5
Cinco manos de ceniza,
quemando la bruma, abriendo
cinco vías
para el agua turbia,
para el turbio viento.
Te buscan vivo.
Y no te encuentran.
Te buscan muerto.
No muerto, dormido.
Y sí.
Y sí, porque cinco manos
cayeron sobre tu cuerpo
cuando inmóvil resbalaba
sobre los cinco navegables ríos
que dan almas corrientes, voz al sueño.
Y no viste.
Era su luz la que cayó primero.
Mírala, seca, en el suelo.
Y no oíste.
Era su voz la que alargada hirieron.
Óyela muda, en el eco.
Y no oliste.
Era su esencia la que hendió el silencio.
Huélela fría, en el viento.
Y no gustaste.
Era su nombre el que rodó deshecho.
Gústalo en tu lengua, muerto.
Y no tocaste.
El desaparecido era su cuerpo.
Tócalo en la nada, yelo.