Las energías yin y yang

Durante mi experiencia con la acupuntura, muchos pacientes me han preguntado si la energía yin, por ejemplo, «es la buena o la mala». Este es un error frecuente en el que caen, a menudo, las personas que aún no tienen suficiente información al respecto; mi intención en este capítulo es hacer accesible, y extremadamente fácil, la comprensión de una de las grandes teorías de la medicina china; teoría muy útil también para entender la armonización de la energía de una casa y su aplicación respecto al Feng Shui.

Hay que aclarar que el yin y el yang no son ni buenos ni malos. Ambas energías son totalmente necesarias para la vida. Sólo se trata de observar el ritmo de la naturaleza: el día es una energía yang llena de luz y de actividad, y la noche es de naturaleza yin, llena de oscuridad y reposo. ¿Podríamos vivir sin la noche, sin la luz, sin la actividad y sin el reposo?

Todo lo que es activo, caliente, expansivo, seco y luminoso es energía yang; así, por ejemplo, el Sol, la energía masculina y el polo positivo de un cable eléctrico son de tipo yang.

Por el contrario, lo pasivo, lo frío, lo reservado, la humedad y la sombra son energía yin; la Luna, la energía femenina y el polo negativo de una carga eléctrica formarían parte de este tipo de energía.

Una habitación amplia, luminosa, con grandes ventanas, pintada o decorada con colores claros y brillantes es un espacio de características muy yang, y es apropiada para relacionarse fluidamente con los demás, para trabajar, para jugar o para cualquier actividad creativa, pero no para dormir y reposar.

Por otro lado, una habitación pequeña o estrecha, con poca luz natural, con ventanas pequeñas y de colores oscuros o apagados es un espacio de características muy yin, que no tiene la energía apropiada para trabajar, para hablar o para instalar un comedor, por ejemplo, pero sí para descansa^ dormir, reflexionar o meditar.

Esta antiquísima teoría del yin yang fue, en realidad, el primer teorema sobre el concepto de electricidad (surgido, desarrollado y aplicado a la tecnología cinco mil años después). En aquellos tiempos, la teoría del yin y del yang fue lo más revolucionario para la humanidad, y en el continente asiático tuvo grandes consecuencias, sobre todo en medicina. La existencia de dos polos, dos fuerzas opuestas pero en constante intento de equilibrio, incluso más allá de la electricidad y la polaridad, nos permite comprender el paradigma místico de la materia y el espíritu.

Se considera que el ser espiritual y divino de cada persona está concebido como una unidad integrada en una sola fuerza matriz. Sin embargo, cuando el ser viene a la Tierra a experimentar y a trascender el ego, irremediablemente necesita la polaridad entre dos fuerzas para poder manifestarse, elegir, aprender e integrar los opuestos en sí mismo. Dicho de otro modo: la materia, nuestra tercera dimensión, siempre es «dualidad», aunque el espíritu, nuestra naturaleza anímica, pertenezca a una fuerza única y eterna. La materia implica vida y muerte, pero el espíritu es eterno.

Es muy importante tener en cuenta que todos y cada uno de nosotros necesitamos las dos energías; de hecho la circulación energética de los meridianos de nuestro organismo en estado de salud es un equilibrio perfecto y continuo de yin y de yang. Las dos fuerzas son compatibles y complementarias; tenemos meridianos de tipo yin y de tipo yang, como también tenemos unos órganos yang y otros que son de naturaleza yin.

Además, una fuerza impulsa a la otra, de la misma manera que la noche empieza a las 12 del mediodía (ésta es una buena metáfora china). Es decir, del máximo yang (12 del mediodía) nace o empieza el yin (la fuerza del reposo, la noche y la introspección), una energía yin que acaba justo cuando empieza a generarse el yang (a las 12 y un minuto de la madrugada). Una energía nace de la otra y se crea una perfecta simbiosis entre ellas.

Esto es lo que representa exactamente el conocido símbolo del tai chi: el yin penetrando en el yang impulsándolo, y a la inversa. De hecho, deberíamos imaginar este antiguo anagrama en movimiento: la punta blanca avanzando hacia la profunda zona negra del yin, y la energía yin entrando y empujando la zona blanca o yang:

Símbolo del tai chi, el equilibrio entre las fuerzas polares yin y yang.