Capítulo 17
Lodhar pilota la aeronave con maestría, mientras Aradhian prepara las armas. Martha se sienta junto a Ragnar que la rodea con sus brazos y le da un beso tierno. Zarod y Zared revisan sus armas, los hermanos gemelos son poco habladores. Láyonel afila su espada e Irynae se limita a mirar a Ragnar.
Ragnar se levanta de su asiento y camina hacia la puerta de la aeronave, de camino toma de la mano a Irynae. Los dos caminan hasta la puerta y miran a través de la ventanilla.
—Me gustaría que me hablaras de Logan.
—¿En serio no recuerdas nada? —pregunta Irynae con tristeza.
—Siento lo que él sentía por ti, sus recuerdos surgen y desaparecen en mi cabeza, pero no soy él.
—Cuando renaciste como humano, viviste una vida totalmente despreocupada, llena de excesos y lujo.
—¿En serio? Recuerdo haber decidido ser humano... por ti Irynae.
—¿Por mí? ¿Acaso no me creías muerta?
Ragnar la mira con tristeza, coge la mano de Irynae y la besa. Sus ojos se cruzan, resulta tan extraño ver al ser amado y que este ya no exista.
—Te amaba demasiado, mi corazón se negaba a amar a otra mujer, por eso me convertí en humano, tenía la esperanza de poder morir y ya que no pude tenerte en vida, estar contigo en la muerte.
Irynae se ruboriza, aunque Logan y Ragnar son la misma persona, son dos personalidades tan diferentes, no sabe qué sentir o qué pensar, si besara a Ragnar sentiría como si estuviera siendo infiel a Logan, es todo tan complicado...
—Cuando las cosas mejoren, tengo la esperanza de que llegues a amarme como siento que amabas a Logan. —dice Ragnar con tristeza. La mira y se aleja de ella.
La aeronave acelera los motores y su velocidad se duplica, en sólo dos horas ya están cerca de la ciudad imperial.
—Esperadme en la entrada de la ciudad imperial. Despejaré el camino y os haré llegar una señal, cuando el camino sea seguro.
La puerta de la aeronave se abre y desciende, ante la sorpresa de todos, Ragnar se lanza al vacío. Su cuerpo rodeado por una bella luz dorada va dejando una estela en la oscura noche. La aeronave aterriza en un claro del bosque y los vampiros fuertemente armados, la abandonan corriendo hasta la entrada de la ciudad imperial.
Ragnar se posa sobre la entrada y esta, como si obedeciera sus órdenes, comienza a descender. Su traje blanco, parece hecho de una tela especial que se ilumina bajo su poder, recuerda a los trajes de la Rusia Imperial, su capa blanca le aporta distinción y nostalgia de otros tiempos ya pasados.
Nada más posarse la plataforma en suelo firme, un centenar de guardias leales a Arkanian abren fuego. Ragnar salta sobre ellos, extiende sus garras y comienza a masacrar a sus insignificantes agresores.
Camina por las calles de la ciudad, sin temor alguno. Los vampiros que no pertenecen a la guardia de Arkanian se le acercan con curiosidad, guardan las distancias pero le siguen, están hartos de seguir a un déspota como Arkanian.
Más guardias ocupan posiciones frente a las puertas de palacio, montan unas ametralladoras de enormes dimensiones. Ragnar se vuelve hacia los vampiros que lo siguen.
—¡Alejaos! No deseo que os hagan daño.
Los vampiros se inclinan ante él y desaparecen.
Arkanian ordena a Saloa que lleve el espejo fuera de la ciudad imperial y contempla desde una ventana como Ragnar avanza, sus ropas lo delatan, ha recuperado la memoria. Esos guardias no lo detendrán y la trampa no está lista, le falta una pieza clave. Desaparece en un fogonazo y reaparece en los calabozos, agarra a Straush que está muy debilitado, rompe sus grilletes y desaparece en el aire con él.
Ragnar mira con furia a los guardias, que parecen aterrados, extiende la mano derecha y esta comienza a arder. Con un rápido movimiento lanza varias bolas de fuego sobre las ametralladoras dejándolas inservibles. Luego corre hacia ellos, extiende las garras y destroza sus armas.
Los guardias desarmados sin ni siquiera ver a su adversario lo miran aterrorizados.
—No deseo mataros. Apartaos de mi camino.
Los guardias se apartan y forman un pasillo, todos sin excepción se postran a su camino en señal de sumisión.
Ragnar comprueba con desagrado que Arkanian ha huido, ya no puede sentir su energía. Entra en el palacio y golpea a un guardia que trata de atravesarlo con su espada, el guardia cae al suelo sin sentido. Ragnar desaparece en un fogonazo y reaparece en los calabozos.
Julius es el primero en percatarse de su presencia.
—¿Logan?
Jud y Karsacry se acercan a los barrotes, están extrañados por el atuendo de Logan, no parece él.
—Aquel al que llamáis Logan ya no existe, mi nombre es Ragnar y he venido para liberaros. Agarra la puerta de hierro y la arranca de sus bisagras, luego la arroja al suelo como si fuera de papel.
Jud corre hasta Ragnar y lo abraza.
—Me alegro de que hayas venido. —dice Jud casi entre lágrimas—. Arkanian se ha llevado a Straush.
—No temas. Encontraré a Straush. —responde Ragnar sonriendo.
Karsacry lo mira confundido, está acostumbrado a la ironía de Logan y no percibe nada en él que le sea familiar.
—Junto a la arboleda cercana a la puerta secreta de la ciudad, os espera el resto de vuestro clan. Marchaos. —ordena Ragnar.
—¿Y tú? —pregunta Julius que parece ser el único que conserva la calma.
—Me reuniré con vosotros en mi palacio. —responde Ragnar desapareciendo en un fogonazo dorado.
—¡Odio cuando hace eso! —protesta Julius.
—Pues a mí me encanta. —responde Karsacry sonriendo.
Jud lo mira divertida, siempre se sorprende con los comentarios de Karsacry.