[239] Memoiren einer Idealistin, 5a. ed., 1900, III, p. 116. Durante muchos años fue incapaz de rezar, debido a creencias materialistas. <<

[240] En otro lugar, Whitman expresa de una manera más serena lo que probablemente fue una percepción mística crónica: «Hay —escribe— aparte del simple intelecto, en la configuración de cada identidad humana superior, un algo maravilloso que se da cuenta perfecta, sin argumentos, a menudo incluso sin lo que se llama educación (aunque yo lo considero el fin y el punto culminante de toda educación que merezca tal nombre), de una intuición del equilibrio absoluto, en el tiempo y en el espacio, de la totalidad de esta multiplicidad, de esta orgía de disparates e inconcebible forjadora de creencias e inestabilidad general que llamamos el mundo. Una visión del alma de la clave divina y trama oculta que sostiene todo el cúmulo de cosas, toda la historia en el tiempo y todos los acontecimientos, sean triviales o trascendentales, como un perro sujeto por la mano del cazador. De esta visión del alma y raíz fundamental para la mente, el mejor optimismo sólo explica la superficie». Whitman acusa a Carlyle de carecer de esta percepción. Specimen Days and Collect, Filadelfia, 1882, p. 174. <<

[241] My Quest for God, Londres, 1897, pp. 268-269, versión resumida. <<

[242] Op cit., pp. 256-257, Versión resumida. <<

[243] Cosmic Consciousness: a study in the evolution of the human Mind, Filedelfia, 1901, p. 2. <<

[244] Loc. cit., pp. 7-8. Mi cita sigue el folleto impreso privadamente que precedió a la obra más conocida del doctor Bucke y difiere literalmente un poco del último texto. <<

[245] Las citas son de VIVEKANANDA, Raja Yoga, Londres, 1896. La más completa fuente de información sobre el yoga es la obra que tradujo Vihari Lala Mitra, Yoga Vasista Maha Ramayana. 4 vols., Calcuta, 1891-1899. <<

[246] Un testigo europeo, después de comparar cuidadosamente los resultados del yoga con aquellos que los estados hipnóticos o fantásticos pueden producir artificialmente, dice: «Hace de sus verdaderos discípulos hombres buenos, sanos y felices […]. Por el dominio que el yogui alcanza de sus pensamientos y de su cuerpo, se convierte en un “carácter”. Por la sujeción de sus impulsos y propensiones a su voluntad y la fijación de ésta en el ideal de bondad, llega a ser una “personalidad” que los otros no pueden perturbar, y es casi lo opuesto de lo que nosotros imaginamos que ha de ser un “médium” o un “sujeto hipnotizante”». Karl KELLMER, Yoga: Eine Skizze, Munich, 1986, p. 21. <<

[247] Sigo el relato de C. F. KOEPPEN, Die Religion des Buddha, Berlín, 1857, I, p. 585, y II. <<

[248] Para un relato completo, véase B. MACDONALD, The Life of Al-Ghazzadi, y Journal of the American Orientat Society, 1899, vol. XX, p. 71. <<

[249] A. SCHMÖLDERS, Essai sur les écoles philosophiques chez les arabes, París, 1842, pp. 54-68, versión resumida. <<

[250] La Christliche Mystik de GÖRRES ofrece un relato completo de los hechos. También lo hace Mystique Divine, de RIBERT, 2 vols., París, 1890. Mystica Theologia, de VALLGORNERA, 2 vols., Turín, 1890, es todavía la obra más metódica y moderna. <<

[251] M. RÉCÉJAC, en un volumen reciente, las considera esenciales. Define el misticismo como «la tendencia a estar moralmente cerca de lo Absoluto, con la ayuda de símbolos». Véase su Fondements de la Connaissance Mystique, París, 1897, p. 66. Pero hay condiciones indudablemente místicas en las que los símbolos sensitivos no tienen función alguna. <<

[252] San Juan de la Cruz, La noche oscura del alma, libro II, cap. XVII, en Vie et Oeuvres, 3a. ed., París, 1893, III, pp. 428-432. El capitulo XI del libro II, «Subida al monte Carmelo», se dedica a mostrar el carácter nocivo para la vida mística del uso de imágenes sensibles. <<

[253] En particular omito la mención a las alucinaciones visuales y auditivas, a los automatismos verbales y gráficos y maravillas tales como la “levitación”, la estigmatización y la curación de enfermedades. Estos fenómenos, que los místicos frecuentemente han presentado (o se pretende que lo han hecho), no tienen significado místico esencial, ya que se dan sin conciencia de iluminación cuando ocurren, como a menudo sucede, en personas que tienen bien poco de místicas. <<

