La lección de Kilian

 

 

 

 

He tenido la oportunidad de conocer a Kilian Jornet, un deportista increíble que ha sido campeón del mundo de esquí de montaña y que ha ganado carreras por terrenos por donde a mí me cansaría solo caminar.

Ha vencido en tres ocasiones la Ultra-Trail de Mont Blanc, además de otras pruebas durísimas que exigen subir y bajar corriendo de cimas tan altas como el Kilimanjaro. Cada año corre unos 7.000 kilómetros por pendientes.

Cuando le conocí me preguntaba si también habría subido y bajado corriendo del Himalaya hasta llegar al Everest, la cima más alta del mundo. Mi padre sonríe al plantearle mi duda y me dice que ese es justamente uno de los proyectos que Kilian tiene en el horizonte.

En 2015 quiere batir el récord de ascenso al Everest, sin guías, porteadores, cuerdas ni bombonas de oxígeno. El alpinista que lo consiguió en menos tiempo necesitó veintidós horas y veintinueve minutos. ¿Superará Kilian esta proeza?

Es difícil de saber, porque la vida está llena de dificultades e imprevistos, y mientras asciendes el Himalaya puedes encontrarte con tempestades o ponerte enfermo. Ahora bien, lo que no puedes dejar de subir a la montaña —sea de la clase que sea— son las ganas de disfrutar con la aventura.

Kilian dice que si haces algo con ganas, ya es un éxito desde el primer momento.

Yo soy lenta en las cuestas y no he subido a pie montañas más altas que el Tibidabo, pero sí que he tenido que enfrentarme a mis propios Himalayas, y lo sigo haciendo.

Uno de ellos fue completar la tipografía junto con Julen. Un lento ascenso, pues nos llevó un año llegar a la cima.

Cuando Kilian conoció mi historia, quedó muy impresionado y colgó en su cuenta de Twitter la frase: «¿Conocéis la tipografía de Anna Vives?». Eso me hizo inmensamente feliz.

 

149.jpeg

 

También es uno de los padrinos del proyecto BOX21 de la Fundación Itinerarium, en el que ayudamos a mejorar la calidad de vida de personas como yo, con más dificultades.

Y hablando de montañas y retos, la gala de entrega de premios estaba a punto de empezar y, aunque con ganas de disfrutar de lo que sucediera, yo me sentía muy nerviosa.

€