Un final que es un principio

Antes de que entiendas el porqué de este título, quiero terminar el libro dando las gracias al escritor que ha puesto su oficio para contar mi historia. Él dice que soy yo quien ha inspirado la obra que estás a punto de cerrar, que no podría haber escrito nada si mi familia y yo no le hubiéramos contado esta aventura que ahora es también la tuya.

La misma fuerza que, sumando capacidades, hizo posible la tipografía Anna y que ahora este libro haya visto la luz es la que tú posees para subir tu Himalaya particular o derribar cualquier muro.

Has leído el testimonio de superación de todo un colectivo, pero estas páginas hablan también a todo aquel capaz de trabajar en equipo y confiar en los demás.

Dicen que confiar no es algo que pueda hacerse a man taedias: o confías o no confías.

Yo he aprendido a confiar en los demás y, al final, he confiado también en mí misma. Porque, como los alpinistas de una expedición que, juntos, se dirigen a la cima, hay miles de cosas que podemos conseguir si nos rodeamos de la gente adecuada.

La Fundación Itinerarium, mi familia, Francesc, Purificación y los editores de este libro han formado equipo contigo, pues tú has puesto imágenes a los capítulos de este libro, has proyectado cada escena en tu mente y has escuchado mi historia.

¡Gracias infinitas!

Esta obra habla de una vida que no ha sido fácil y que, si no fuera por el apoyo de tantas personas, sería todavía más complicada. Tener síndrome de Down es algo duro a lo que me enfrento todos los días, pero aun así consigo ser feliz.

Si tienes la confianza de aquellos que te quieren, serás capaz de sorprenderles y de sorprenderte. Con todas sus dificultades, la vida es una aventura maravillosa.

Por eso este capítulo final no es un final, sino un principio, pues después de cerrar este libro empieza tu aventura personal.

Olvídate de los límites que te habías puesto (sí, te los habías puesto tú) antes de leer estas 173 páginas. Mi historia ya la conoces. Ahora es tu turno. Y tú, ¿hasta dónde quieres llegar?

Anna Vives