Karsacry se aposta en la puerta junto a Julius. Que no puedan ayudar a su hermana no significa que estén dispuestos a que corra peligro a manos de otros vampiros, enemigos naturales de su clan.
Jud y Láyonel abandonan los calabozos subiendo las serpenteantes escaleras de piedra, dos guardias custodian la entrada. Al ver a Láyonel portando la insignia que lo acredita como Bastión colgando del pecho, se inclinan ante él.
El clan está molesto con la decisión de Straush, le deben obediencia pero no por ello aprueban sus actos.
Horas más tarde, Straush está reunido en el salón del trono con Láyonel y otros Bastiones leales. La guardia imperial ocupa posiciones en la puerta principal, los temores de sufrir un ataque son cada vez más plausibles.
Logan, junto a su clan, caminan vestidos como guardias imperiales, nadie los mira, nadie sospecha, pero pronto estará frente a Straush.
Straush está ultimando unos detalles sobre una operación a gran escala para reunificar el imperio y fortalecer las casas destruidas, cuando una serie de golpes y gritos llaman su atención. La puerta del salón del trono, estalla y Logan seguido de su clan penetra en el salón. Varios guardias intentan contenerle pero Logan agarra a uno justo cuando intenta golpearlo, toma su brazo y lo lanza contra el otro guardia, ambos quedan en el suelo sin sentido.
Los gemelos custodian la puerta, Aradhian, Lodhar y Martha vigilan a los Bastiones, mientras Logan se acerca a Straush.
—Maldito traidor. ¿Dónde está Irynae?
—A salvo y en mi poder. —responde Straush sin inmutarse—. Entrégate y la dejaré libre, resístete y morirá.
—¿Matarías a tu propia hija?
—El imperio está por encima de la vida de un sólo vampiro.
Logan lo mira confundido, no entiende como Straush ha podido cambiar tanto, él siempre fue justo, duro, sí, pero justo.
—Tráela aquí. Irynae se marchará con mi clan y yo me entregaré.
—¿Y qué te hace pensar que los dejaré marchar cuando te tenga en mi poder?
Logan se sube la manga de la guerrera negra y muestra un brazalete con unas pequeñas luces rojas que no dejan de parpadear.
—Las bombas no acabarán con nosotros y lo sabes. —dice Straush con frialdad.
—Estás sí. He colocado cargas por toda la ciudad, C34dx una bombita creada durante mi etapa humana, ¿ya sabes? esa pequeña empresita científica que creó mi traje de combate. Cada carga contiene una potencia similar a una cabeza nuclear, pero en lugar de liberar una explosión radiactiva, provocará una luz similar a la del sol. Os asaréis como cerdos hasta convertiros en cenizas.
Straush aprieta los labios molesto, ha perdido, pero en el fondo le complace que Irynae se aleje de la ciudad imperial.
—Tú ganas. —contesta Straush levantando una mano y llamando a Láyonel—. Ve por Irynae y tráela.
Láyonel se inclina ante él y mira a Logan apenado, por primera vez siente la tentación de desobedecer a Straush y unirse a Logan.
—Te estás equivocando Straush, yo no he hecho eso de lo que se me acusa. —se defiende Logan.
—Las pruebas dicen otra cosa. —contesta Straush con sequedad.
Láyonel, Karsacry y Julius cruzan la entrada principal, miran desafiantes a los miembros del clan de Logan. Irynae corre hasta Logan, se abraza a él agradecida.
—¡Marchémonos ya! No quiero volver a ver a ninguno de ellos. —dice Irynae mirando a Straush con desprecio.
Logan acaricia su pelo, la besa con ternura y la aparta. Mira a Aradhian que no tarda en acercarse y coger del brazo a Irynae, el resto del clan se agrupa en torno a ella.
—¿Qué ocurre? —protesta Irynae.
—Lo siento amor mío. Ha llegado el momento de separarnos, si te acompaño morirán muchos de tus hermanos y yo no soy un asesino. Mi clan te pondrá a salvo, velarán por ti.
—¡No! ¡No pienso marcharme sin ti!
—Aradhian le coloca unos grilletes rociados con aceite de rosas. Irynae intenta zafarse de ellos pero el aceite la debilita. Lodhar y Aradhian tiran de ella hasta la salida, seguidos de cerca por Zarod, Zared y Martha, que espada en mano, vigilan la huida. Martha mira con tristeza a Logan que se limita a mirarla con ojos llenos de amor y tristeza.
Veinte minutos después, las luces rojas del brazalete se convierten en azules, lo que le indica que su clan ha escapado con éxito. Pulsa un botón y las bombas liberan un ácido que las corroe hasta desintegrarlas.
Straush se levanta, saca un anillo de su bolsillo y tomando la mano de Logan, lo introduce en su dedo anular. Nada más sentir el contacto del metal, Logan experimenta una serie de espasmos, la visión se le nubla y cae al suelo debilitado e incapaz de defenderse.
Straush se acerca a Láyonel y le susurra algo. Láyonel asiente, llama al resto del clan y abandonan el salón.
—Llevad a este traidor a los calabozos y dejadlo que se pudra allí hasta nueva orden. —ordena Straush a dos de sus guardias.
Los Bastiones parecen complacidos, en especial Alan que esboza una sonrisa mordaz.