[254] Castillo interior. Morada quinta, cap. I en Oeuvres, trad. de Bouix, III, pp. 421-424. <<

[255] BARTOLI-MICHEL, Vie de Saint Ignace de Loyola, I, pp. 34-36. Otros tuvieron iluminaciones sobre el mundo creado, por ejemplo Jakob Böhme. Cuando tenía veinticinco años aparecía circundado de luz divina y colmado de conocimiento celestial, de suerte que saliendo a los campos, sentado en un prado en Görlitz, observaba las hierbas y plantas, con su luz interior veía su esencia, usos y propiedades que le eran descubiertas mediante sus líneas, número y características. De un período posterior de experiencia escribe: «En un cuarto de hora vi y conocí más que si hubiese pasado muchos años en la Universidad. A través de la sabiduría divina vi y conocí el ser de todas las cosas, el Abismo y la eterna generación de la Santísima Trinidad, la descendencia y el origen del mundo y de todas las criaturas. Vi y conocí en mí mismo los tres mundos, el mundo externo y visible que es una procreación o nacimiento de los mundos interno y espiritual; y vi y conocí toda la esencia creadora en el bien y en el mal y la existencia y también parir a la fructífera matriz de la eternidad […]. De manera que no sólo quedé maravillado, sino que también disfruté mucho, aunque difícilmente podía aprehenderlo con mi exterioridad humana y explicarlo con la pluma. Tuve una visión clara del universo como un caos donde todas las cosas permanecían yacientes y envueltas, pero me era imposible explicarlo», Jacob Boehrmen’s Theosophic Philosophy, etc., por Edward TAYLOR, Londres, 1691, pp. 425-427, versión resumida. También George Fox: «Había llegado al estado de Adán antes de la caída. La creación se me reveló y se me mostró cómo a todas las cosas se les daba un nombre según su naturaleza y virtud». Journal, Filadelfia, sin fecha, p. 69. La «clarividencia contemporánea abunda en revelaciones similares». Por ejemplo, las cosmogonías de Jackson Davis o determinadas experiencias relatadas en Reminiscences and Memoires of Henry Thomas Butterworth, Líbano (Ohio), 1886. <<

[256] Vie, pp. 581-592. <<

[257] Loc. cit., p. 574. <<

[258] Santa Teresa distingue entre el dolor en el que el cuerpo participa y el dolor puramente espiritual (Castillo interior. Sexta morada, cap. XI). En lo que respeta a la parte corporal de estos gozos celestiales, habla de cómo «penetran en la médula de los huesos mientras que los placeres terrenales sólo afectan a la superficie de los sentidos. Pienso —añade— que ésta es una descripción justa y no puede hacerlo mejor», Quinta morada, cap. I. <<

[259] Vie, p. 198. <<

[260] Oeuvres, II, p. 320. <<

[261] Citado antes, en el capítulo correspondiente. <<

[262] Vie, pp. 200, 229, 231-233, 243. <<

[263] Traducción de Müller, parte II, p. 180. <<

[264] Traducción de T. Davidson en «Journal of Speculativa Philosophy», 1893, vol. XXII, p. 399. <<

[265] «Deus propter excellentiam nom immerito Nihil vocatur». Scoto Erigena, citado por Andrew SETH: Two Lectures on Theism, Nueva York, 1897, p. 55. <<

[266] J. ROYCE, Studies in Good and Evil, p. 282. <<

[267] Jakob BÖHME, Dialogues on the Supersensual Life, traducida por Bernard Hollan, Londres, 1901, p. 48. <<

[268] Cherubinischer Wandersmann, estrofa 25. <<

[269] Ob. cit., pp. 42-74, versión resumida. <<

[270] Tomo esta expresión mística de felicidad por la presencia de Dios de un libro francés: «Jesús vino a morar en mi corazón. No es tanto un convivir, una asociación, como una especie de fusión. ¡Oh nueva y bendita vida!, vida que cada día se torna más luminosa […]. La pared de enfrente, oscura hace un momento, es espléndida en esta hora porque el sol brilla sobre ella. Donde sus rayos caen, iluminan una apoteosis de gloria, la más pequeña mota del cristal sin brillo, cada grano de arena emite fuego, de tal manera que en mi corazón se entona una canción de triunfo porque el Señor está allí. Mis días se suceden uno tras otro, ayer un cielo azul, hoy un sol nublado, una noche llena de sueños extraños, pero tan pronto como los ojos se abren y vuelvo a ser consciente y parece que la vida comienza de nuevo, siempre aparece la misma figura ante mí, siempre la misma presencia llenando mi corazón […]. Antes el día estaba apagado por la ausencia del Señor. Me despertaba invadido por todo tipo de impresiones tristes y no lo encontraba en mi camino. Hoy está conmigo y la ligera nubosidad que cubre a las cosas no es un obstáculo para mi comunicación con Él. Siento la presión de su mano, siento algo más que me llena de alegría serena, ¿osaré decirlo? Sí, ya que es la verdadera expresión de lo que experimento. El Espíritu Santo no sólo me visita, no es sólo una aparición deslumbrante que de un momento a otro puede abrir sus alas y dejarme en mi noche, es un habitar permanente. Sólo puede irse si me lleva consigo. Aún más, no es otro que yo mismo: es uno conmigo. No es una yuxtaposición, es una penetración, una profunda modificación de mi naturaleza, un modo nuevo de ser». Citado del manuscrito «de un hombre anciano», de Wilfred MONOD: Il vit, six méditations sur le mystère chrétien, pp. 280-283. <<

