Lev Tolstói
El conde Lev Nikoláievich Tolstói, conocido en castellano como León Tolstói, nació el 9 de septiembre de 1828 en Yásnaia Polaina, una propiedad agrícola de su aristocrática familia, al sur de Moscú. Huérfano a los 9 años, se crió con parientes en un ambiente religioso y culto, y se educó con tutores franceses y alemanes, figuras frecuentes en la Rusia zarista. En su juventud, fue integrante del ejército ruso y actuó como oficial en la guerra de Crimea, de donde extrajo temas para las obras Los cosacos (1863) y Sebastopol (1856).
Considerado uno de los mejores escritores de su país, Tolstói vivió toda su vida atravesado por una fuerte tensión espiritual, generada en el cruce entre su encumbrada posición social, fortuna y círculo familiar, y sus convicciones religiosas, definidas por Nabokov como una mezcla de «Nirvana hindú y el Nuevo Testamento, un Jesús sin la Iglesia». Por ello, al terminar de escribir sus dos más famosas novelas, La guerra y la paz (1869) y Ana Karenina (1877), se impuso dejar de escribir todo aquello que no fueran ensayos de ética. Afortunadamente, no pudo mantener siempre esta promesa, y añadió a su producción obras exquisitas, libres de moralización premeditada, como La muerte de Iván Ilich (1886). De hecho, Nabokov sostiene, contra el juicio de sus detractores, que «su arte es tan poderoso que trasciende fácilmente el sermón».
Hacia el final de su vida, tras graves disputas con su esposa, asumió que mientras siguiera viviendo en su próspera hacienda seguiría traicionando su ideal de vida sencilla y piadosa. En consecuencia, Tolstói, ya octogenario, abandonó su hogar y fue rumbo al monasterio al que nunca llegaría, dado que murió en la sala de espera de una estación de ferrocarril, el 20 de noviembre de 1910.