La aplicación del color en el interiorismo
Aplicar el color en el interior de nuestras viviendas puede realizarse de muchas maneras; ahí radica, no sólo la sensibilidad personal, sino la información que uno pueda tener al respecto, más allá de la estética. En mi libro Mística del color y la geometría: los códigos del arte y del Feng Shui, de MTM editores, se recoge una información mucho más específica y desarrollada sobre el fenómeno del color; que recomiendo a los que estén realmente interesados en este tema, más allá incluso de los parámetros del Feng Shui. En el contexto de este libro daremos unas pinceladas sobre la aplicación de los colores como complemento para corregir la energía de un hábitat desequilibrado.
Por ejemplo, los techos demasiado bajos (menos de 2,50 m aproximadamente) hacen toda la estancia muy yin, y es adecuado armonizarla utilizando un tipo de tratamiento cromático de tipo yang, como pintar las paredes (y el propio techo) de colores claros y cálidos, con el fin de expandir la energía de la habitación. También es interesante, además de dejar que pase toda la luz natural posible a través de las ventanas, instalar lámparas y luces indirectas hacia el techo que expansione la energía en las horas nocturnas de utilización de aquel espacio concreto.
Otro método equilibrador o neutralizador para las estancias de tipo yin es colocar objetos de líneas verticales, que son de tipo yang, a base de muebles, diseños y objetos de colores calientes o tostados, cuyas formas tengan una cierta verticalidad. En un lugar pequeño o bajo (o sea, yin) no es nada aconsejable pintar los techos de colores oscuros, puesto que dan sensación de pesadez y aumentan aún más el yin de la habitación.
Los lugares con techos altos (más de 3,50 m) son de naturaleza yang y hacen aquella estancia demasiado expansiva y activa. Los habitantes de dicho lugar pueden sentirse dispersos, desorientados o inseguros. El tratamiento cromático adecuado sería pintar el lugar con tonos fríos, o pintar una línea horizontal en la pared a unos 2,80 m del suelo, aproximadamente, coloreando la parte alta y el propio techo de un tono diferente del color de abajo, pero de la misma gama, evitando un contraste excesivo. Esta línea horizontal (yin), así como otros elementos decorativos horizontales, harán la estancia más equilibrada al contrarrestar su exceso de yang.
Estos lugares tan altos y tan grandes tendrían que armonizarse con una iluminación eléctrica baja, puntual, y de poca intensidad, a base de lámparas cuya luz esté, más o menos, a la altura de las mesas, al nivel de nuestros chakras o núcleos energéticos principales, tanto si estamos sentados como de pie.
La iluminación artificial centrada en un techo alto (no importa si es una cocina, una sala, un dormitorio o un despacho) hace los lugares inhóspitos, fríos y, a menudo, desagradables, lo que no favorece nada nuestras facultades, y nos hace sentir poco arropados.
Cuando realicemos reformas en nuestro espacio vital, habrá que tener en cuenta también los materiales con los cuales coloreamos adecuadamente nuestra casa. A veces, las pinturas disponibles en el mercado despiden sustancias tóxicas, tanto desde el punto de vista orgánico como etérico.
Para pintar las paredes es muy recomendable, en primer lugar, utilizar pigmentos naturales (como el antiguo azulete de la ropa, el albero de color amarillo ocre, el almagre, las sienas quemadas y un sinfín de tierras naturales disponibles) mezclados con una base neutra de silicato, el único tipo de pintura ecológica llamada a menudo «piedra líquida», fácil de encontrar sólo para los expertos.
En segundo lugar, es conveniente asesorarse por un experto, no sólo sobre el gran número de materiales adecuados para utilizar en un hogar sano y armónico, sino para que el profesional realice un estudio energético del color de forma personalizada (o familiar, puesto que en un mismo espacio conviven distintos tipos de personalidades), considerando también la actividad que deberá realizarse en cada estancia, puesto que, como hemos visto, hay colores que favorecen o impiden ciertas actividades de nuestra vida.
Un ejemplo muy representativo (de entre todos los que podría poner) es una habitación con predominancia de amarillos, en la que habita y duerme un niño: si al cabo de poco tiempo el niño está excitado, hipercrítico, muy activo y analítico, o con un insomnio totalmente anormal para su edad, es probable que el amarillo no sea, en absoluto, el color adecuado para él. Sin embargo, es probable que el niño obtenga mejores notas en la escuela, puesto que el amarillo es un gran activador intelectual. De todos modos, hay otros tonos cálidos que podrían proporcionarle lucidez para estudiar pero sin sobreexcitarle.
Existen docenas de tipos de amarillos y anaranjados y, realmente, es muy difícil encontrar el tono exacto para el equilibrio de energías; al final, además del asesoramiento de un especialista, es mejor que el propio usuario decida cuál es el tono exacto que le gusta o con el que se siente mejor, usando así su propia intuición y la información de su subconsciente.