13

Mar, es una mujer hermosa. Su belleza es felina, agresiva, instintiva, no se advierte en sus bien delineadas formas otro olor que el del sexo.
Nació para ser admirada, deseada, buscada, no para ofrecer refugio al reposo del guerrero sino para librar con él, mil combates entre sábanas y gemidos.
Ella lo sabe, es consciente de su enorme capacidad de atracción y ha encontrado en ésta una manera de sobrevivir, de vivir su existencia, jugando en cada minuto descuentos al tiempo.
Desafía todo lo convencional y ve en cada hombre que se cruza en su camino, una oportunidad de desquitarse con la vida, dejando en la cama toda la amargura que a ella le dejó.
Su historia empieza, cuando todavía la adolescencia dibujaba en su cuerpo de niña-mujer los primeros trazos de una voluptuosidad que empujaba a todos los hombres a voltear la mirada para fijarse en ella.
En el viejo puerto de Mollendo, vendiendo en las madrugadas pescado fresco, comprendió rápidamente que por esta atracción fatal para los hombres tenía que pagar un precio demasiado alto.
Rosario su madre, estaba enferma de cáncer al útero, no tenía el suficiente dinero para hacerse tratar y en el Puerto rodeada de sus tres hijos menores, cuyo padre era incapaz de procurarles alimento y mucho menos podía hacer algo por ella, desfallecía día a día.
El marido desocupado, todas las tardes junto al muelle se quedaba dormido de tanto beber. Borracho al caer la noche retornaba a casa, golpeaba a la mujer enferma y a los hijos pequeños los sumía en la vergüenza entre gritos y patadas.
Entonces Mar huía a la playa y allí entre el azul de las aguas, entre el ir y venir de las olas, viendo asombrada el vuelo de las gaviotas y escuchando los piropos grotescos de los pescadores se fue haciendo mujer.
Sólo de tarde en tarde acariciaba, con una ternura extraña, a una débil gaviota que refugiada entre las rocas golpeadas por el mar curaba sus alas rotas. Mar era su amiga. Hablaba con ella, le contaba sus penas y también
algún secretillo de amor.
Un día, la gaviota se sintió fuerte y ensayó el vuelo, se marchó, y con ella toda la inocencia de Mar.
Al volver a casa premunida de una inmensa tristeza, estrechó en un abrazo a su madre agónica y una vez más le preguntó:
—¿Quién es mi padre? y una vez más la respuesta de siempre.
—No lo sé, prefiero no acordarme. Fueron tantos, él era muy hermoso, te pareces mucho a él, era marinero me quiso mucho, pero se fue y me dejó.
—¿Cómo se llamaba?
—No me acuerdo. Sus ojos eran azules, como los tuyos, por eso te puse por nombre, Mar.
Semanas después su madre murió, fue enterrada gracias a la limosna de los amigos y vecinos pescadores, que la obligaban a bajar la cabeza cuando en su vocabulario porteño y en el despertar de sus instintos primitivos, le hacían propuestas indecentes.
Por eso aquella noche, cuando el padrastro borracho, la violó brutalmente, en la misma cama donde murió su madre, no gritó, no lloró.
Al amanecer se marchó para siempre y en silencio al decir adiós a sus hermanos pequeños, juró que jamás amaría a ningún hombre, porque algunos son demasiado perversos.
Por eso ahora, lejos de los recuerdos dolorosos y con el vaso de Whisky, que embobado Iván le ofrece planifica lentamente, sorbo a sorbo su venganza.
Mar comprende el signo trágico de su destino, en este refugio de militares y policías que custodian la muerte, en su encierro de orgias, donde para no cagarse de miedo, recibiendo los reportes de incursiones terroristas en los alrededores de Huanta: 100 muertos en Pacayqasa, 3 campesinos decapitados, dos ingenieros colgados en la plaza principal de Vilcashuamán, prefieren emborracharse y olvidar.
—Traigan más whisky... esto está empezando a oler a muerte.
Mar, complaciente llena las copas, ríe con ellos, mientras sus recuerdos no pueden alejarla del pasado. ¿Cómo llegó hasta aquí?
Fue el Neto, claro el Neto que se enamoró perdidamente de ella, en un prostíbulo arequipeño y ante la imposibilidad de que ella sea aceptada por su familia, cargada de prejuicios y estúpidos abolengos, la trajo hasta Ayacucho.
A los pocos meses, cuando empezó a trabajar como ingeniero agrónomo en una zona cercana a Huanta, misteriosamente apareció muerto.
