Nigel Jones
La historia a los vencidos.
Tal vez pueda decirles lo siento, pero no puede ayudar ni perdonar.
W. H. AUDEN
Los versos finales del gran poema de Auden «Spain», escrito en 1937 en el punto más álgido de la guerra civil española, siempre me han parecido tanto un angustioso grito de desesperación ante la injusticia y la crueldad del universo como una apremiante llamada a las armas, la intención precisa del autor. Auden, en realidad, no era un activista político demasiado combativo, sino más bien, en palabras de un desdeñoso George Orwell (un combatiente algo más activo en la guerra de España), alguien que «siempre estaba en otro lugar cuando se dispara una bala».
Auden llegó a España para defender la República contra el alzamiento militar del general Franco, pero en calidad de conductor de ambulancia y no de combatiente. Incluso en esta función, no duró más que unas pocas semanas. Sin embargo, su experiencia española, por breve que fuera, igual que la de Orwell, bastó para cambiarle para siempre. La visión de las iglesias incendiadas por los ateos republicanos le produjo un horror inesperado y despertó el cristiano durmiente en el alma de Auden. Desechó sus ideas comunistas y, al final, se reconvirtió al anglicanismo.
El poema «Spain», escrito en el apogeo de su entusiasmo izquierdista, tenía una intención propagandística; se trataba de una súplica para convencer a voluntarios de todo el mundo a unirse a las Brigadas Comunistas Internacionales e ir a combatir por la República. Además de sus emotivas líneas finales, contiene una frase profundamente siniestra: «La aceptación consciente de la culpa en el necesario asesinato», que suscitó, una vez más, la repulsa de Orwell. Tan solo podría haber sido escrito, le recriminó Orwell, «por alguien para quien el asesinato es, como mucho, una palabra». Orwell tenía razón, y Auden, avergonzado, retiraría más tarde esta frase declarando que ningún asesinato era nunca «necesario». Sin embargo, esta sensación de Auden de que el paso de la historia debe ser capturado antes que vuele para siempre, permanece.
Además, la historia tiene la costumbre de retractarse de sus decisiones finales. La República perdió la guerra civil, pero en la España de hoy en día, ha sido el franquismo el que ha sido derrotado, el que está muerto y enterrado, así que, a la larga, podría decirse que, después de todo, la República ha vencido. Y Auden, aquel joven comunista apasionado, vivió el tiempo suficiente para arrepentirse de su locura de juventud. En su sabiduría infinita, la historia a veces permite volver a pensarse este tipo de cosas.