15
—Señora Marsden, confieso que su talento para la investigación me deja asombrado. —El inspector Logan soltó las hojas de papel que había estado ojeando y miró a Penny—. Ojalá contara con más personas como usted entre mi personal.
Amity sonrió con orgullo.
—Penny, eres brillante. Has logrado reunir información sobre cada uno de los caballeros presentes en el baile de los Channing que pueden tener cierta similitud con mi descripción del asesino. Incluso has averiguado quiénes son los fumadores.
Estaban reunidos en el salón. Logan había llegado poco después de Benedict y ambos se habían apresurado a leer las notas de Penny sobre la lista de invitados.
—Un trabajo excelente, señora Marsden —dijo Benedict, que se levantó y se acercó a la ventana—. Esta lista debería reducir nuestra búsqueda. Les pediré a mi hermano Richard y a mi tío Cornelius que hagan algunas averiguaciones más en sus respectivos clubes. Nos ha ahorrado usted un tiempo precioso.
Penny se sonrojó e hizo un gesto elegante con una mano.
—He contado con la inestimable ayuda de la señora Houston y con los miembros de su familia que trabajan en otras casas. Entre todos hemos reunido distintas fuentes para abarcar todos los nombres de la lista.
Logan miró al ama de llaves con una sonrisa.
—Le doy también las gracias, señora Houston. Es obvio que también deberíamos contratar a mujeres en Scotland Yard.
La señora Houston se ruborizó.
—Encantada de haberlo ayudado, señor. Ha sido un trabajo muy interesante. No me importaría repetirlo. El cambio se agradece.
Logan la miró de forma elocuente.
—Perseguir a alguien tiene su aquel.
Amity vio que Penny miraba al inspector con curiosidad. Aunque no pronunció palabra alguna, Amity tuvo la impresión de que su hermana acababa de obtener una nueva imagen del señor Logan y que lo que había descubierto le resultaba admirable. Logan era bueno para su hermana, pensó. Aunque lo último que necesitaba Penny era que le partieran el corazón.
Benedict cogió la lista y la leyó de nuevo.
—Uno de los nombres es especialmente interesante. Arthur Kelbrook. Es el hombre que demostró una malsana curiosidad sobre la experiencia de Amity con el Novio. Kelbrook estaba presente tanto en la recepción del Círculo de Viajeros y Exploradores como en el baile de los Channing.
Amity frunció el ceño.
—Pero ya he dicho que no creo que sea el hombre que me atacó.
—Lo entiendo —replicó Benedict—. De todas formas, la curiosidad que demostró me preocupa.
—Según mi experiencia, existen ciertos individuos capaces de desarrollar una curiosidad macabra sobre los crímenes de esta índole —afirmó Logan—. Es evidente que Kelbrook pertenece a ese tipo de personas. Sin embargo, si la señorita Doncaster está convencida de que no es el asesino, debemos mirar en otra dirección. No podemos malgastar tiempo con un sospechoso que no se ajusta a su descripción.
Benedict asintió con la cabeza de forma renuente.
—Tiene razón, inspector, por supuesto. No debemos perder de vista nuestro objetivo.
—Me sentiría mucho más segura sobre el resultado de nuestras pesquisas si supiéramos con seguridad que el asesino asistió al baile de los Channing —terció Penny—. Nos estamos moviendo basándonos en conjeturas.
—No del todo —replicó Logan—. Creo que la idea original tiene su mérito. Por lo que sabemos, su hermana concitó la atención de la alta sociedad la mañana posterior al baile.
—Muchas de las personas que asistieron al baile de los Channing también asistirán al baile de los Gilmore mañana —anunció Penny—. Tal como hemos establecido, la alta sociedad es un círculo reducido. La lista de invitados para ambos eventos será prácticamente idéntica.
—¿Y qué pasa? —preguntó Amity.
Penny carraspeó.
—Se me ha ocurrido que tal vez sea interesante que asistas, Amity... acompañada del señor Stanbridge, por supuesto.
Amity la miró sin dar crédito.
—¿¡Yo!?
—Y el señor Stanbridge —repitió Penny, que miró a Benedict—. Estoy segura de que podrá hacerse con una invitación, señor. De hecho, me sorprendería que no la hubiera recibido ya. Sin duda, se encuentra usted en la lista de invitados de todas las anfitrionas de la ciudad.
—Es posible —admitió Benedict—. No paran de llegar invitaciones a mi casa. Normalmente las tiro.
—Recibe tantas porque se le considera un buen partido —comentó Penny con sequedad.
