¿Dónde está la barrera?

 

 

 

 

A medida que voy viviendo, me doy cuenta de que la barrera más alta que hay entre nosotros y lo que deseamos hacer está en nuestra cabeza.

Sonia Fernández-Vidal, una doctora en física muy guapa, lo explicaba una vez por la radio poniendo como ejemplo las pruebas de atletismo.

Al parecer, hasta 1968 se consideraba totalmente imposible correr los cien metros lisos en menos de diez segundos. Pero ese año el atleta Jim Hines logró la marca de 9,95.

No obstante, lo más sorprendente sucedió justo después.

Tras setenta años sin que nadie lograra bajar de los diez segundos en ninguna Olimpiada ni en otras carreras que se celebraban cada pocos meses, solo pasaron menos de nueve años hasta que otro atleta consiguiera, después de Jim Hines, batir el récord.

El tercero lo logró cinco años y medio después. Y un mes y medio más tarde, un cuarto corredor corría los cien metros en menos de diez segundos.

¿Qué había sucedido?

Sonia lo explica así:

 

Es algo muy sencillo: al demostrarse que un ser humano podía correr los cien metros en menos de diez segundos, los atletas abandonaron la verdad absoluta de que era imposible hacerlo y, eliminada esta barrera psicológica, fueron batiendo la marca cada vez más a menudo [...]. Por lo tanto, además de romper un prejuicio, Jim Hines derribó un muro en la mente de los corredores venideros. El freno de la imposibilidad se había convertido en el reto de lo posible.

 

Es muy importante eliminar primero las barreras que hemos instalado en nuestra mente antes de enfrentarnos a obstáculos externos.

Si quieres, puedes. Rodéate de un buen equipo y de su confianza: el éxito está asegurado.

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