Capítulo 14

 

 

A mitad de camino, Láyonel es interceptado por Lodhar que aterriza en el claro de un bosque. Láyonel activa el mecanismo de autodestrucción de la moto y sube a la aeronave. La tecnología vampira no puede caer en manos de los humanos. La moto explota dejándola reducida a un amasijo de metal humeante.

 

Lodhar le señala uno de los asientos y Láyonel se limita a sentarse, abrocharse el cinturón y cerrar los ojos. Lodhar pulsa un botón en el tablero de control y los cristales se oscurecen, pronto amanecerá y el sol, aunque no sea mortal, les resulta molesto.

 

El viaje se prolonga durante una hora, las naves vampiras gozan de una velocidad muy superior a los aviones humanos, por no decir de un sistema de camuflaje que las hace indetectables para cualquier tipo de radar no vampiro.

 

Lodhar activa un panel y el suelo de una de las torres más anchas se abre con rapidez. Las alas de la aeronave comienzan a plegarse y los motores se invierten hacia abajo, lentamente desciende por el interior de la torre hasta entrar en un hangar subterráneo, donde hay aparcadas otras aeronaves similares y algunos vehículos que ni siquiera Láyonel conoce.

 

—¿Veo que estáis bien surtidos?

 

Lodhar se encoge de hombros, apaga el motor y menea la cabeza para indicarle que le siga.

 

—¿Siempre eres tan comunicativo?

 

—No acostumbro a hablar con extraños. —contesta Lodhar taciturno.

 

Los dos vampiros cruzan el hangar hasta llegar a un ascensor de pequeñas dimensiones. Lodhar pulsa uno de los botones y nada más subir y abrirse las puertas del ascensor, Zarod y Zared aparecen empuñando unos rifles de aspecto letal.

 

—Deja tus armas en el suelo. —ordena Zarod.

 

Láyonel obedece, deja su pistola, la espada y una daga en el suelo.

 

Zared pasa un detector de armas por todo el cuerpo de Láyonel, que suspira cansado y harto.

 

Zared recoge sus armas y las coloca dentro de un armario, luego cierra con llave la puerta y apunta a Láyonel con su rifle, golpeándole en la espalda para que se mueva. Los cuatro vampiros caminan por un estrecho pasillo hasta llegar a otro ascensor desde el que ascienden hasta la primera planta del palacio.

 

Aradhian, Irynae y Martha esperan delante del dormitorio donde yace dormido Logan. Nada más ver a Láyonel, Irynae corre a su encuentro, lo abraza y le besa en la mejilla con cariño.

 

—¿Qué ha pasado hermano?

 

—El emperador junto con el resto del clan ha sido hecho prisionero. El imperio ha caído, los Bastiones que no se han arrodillado ante el nuevo emperador han sucumbido.

 

—¿Nuevo emperador? —pregunta extrañado Aradhian.

 

—Arkanian. Un ser con los mismos poderes que Logan. Ha llegado el momento de liberar a Logan del poder del anillo.

 

Irynae abre la puerta del dormitorio y Láyonel penetra en él, seguido de Aradhian que se gira y ordena al resto del clan que espere fuera.

 

Láyonel retira el anillo de la mano de Logan, por unos instantes este parece intentar levantarse de la cama pero cae rápidamente sin fuerzas.

 

—¿Qué ha sido eso? —pregunta Irynae.

 

—Supongo que es la respuesta de su cuerpo al librarse del efecto debilitador del anillo. En teoría, dado que Logan se regenera con mayor rapidez que nosotros, pronto debería estar despierto. De momento será mejor dejarle descansar y doblar la guardia, según he oído, Arkanian puede sentir su energía.

 

Aradhian acompaña a Láyonel fuera de la habitación, aunque, aún desafiante, le explica las medidas defensivas con las que cuenta el  palacio. Láyonel suspira aliviado, aunque el temor por lo que les pueda pasar a su clan lo atormenta.

 

 

 

Varios guardias fuertemente armados entran en el calabozo, encañonado a los miembros del clan, mientras dos de ellos agarran a Straush y lo sacan del calabozo. Los guardias vuelven a salir sin dejar de apuntarles con su armas. Uno de ellos activa un panel en la pared y marca un código, el techo del calabozo irradia una luz verde que debilita al clan hasta dejarlos sin conocimiento.

 

Alan espera en el calabozo de al lado, sonriente, porta un látigo que pronto usará. Los guardias conducen a Straush hasta el interior y le colocan unos grilletes que cuelgan del techo en los brazos, luego repiten la operación con otros grilletes anclados al suelo. Uno de los guardias rasga las vestiduras de Straush hasta dejarlo desnudo de cintura para arriba.

