La Historia de Am-Ra
Cuando los días son breves y las noches largas en el país del pueblo de las cavernas, cuando la nieve cubre las cumbres y los valles y uno puede cruzar el Río de las Aguas Plácidas sobre la capa de hielo, entonces las gentes de las cavernas se reúnen en torno al fuego del Viejo Gaur, para escuchar sus leyendas y tradiciones, así como los relatos de su juventud. Sabio y artero era el Viejo Gaur. Astuto en las artes de la caza. Su caverna estaba decorada con pieles de alces, osos, leones y tigres de dientes de sable, habilidosamente curtidas y conservadas. Colgaban sobre las paredes de su cueva y, contra ellas, se apoyaban cornamentas de alces y ciervos, cuernos de búfalos y toros, colmillos de rinocerontes, mamuts y morsas, con su marfil bellamente pulimentado y, en ocasiones, incluso tallado con motivos que representaban la caza, el amor y la guerra, pues Gaur también era un hombre hábil en los misterios de la pintura y sabio en las herramientas de las artes. Habilidoso en la guerra era Gaur, además. Las paredes de su caverna estaban repletas de armas, hábilmente confeccionadas, trofeos de las guerras de la juventud de Gaur, cuando viajó con osadía para combatir contra los hombres negros y contra las tribus del mar, y contra los hombres simios y los Hijos del Águila. Pues Gaur era muy hábil en innumerables disciplinas.