Cuando el Sol Invicto comienza a fundirse con el horizonte, su luz se torna huidiza. Las sombras se alargan y los dedicados eruditos y Artesanos encienden sus velas y candiles, para continuar sus trabajos durante la noche. Algo parecido hace la Casta del Crepúsculo. Busca un hueco de luz en la noche en el que aprender a destruir las sombras de la ignorancia.

Durante la Primera Edad, los Niños del Crepúsculo eran los más grandes magos y eruditos del Reino. De sus mentes y manos salieron prodigios y Reliquias sobre los que se levantó la Primera Edad, y que fueron su mayor gloria. Estos Exaltados viajaron a los cuatro pilares del mundo y ayudaron a defender la civilización humana con su magia práctica y su legendaria astucia. Cuando los Solares fueron derrocados, muchos miembros de la Casta del Crepúsculo dieron sus vidas en defensa de sus hermanos. Aquellos que sobrevivieron a la traición inicial pasaron sus últimos días ocultando su saber y sus Reliquias de los traidores Vástagos del Dragón, para que los Solares pudiesen algún día recuperar el poder perdido.

Con la reaparición de los Solares, los Niños del Crepúsculo vuelven a ser los baluartes del conocimiento en un mundo oscuro y peligroso. Algunos de los más eruditos seres del mundo conocido, las Arañas de Cobre, trabajan ahora en la reconstrucción de las glorias de la Primera Edad en esta era de caos y corrupción. Defienden pueblos y ciudades con su mente y su espada, y enseñan lo que saben a aquel que se muestra digno de recibir sus conocimientos.

Los miembros de la Casta del Crepúsculo son elegidos entre aquellos que aplican sus conocimientos y sus habilidades para obtener resultados sólidos y duraderos. Pocos entre ellos son más que sabios marchitos, que vertieron gran parte de su vida en las páginas de muchos legajos polvorientos. La senda de las Flechas del Cielo es la senda del carroñero, el ingeniero, el curandero, el detective, el Artesano y el mago-guerrero. Todos ellos poseen una gran sed de conocimientos y un ardiente deseo de aplicar los que ya poseen. Cuando hablamos de saber, la Casta del Crepúsculo no tiene rival.

Ánima: La Marca de Casta de los Solares del Crepúsculo es un círculo dorado, su mitad superior llena de oro, la mitad inferior es medio anillo. Sus ánimas tienen los más espectaculares colores y están salpicadas con brillos dorados, granates, púrpuras e incluso azules.

Efectos de su Halo Anímico: Los Exaltados Solares de la Casta del Crepúsculo pueden canalizar Esencia a través de su ánima como último recurso. Si después de tirar para obtener daño un Exaltado del Crepúsculo pierde niveles de salud, puede gastar 5 motas de Esencia para reforzar su ánima en un intento de parar el ataque. El personaje hace una tirada de Esencia, y por cada éxito puede sustraer un nivel de salud del daño que le hubiese producido su enemigo. Esto puede transformar un golpe mortal en algo menos serio o reducir a la inocuidad un ataque débil.

Habilidades de Casta: Los miembros de la Casta del Crepúsculo destacan en su búsqueda del conocimiento y en la aplicación de ese conocimiento. Tienen una afinidad natural hacia las Habilidades de Pericia, Investigación, Saber, Medicina y Ocultismo.

Asociaciones: La estación de otoño, los colores naranja y negro, la dirección oeste, el elemento madera, la luna creciente y la Doncella de los Secretos.

Sobrenombres: Soles Descendentes, Niños del Crepúsculo, Centellas Solares, Arañas de Cobre, Flechas del Cielo, Los Impuros (peyorativo).

Conceptos: Erudito anciano, sabio-guerrero, cortesano astuto, esclavo huido, estudiante indigente, niño prodigio, cortesano ambicioso, mercader culto, aldeana sabia, sastre astuto, curandero itinerante, alguacil de la ciudad, carroñero joven y optimista, herrero.

LOS IMPUROS

Fueron muchos entre los Anatema los que pactaron con los malos espíritus y los poderes del Inframundo para aumentar su poder. Estos magos hicieron sacrificios de sangre, entregaron sus cuerpos e incluso sus almas eternas a cambio de más poder. Con todo, cuando los ejércitos de los Exaltados Terrestres se levantaron contra ellos, sus maléficos poderes no les valieron de mucho y fueron, como sus compañeros, pasados a cuchillo. Por sus negocios con los seres malignos, estos Anatema fueron conocidos desde entonces como los Impuros.