[271] Compárese con M. MAETERLINCK, L’Ornement des Noces espirituelles de Ruysbroeck, 1891, Introducción, p. XIX. <<

[272] Upanishads, traducción de Müller, II, pp. 17, 334. <<

[273] SCHMÖLDERS, ya citado, p. 210. <<

[274] Enneadas, traducción de Bouillier, París, 1861, III, p. 561. Véanse las pp. 473-477 y el volumen I, p. 27. <<

[275] Autobiography, pp. 309-310. <<

[276] Ya citado, estrofa 10a. <<

[277] H. P. BLAVATSKY, The Voice of the Silence<<

[278] SWINBURNE, «On the Verge», en A Mindsummer Vacation. <<

[279] Compárense los resúmenes del doctor Brucke, citados anteriormente. <<

[280] Un intento muy serio de mediar entre la región mística y la vida discursiva me encuentra en un artículo sobre el Motor inmóvil de Aristóteles de F. C. S. SCHILLER, en «Mind», vol. IX, 1900. <<

[281] Prescindo de estados más débiles, y aquellos casos que llenan los libros en los que el director (pero no el sujeto en cuestión) queda en la duda de si la experiencia no puede proceder del demonio. <<

[282] Ejemplo: John Nelson escribe de su encarcelamiento por predicar el metetodismo: «Mi alma era un jardín regado, y podía cantar alabanzas a Dios todo el día ya que Él convirtió mi cautividad en alegría, y me dio reposo sobre los duros tablones como si durmiese sobre un lecho de plumas. Ahora podía decir: “El servicio a Dios es la libertad perfecta”, y rogaba a Él para que mis enemigos bebiesen en el mismo río de paz que mi Dios me otorgaba con tanta generosidad». Journal, Londres, sin fecha, p. 172. <<

[283] RUYSBROECK, en la obra que ha traducido Maeterlinck, tiene un capítulo contra el antinomismo de los discípulos. El libro de H. DELACROIX (Essai sur la Mysticisme Spéculatif en Allemagne au XIVème siècle, París, 1900) está lleno de material antinómico. Véase también A. JUNDT, Les Amis de Dieu au XIVème siècle, These de Strasbourg, 1879. <<

[284] Compárese con Paul RUOSSELOT, Les Mystiques Espagnols, París, 1869, cap. XII. <<

[285] Véase Towards Democracy, de CARPENTER, especialmente las partes últimas, y la espléndida y maravillosa rapsodia mística de JEFFERIES, The Story of My Heart. <<

[286] En el capítulo I del libro II de su obra Degeneration, Max NORDAU intenta analizar todo misticismo exponiendo la debilidad de las formas inferiores. Misticismo significa para él cualquier percepción repentina del significado oculto de las cosas. Explica esta percepción por las abundantes asociaciones incompletas que las experiencias pueden originar en cerebros degenerados. Esto da al que tiene la experiencia una sensación vaga y dilatada de ir más lejos, aunque no despierten ninguna consecuencia útil o definida en su pensamiento. La explicación es plausible para algunos tipos de sensaciones de significado. Otros alienistas (WERNIKE, por ejemplo, en Grundriss der Psychiatrie, Theil II, Leipzig, 1896) han explicado las condiciones «paranoicas» como un defecto del sistema asociativo. Pero los más altos vuelos místicos, con su obstinación y vivacidad, seguramente no son producto de tales condiciones meramente negativas. Parece mucho más razonable adscribirlas a incursiones de la vida subconsciente, de cuya correlativa actividad cerebral, sin embargo, no conocemos nada. <<

[287] Ellos algunas veces añaden audita et visa relativas a los hechos, pero como por lo general son interpretados como transmundanos, no provocan ninguna alteración de los datos de los sentidos. <<