Procedencia y desarrollo del Feng Shui
La primera estudia fundamentalmente las formas del paisaje donde uno habita: tanto las formas y el contorno paisajístico de un territorio, como las formas existentes en el interior de una vivienda. El método de trabajo de esta escuela es considerado un tanto difícil, puesto que requiere una exquisita educación de la capacidad de observación del propio practicante de Feng Shui, e incluso, del habitante de la casa. Aunque los resultados de este método puedan parecer subjetivos, esta educación visual o capacidad de observación es imprescindible para tratar un lugar y armonizarlo de forma coherente. Además, esta capacidad de observación, así como la capacidad de autobservación, es muy útil para muchísimos otros aspectos de la vida; por esa razón deberíamos educarla y potenciarla.
La segunda escuela, Tsung Miao Chi Fa, se basa en unas teorías mucho más complejas, pero su práctica, al final, quizá resulte más objetiva o aparentemente más científica. Maneja muchos datos simultáneamente (como las fechas de nacimiento de cada habitante de la casa, los cálculos de las ocho estrellas, situaciones particulares, etc.) que deben saberse combinar con precisión para no realizar un estudio de Feng Shui equivocado, y, por lo tanto, perjudicial y condicionante para el habitante de la casa.
Aunque parezca que en el Feng Shui todo consista en saber interpretar las formas externas (paisajes), las formas internas (viviendas), y la compleja circulación de energías de cada espacio vital, en realidad lo que deberíamos hacer es aprender a integrar simultáneamente todas estas observaciones a nuestra peculiar psicología personal, a nuestra cultura y al «paisaje interior» del individuo que deba vivir allí, con el fin de sintonizar realmente con el lugar en cuestión.
Estas tradiciones del sur de China fueron adaptadas hace siglos por los maestros budistas del Tibet; en realidad, hoy se ha hecho una integración de los dos métodos mencionados, e incluso, se han aportado también otros elementos muy interesantes, valores tal vez más espirituales, según como se mire, pero muy prácticos, experimentables y armonizadores.