Agradecimientos
Esta historia ha viajado por el tiempo, lleva conmigo casi una década a día de hoy. Ha viajado por el espacio, puesto que diferentes ordenadores en distintos lugares han recogido mis dedos golpeando sus teclas. Ahora que es algo real, que ha nacido, que puede conocer mundo a la vez que el mundo le conoce a él… No hay palabras. En realidad sí las tengo, pero temo empezar a decirlas, porque pueden no terminar nunca. Es muy especial para mí haber conseguido llevar estas líneas más allá. Por fin. No voy a decir que es un sueño hecho realidad, porque siempre he estado muy despierta para llevar esto adelante, pero sí creo que es una realidad de ensueño.
Recuerdo cómo surgieron los primeros renglones. Era de noche, todavía no tenía un portátil propio, así que utilizábamos el ordenador de mesa familiar. Negro y rojo. Y sí, utilizábamos. Porque esta idea no me pertenece enteramente. Una gran corresponde a Álvaro. Él es mi compañero de vida, el gran amor de mi existencia. Sin él, esto jamás habría visto la luz, porque no habría nacido. Horas y horas, demasiadas como para siquiera tratar de contarlas, yacen detrás de todo este proyecto. Y siempre estaba él. Siempre. Porque, aunque haya sido yo quien ha llevado a las letras todo este mundo de crimen organizado y sangre, Álvaro ha sido un pilar fundamental en el desarrollo de la trama. Un pilar fundamental, a secas, en todos los aspectos de mi vida. Así que, si tengo que abrir estos agradecimientos con alguien, tiene que ser con él. Con su afán por conseguir que esto vaya adelante. Pero no me quedo ahí. Es que es todo. Todo. Su apoyo eterno en cualquier circunstancia de la vida. Porque siempre es mi gran sustento cuando acecha mi propia Cadena del Trece.
A mi padre, culpable en buena parte de mi afición por la lectura al leerme tantos cuentos de pequeña. Por imaginar al Cucurucho e incentivarme, sin que él lo supiera, a querer crear historias. Por hacerme alcanzar diferentes lugares del mundo, literalmente. Por su incondicionalidad.
A mi madre, culpable de querer tener mi vida repleta de libros. Por ser mi lectora beta. Por sentir tanto entusiasmo por esta historia incluso antes de que naciera. Por ser tan crítica. Por mantener esa actitud luchadora frente a las adversidades. Por su incondicionalidad.
A mi hermana, culpable de que mis días sean más brillantes. Dicen que los amigos son los hermanos que elegimos. Soy muy afortunada de que mi hermana de sangre sea además mi mejor amiga.
A Lucía y a Renata, porque son fuertes columnas de diamante que se mantienen cuando la tormenta arrecia. Porque son suaves abrazos de dientes de león cuando llueven carámbanos. Y, cuando buscas la definición de amistad en el diccionario, aparecen sus nombres.
A Elena, ya no solo porque haya conocido esta historia como lectora beta, sino por cómo es. Por la alegría que transmite. Porque ambas caminamos rápido para no aburrirnos. Por nuestros audios y risas. Por su llamada. Porque me enamoro de los libros que elige para reseñar. Su blog es “mimundopersonaldelibros.blogspot.com.es”. Por favor, visitadla. Merece la pena.
A Sofía. A Virginia. A Inés. A Elena. A Pilar. A mi familia. A mis chicas bloggers. Y para todos los que, de una manera u otra, están a mi lado. Para la gente que he ido conociendo por el camino. Para los que conoceré.
Y para ti, lector. Siempre.