¡Cuánto lloró entonces! ¡Cuánta desesperación! Si apenas estaba empezando a creer en los hombres. Desde entonces, sintiendo odio terrible en su alma, juró venganza. Esta vez venganza con placer y allí estaba en acecho.
Sus 24 años eran incitantes, una provocación permanente para el avezado y rubio periodista nórdico, que ella imaginaba parecido a un padre que nunca conoció.
Cuando Iván loco de pasión y ebrio de alcohol se enredaba en su carne joven, ella reía, reía compulsivamente e imaginaba el desquite.
Está convencida de que es una espía, que cual Matahari andina usa su cuerpo para la venganza. Lo ha asumido por decisión propia. Tiene que vengar la muerte de Neto, del único hombre que fue bueno con ella.
Le interesa ganarse la confianza del que equivocadamente cree que es el asesor de inteligencia de las fuerzas armadas. Más tarde se infiltraría en el otro bando para tomar venganza.
Noche a noche, interrogaba a Iván creyendo que él le proporcionaría información estratégica que luego trasladaría a Marco, el cabecilla de SL, en la zona de Ayacucho. No le interesaba de cual lado estaba la verdad, ambos, en su mente poco cultivada, eran culpables de la muerte misteriosa y nunca descifrada de su Neto.
Cuando Iván, dejó de asistir a las fiestas bacanales, ella pensó que había ido demasiado lejos en sus interrogaciones y sintió miedo de que descubriera su juego.
Mar, muchas veces fue a buscarlo y entre sexo y placer delirante, empezó a extraer información valiosa y cuando muy tarde, en sitios oscuros y alejados al principio y luego en su refugio clandestino se acostaba con el camarada Marco para darle información secreta que él pagaba muy bien, le hablaba del misterioso periodista asesor de los policías.
—Insiste, insiste, sácale información -decía Marco con impaciencia y dureza.
—Yo sé cómo se mueven estos malditos. Mar, eres clave en esta lucha, tus servicios son valiosos, cuando alcancemos la victoria, tú serás recompensada. Tu belleza brillará como un atributo más de tu astucia e inteligencia.
Mar sonreía y pensaba en Neto… miserables. ¿Cuál de ustedes lo mató?
Su corazón lleno de odio, buscaba venganza en ambos bandos. Neto era un hombre bueno y la amaba. Quiso huir de aquellos que la lastimaban en lo más profundo de su dignidad, que no aceptaban que la vida es cruel y a veces lleva a las personas por caminos, donde ni siquiera es posible detenerse para analizar si están o no equivocados, simplemente los toman porque no hay posibilidad para la elección.
Sí, es cierto, cuando Neto la conoció Mar se prostituía, no había otra alternativa para una muchachita de 17 años, víctima de terrible abandono material y moral.
Ella, como muchas otras, sufrió la ignominia de la pobreza, del desamor, de la soledad, pero también, como muchas de ellas, es víctima de una sociedad que entre escandalizada y complaciente las rotula como putas chiquitas.
No intentan, asomarse a su drama interior, menos comprender que son víctimas de explotación sexual, porque no deciden ellas, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ni dónde vender su cuerpo.
El explotador, proxeneta, caficho o como se lo llame, ejerce poder sobre ellas, vende y comercializa sus cuerpos como si fueran mercancías.
Mar, recordaba su pasado con mucha ansiedad, por eso cuando en medio de la inquietud y el miedo, su cuerpo era tomado, una y otra vez, por hombres diferentes, no sentía nada, se sabía un objeto, una cosa, reconocer esto le causaba infinito dolor y frustración.
Atrás quedaban sus sentimientos, muchas veces, casi siempre, lloraba sola. Algunas veces Marco secó sus lágrimas, que parecían gotas de lluvia, detenidas en sus ojos azules y entonces lo escuchaba decir:
—Muchachita, un día las cosas cambiaran, por hoy los fusiles se disparan para matar, hay que aniquilar a todos. Cuando la victoria sea nuestra, no te amaré en las sombras, serás la luz, mi luz.
Cuando empezaba a hablar, con dulzura para ella, pero con crueldad y frialdad con los otros, Mar temblaba de miedo y a solas se preguntaba:
—¿Cómo éste hombre tan tierno y experto en el amor, podía ser tan cruel y frío frente a la muerte?
Marco, muchas veces, intentaba junto al placer, liberar su alma prisionera del fanatismo y acariciando sus senos y la mata de sus cabellos, con extraño sadismo, le describía hechos y escenas vividos por sus camaradas.