 

Alan queda sorprendido al ver el torso musculoso de Straush, no imaginaba que tuviera el cuerpo de un guerrero, pero tampoco le importa mucho. Manda salir a los guardias y extiende el látigo.

 

—Voy a hacerte gritar y suplicar.

 

—Cuando esto acabe, te mataré. —contesta Straush con los ojos inyectados en sangre.

 

Alan vacila, pero pronto seguro de sí mismo, comienza a azotarlo pero por más que rasga su carne, Straush no emite el  menor quejido. Frustrado, deja de torturarle y sale del calabozo. Las puertas se cierran tras él y Straush cierra los ojos dolorido.

 

 

 

Irynae se quita la ropa, dejándola caer, sin cuidado o reparo alguno, al suelo, entra en la ducha y abre el grifo del agua caliente. Toma un bote de cristal que contiene gel y vierte un poco en una esponja de baño, regresa el bote a la estantería y frota la esponja contra su cuerpo.

 

Logan abre los ojos, una llamarada recorre sus pupilas. Salta de la cama en un fogonazo y extiende las garras, asustado como si temiera ser atacado. Irynae al escuchar un golpe seco, agarra una toalla y se seca lo más rápido que puede. Abandona el cuarto de baño corriendo y encuentra a Logan con los ojos en llamas y las garras extendidas.

 

Nada más ver a Irynae sus garras comienzan a menguar hasta desaparecer.

 

—¿Irynae?

 

Irynae corre hacia él y lo besa en una mezcla de deseo y tristeza. Logan devora sus labios, mientras sus brazos la aprietan contra su pecho, como si dudara que ella fuera real.

 

—¿Qué ha pasado? Estaba prisionero en un calabozo. ¡¿Y por qué huelo a rosas?! —protesta Logan.

 

Irynae ríe a carcajada limpia al escuchar su queja, no puede creer que esté de vuelta, otra vez junto a ella.

 

—Cariño. Cuando te recogimos olías a rayos, tuvimos que bañarte a conciencia.

 

—¿Bañarme? ¿Quién me bañó?

 

—Lodhar y yo.

 

—¿Me estás diciendo que el bigotes me ha visto el culo?

 

—Y no sólo eso. —contesta Irynae divertida.

 

—Me las pagarás.

 

—¿Y cómo piensas castigarme?

 

Logan tira de la toalla y contempla su cuerpo desnudo, se relame como un felino y la mira con ojos de fuego.

 

—Se me ocurre una forma. —responde desapareciendo en un fogonazo y reapareciendo tras ella.

 

Sus manos se agarran con fuerza a su cintura, Irynae se estremece al sentir sus dedos avanzar hasta sus pechos.

 

—Me voy a resarcir, nena. Vas a tener que compensarme.

 

Sus manos masajean sus pechos, jugando con sus pezones de forma delicada y sensual, Irynae deja escapar un gemido mientras deja caer su cabeza contra el hombro de Logan, gira la cara y se enfrenta complacida con los labios de él, que no duda en introducir su lengua más allá de sus labios, buscando sentir sus besos con mayor intensidad.

 

La mano derecha de Logan deja de atender a uno de sus pechos, para deslizarse hasta su zona más íntima y sensible, sus dedos no tardan en recorrer su sexo con cuidado, con extenuante lentitud.

 

—Veo que ya estás húmeda, eso me encanta porque ardo en deseos de hacerte el amor. —sus dedos se internan en su vagina, Irynae gime llena de deseo—. Nena me vuelves loco.

 

Logan coge en brazos a Irynae y la lleva hasta la cama, dejándola sobre el colchón con delicadeza, luego se aleja sin dejar de mirarla. Desabrocha los botones de la camisa de lino blanco con encajes con la que le habían vestido, luego el cinturón y por último el botón del pantalón. Baja la cremallera y deja caer los pantalones al suelo, quedando en slip, pero no tarda en arrancárselos dejando a la vista su miembro erecto.

 

Camina con lentitud hasta la cama, dejando que Irynae disfrute de las vistas. Se echa en la cama junto a ella y la besa con suavidad, luego desliza su boca hasta sus pechos y finalmente se coloca sobre ella. Nada más penetrarla ella se coge de su cuello para reclamar su boca, él se estremece al sentir su unión tan húmeda, cálida y excitante. ¿Cómo puede un acto ser tan placentero y agónico a la vez? Sus movimientos son intensos, ella lo agarra por el trasero obligándole a penetrarla con más fuerza, pero él trata de controlarse, sus poderes son todavía imprevisibles y teme hacerle daño. Irynae arquea la pelvis ya visiblemente excitada, Logan continúa penetrándola hasta que el clímax los embarga.

 
Una extraña en mi ventana
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