LA RELACIÓN DE LOS CINCO ELEMENTOS EN NUESTRA SALUD

Ahora deberíamos retroceder unos miles de años. Volvamos a China. Antes de la aparición de este gran método de observación e interpretación del medio ambiente, los sabios chinos habían desarrollado ya un profundo proceso de análisis de los ciclos vitales en relación con los ciclos estacionales y los ciclos celestes.

De la observación y el estudio de los principales ciclos armónicos de la vida nació lo que hoy llamamos «la Teoría del Yin Yang» y «la Teoría de los Cinco Elementos» (o las cinco principales transformaciones energéticas). En esos dos grandes principios se asientan la medicina china, las técnicas de la acupuntura, la moxibustión, el masaje Tuina y el Feng Shui, sistemas todos ellos que han curado durante siglos a más de media humanidad.

Llegados a esta altura del libro, diré que la Teoría de los Cinco Elementos me parece demasiado profunda, compleja y abstracta, como para incluirla en un libro que solamente pretende contribuir a que la gente tome conciencia de la importancia que tiene nuestro hábitat en nuestra vida y en nuestra salud. No obstante, no puedo acabar el libro sin antes exponer, al menos, una pequeña síntesis de este paradigma relacionado también con nuestra salud y con el movimiento de la energía.

La concepción de esta teoría se apoya en un paradigma oriental, muy natural, y fue desarrollada por una mentalidad de tipo asociativo, la del pueblo chino y japonés, muy diferente de la europea y norteamericana, mucho más lineal y deductiva. Entrar en ello significa, tal vez, dificultar el aprendizaje del lector respecto a lo que realmente es básico e imprescindible de saber sobre el método del Feng Shui.

Lo cierto es que la Teoría de las Cinco Transformaciones o los Cinco Elementos es absolutamente necesaria para trabajar en medicina y en acupuntura, pero no es imprescindible conocerla, al menos, en la primera fase del Feng Shui, ni para el nivel de conocimiento propuesto en este libro de iniciación.

No pensé lo mismo a la hora de incluir al principio del libro la Teoría del Yin Yang, por ser ésta mucho más simple y adaptable a nuestra mentalidad. Además, es necesario contemplar estas dos energías, la yin y la yang, para analizar el ambiente de nuestra vivienda, realizar una buena lectura de un hábitat, y conseguir su Feng Shui armónico.

A modo de síntesis diré que, en el mundo en el que vivimos, existen cinco transformaciones principales reguladas por la Tierra que permiten el equilibrio de todas las fuerzas energéticas entre sí (incluidas las fuerzas yin y yang).

Estos cambios están asociados a cinco elementos distintos que, según la concepción oriental, son: la madera, el fuego, la tierra, el metal y el agua. Cada uno de ellos, según la larga observación de los sabios de la antigua China, están asociados a múltiples cosas, conceptos y fenómenos, como ahora veremos.

• Elemento madera. Está asociado al hígado, a los músculos, a los ojos del cuerpo humano, a la primavera, al viento, al este, al sabor ácido, a los colores verdes y azules, a las energías de movilización, de decisión, y a las emociones de la ira y del enfado, entre otras muchas cosas.

• Elemento fuego. Está relacionado con el corazón, el intestino delgado, la lengua, el verano, el sur, el calor, el color rojo, el sabor amargo, la aceleración, la irradiación y la alegría.

• Elemento tierra. Está asociado al bazo, al estómago, al sistema linfático, a la boca, al final del verano, al centro de las cuatro direcciones, a la humedad, al color amarillo, al sabor dulce, a la estabilidad, a la maduración, a la reflexión, y a la paz.

• Elemento metal. Está muy relacionado con el pulmón, el intestino grueso, la piel, la nariz, el otoño, el oeste, la sequedad, el color blanco, lo picante, las energías descendentes, la tristeza, la depresión y la observación.

• Elemento agua. Se asocia con el riñón, la vejiga, los huesos, el cabello, el invierno, el norte, el frío, el color negro y el azul marino, el sabor salado, la conservación, el miedo, la voluntad, y la energía de reserva o almacén de energía vital.

Existen muchísimos más conceptos y ejemplos relacionados con cada uno de los cinco elementos, de modo que los interesados en este tema deberían consultar los fundamentos de esta magnífica medicina de corte holístico.

Lo más complejo, sobre todo para el lector no iniciado en medicina tradicional china, es saber utilizar coherentemente e interrelacionar terapéuticamente estos cinco tipos de energía en su hábitat, puesto que se relacionan de dos maneras distintas: por el ciclo de generación y por el ciclo de control o dominio; el primero favorece la salud y el segundo la dificulta.

Así, en su interesante lenguaje analógico y metafórico, los chinos dicen:

la madera engendra el fuego,

el fuego genera la tierra,

la tierra crea el metal,

el metal engendra el agua,

y el agua crea la tierra,

repitiéndose el ciclo ininterrumpidamente.

Todo esto debe extrapolarse a cualquiera de los otros conceptos mencionados (el hígado impulsa el corazón, éste impulsa el bazo, éste al pulmón, éste al riñón, éste al hígado, y vuelta a empezar). Y de este modo pueden también relacionarse todos los otros factores.

Por el ciclo patológico de domino y agresión, la Teoría de los Cinco Elementos muestra una dirección cruzada diferente. La síntesis del ciclo patológico es la que se indica a continuación:

el agua domina el fuego, el fuego domina el metal, el metal domina la madera, la madera domina la tierra, y la tierra domina el agua.