Benedict frunció el ceño.
—¿No cree que se deba a mi encantadora personalidad y a mi conversación inteligente?
Todos lo miraron en silencio un instante. Y después Amity soltó una risilla.
—Sin duda —contestó.
Benedict sonrió. Sus ojos adquirieron un cálido brillo.
—Sus palabras me tranquilizan. —Se volvió hacia Penny—. ¿De verdad cree que puede ser útil que Amity y yo asistamos al baile de los Gilmore?
—La señora Marsden ha dado en el clavo en una cosa —terció Logan—. Si es cierto que al menos algunos de nuestros sospechosos estarán presentes...
—Tal vez yo pueda identificar al asesino —terminó Amity por él, entusiasmada de repente—. Qué brillante, Penny.
Logan la miró con una sonrisa.
—Sí, mucho.
Penny se sonrojó.
—Admito que la probabilidad de identificar al asesino en el baile no es muy alta.
—Pero, al menos, nos permitirá quitar a algunos sospechosos de la lista —repuso Amity—. Aunque el plan solo funcionará si el señor Stanbridge recibe una invitación.
—Si no consigo una, sé de alguien que puede darnos una —aseguró Benedict—. Como ya he dicho antes, mi tío tiene muy buenas relaciones en ciertos círculos.
Veinte minutos más tarde, Benedict y Logan se marcharon de la casa. Benedict a fin de conseguir una invitación para el baile de los Gilmore; Logan para continuar con sus pesquisas.
En cuanto la puerta se cerró tras ellos, Penny miró a Amity.
—Ahora que Benedict y el inspector Logan se han ido, quiero hablar de una cosa contigo —dijo en voz baja.
Amity torció el gesto.
—Supongo que quieres hablar de un vestido para el baile, ¿verdad? Estoy segura de que podemos confiar en que tu modista se encargue de que vaya adecuadamente arreglada para la ocasión.
—No me preocupa el vestido. Madame La Fontaine se ocupará de esa parte. Lo que quiero decirte es que, además de los sospechosos de la lista, hay otra persona que seguro que asistirá al baile. Lady Penhurst.
—¿Quién es?
—Su nombre estuvo vinculado en el pasado al de Benedict por razones románticas.
Amity suspiró.
—Entiendo. Pero no es la misma mujer que lo dejó plantado en el altar, ¿verdad?
—No, esta se llama Leona, lady Penhurst. Durante el tiempo que estuvo involucrada con Benedict era la señora Featherton. Viuda de un caballero ya anciano pero muy importante, que no le dejó tanto dinero como ella esperaba recibir. Así que puso sus miras en Benedict. Al ver que su plan no funcionaba según lo esperado, se casó con lord Penhurst.
—Entiendo.
—Penhurst ha enviudado dos veces —siguió Penny—. Leona es cuarenta y tantos años más joven que él. Todo el mundo da por supuesto que se casó con Penhurst porque creía que estiraría la pata en cuestión de pocos meses. Pero, de momento, sus esperanzas se han visto truncadas. Penhurst está chocheando y la mente no le funciona bien, pero no demuestra el menor indicio de encontrarse al borde de la muerte.
Amity unió las manos tras la espalda y se acercó a la ventana.
—Estás tratando de advertirme de que tal vez monte una escena.
Penny se colocó detrás de ella.
—No sabría decirte qué debes esperar de ella. Pero no quiero que todo esto te pille desprevenida mañana por la noche. Se rumorea que lady Penhurst montó en cólera al ver que Benedict no tenía intención de regalarle el collar de los Stanbridge.
—No te entiendo. ¿Quería el collar de la familia?
—Se conoce como el Collar de la Rosa —contestó Penny—. Vale una fortuna. Según la tradición familiar, el primogénito de los Stanbridge, Benedict en este caso, se lo regala a su novia cuando le pide matrimonio. Estoy segura de que Benedict no pretendió en ningún momento casarse con Leona, pero todo mundo se enteró de que se enfureció cuando él puso fin a la relación. Se dice que es una mujer vengativa. Si Leona cree que existe la menor posibilidad de vengarse de Benedict, tal vez se sienta inclinada a hacerlo.
—¿Crees que puede utilizarme para vengarse? No veo cómo.
—Yo tampoco —reconoció Penny—. Pero su reputación es tal que debes prometerme que tendrás muchísimo cuidado si te la encuentras.
Amity sonrió de forma renuente.
—Me aseguraré de llevar el tessen al baile.