—Mar, mi dulce Mar, si tú conocieras la Q'aqa cárcel de Aquira, aquella que en tiempos de la Inquisición sirvió para juzgar a los infieles, sabrías ahora cómo es el infierno. En esta cárcel de piedra, mis hermanos de lucha, encerraron a 10 uniformados. Allí los cercaron, sin agua, sin luz, sin alimentos y murieron enloquecidos de terror.
—Dios mío, que crueldad, serán engendros del diablo.
—Se lo merecían, ellos fueron los autores de las fosas comunes, donde enterraron semivivos a seres humanos como ellos… Dante…
—Sabes quién es Dante Afligiere No... qué vas a saber, tú nunca fuiste a la universidad, sí, Dante un famoso escritor, se quedó chico al describir el infierno... malditos, así pagaron lo que le están haciendo al pueblo.
—Pero Marco, no sólo son ellos y ustedes. ¿Qué hacen ustedes?, son a veces más crueles que ellos.
Entonces, Marco enfurecido, la dejaba sin aliento y llamándola puta de mierda se marchaba... para volver noches después arrepentido buscando su boca, sus senos, su vagina, con desesperación, la soledad del monte lo tenía hondamente perturbado.
En el mismo tiempo, en horas diferentes al volver a Iván advertía también angustia y desesperación al hacer el amor. Ella disfrutaba el placer y nada más.
Iván, astuto y viejo cono era, se daba cuenta que algo extraño había en la conducta de su amante, cuando la requería, Mar, se limitaba a ser complaciente y mientras retribuía sus servicios con dólares, ella se preguntaba:
—¿Dónde en este pueblo de muerte, de asesinatos en cada esquina, de encuentros clandestinos, quedaba algún espacio para el amor? Dónde sino en el recuerdo de Neto, en la dulzura de sus ojos enamorados, en la calidez de sus abrazos, en sus manos largas que acariciaban sin herir, sin manchar, sin ofender, en su capacidad de amar sin exigencias, desnudando con ternura sus mejores años. ¡Ay vida! Qué cruel eres.
Pronto la sangre se agolpaba en sus venas y como un río de furia recorría la venganza... ¿Con cuál de los dos amantes, empezaría a pagar el dolor infinito de haber perdido a su Neto?
De alguno de los bandos tuvo que surgir la bala asesina. Cuando encontró a su Neto tendido en medio de la calle, con sus ojos desorbitados de espanto, cerrándolos con besos juró vengarlo.
Nadie revindicó su asesinato, los periodistas especularon, calcularon la información, qué otra cosa podían hacer si a ellos también los paralizaba el miedo. Está demasiado viva y cercana la experiencia de Uchuracay, las fosas
comunes de Pucayacu.
Marco le contó una noche, como 50 de sus camaradas muertos fueron encontrados, por la policía, en fosas sobre la margen del río Mantaro, en una quebrada a 100 metros de la carretera Huanta- Huancayo. Sólo un cadáver fue identificado.
También le habló de Iribamba, donde se encontraron costales, aparentemente de papas, de los cuales fluía agua y eran cuerpos destrozados. Entre los canales de regadío encontraron las cabezas.
El horror era insoportable, entonces Mar lloraba y con miedo le pedía a Marcos que se alejara de su vida.
Él le prometía hacerlo, pero luego a la siguiente noche, volvía con más ansias a contarle cosas.
—Tienes que hacerte guerrera. La muerte desde que estás a mi lado, es tu compañera, es tu amante.
Entonces, sentía miedo de que Marco descubra su relación con Iván y como un refugio a su drama, ante la imposibilidad de cambiar las cosas, se entregaba enamorada al recuerdo de Neto. Cuando hablaba con Marco, de Neto, él decía…
—No lo matamos nosotros, era uno de los nuestros.
No puede creer. Está terriblemente confundida. Quiere entender las cosas que están pasando y se dice a si misma:
—Cómo te atreves Mar, si tú no entiendes, no sabes nada. Recuerda que apenas fuiste a la escuela primaria. Mar. que pretenciosa eres. Te estás creyendo demasiado, porque te acuestas con dos hombres importantes. Cuidado, si descubren tu juego, puedes quedarte en el camino.
—Total… qué más da, tu Neto está muerto. Ellos tienen el poder, tú sólo despiertas pasiones, liberas tensiones cuando copulas.
El poder del sexo no tiene frenos, la historia del mundo, muchas veces, cambio en las entrepiernas de una adorable puta.