El color y la luz en nuestra vivienda
Si nuestras viviendas o espacios de trabajo no reúnen las condiciones energéticas adecuadas y no nos sentimos bien en ellos, podemos llenarlos de luz y de color. La luz y sus manifestaciones, o si se prefiere, la luz y sus clases (los colores) son la fuente de la vida.
Si encerráramos a una persona en un lugar completamente oscuro durante cierto tiempo, enfermaría, e incluso podría llegar a morir. Las glándulas endocrinas de su cerebro no segregarían las hormonas necesarias para la vida. La luz afecta y activa la glándula pituitaria (que rige las funciones y segregaciones de todo el sistema endocrino: crecimiento celular, temperatura, sueño, etc.) y la glándula pineal, encargada de segregar la melatonina, sustancia que regula los ciclos del sueño y de la maduración sexual. Así pues, las hormonas son especialmente sensibles a la luz, en particular, a la luz natural.
Todo ser humano percibe la luz y el color (dos fenómenos inseparables) a través de los ojos y a través de la piel. Cuando la luz (casi siempre coloreada) penetra en nuestra retina, estimula sus células, las cuales tienen unos pigmentos sensibles, igual que una película fotográfica.
Las células de la retina son de dos clases: los bastoncillos y los conos; los primeros sólo registran los tonos grises y son muy poco sensibles a la luz. Sin embargo, los conos de nuestra retina (unas células puntiagudas menos abundantes que los bastoncillos) son de tres tipos, cada uno de los cuales es sensible a cada uno de los tres colores primarios del espectro lumínico: el rojo, el verde y el azul violáceo.
Los conos sensibles a la luz verde se encuentran situados precisamente en el centro de la retina de nuestro ojo, un lugar más equilibrado que los bordes de la retina (de superficie curvada) donde están situados los bastoncillos sensibles al rojo y al azul; ésa es una de las razones por las que el verde nos resulta más relajante, puesto que la retina tiene conexión directa con el sistema nervioso.
Cada color posee una cualidad energética propia, cualidad que ha sido experimentada sobradamente por las distintas terapias de color existentes en la actualidad. Si nuestra ropa, nuestras paredes o los objetos que nos rodean son de tonos cálidos o fríos, nuestro comportamiento psicoemocional y orgánico cambia respondiendo a esas diferentes vibraciones cromáticas.
Cada radiación cromática tiene una longitud de onda diferente y nuestro campo energético responde de diferente manera a cada una de estas ondas y campos vibratorios.
Es importante que los colores de una casa correspondan al tipo de psicología de sus habitantes y a la actividad que deba realizarse en aquel lugar. No es lo mismo ambientar cromáticamente un despacho, un comedor, una fábrica, un dormitorio o una gran oficina, o realizar un estudio del color de un hábitat para personas hiperactivas o emocionales, serenas, solitarias, o apáticas.
Antes de vivir o trabajar en un determinado lugar, es interesante realizar un pequeño test del perfil psicológico de los individuos. En realidad, cada estudio de Feng Shui, cada asesoramiento de color y cualquier trabajo o análisis energético deberían tener un tratamiento personalizado, ya que un mismo factor afecta de manera diferente a cada individuo.
Para armonizar nuestro hábitat en base a la cualidad de los colores, es preciso conocer algunos datos muy simples y fáciles de recordar. Es evidente que un experto o un artista puede y debe profundizar aún más en las propiedades del color para poder afinar la corrección energética.
En términos generales, puede decirse que los colores cálidos, como la gama de rojos, amarillos y tonos tierra, además del blanco, hacen los entornos más alegres, activos expansivos y de características más yang. De distinto modo, los colores fríos, azules, verdes, lilas y grises, calman y favorecen la introspección y la obtención de la energía yin, lo cual puede ser positivo, para el usuario según el momento de su vida.
Lo que hemos aprendido hasta ahora sobre las cualidades energéticas del yin y del yang puede aplicarse con exactitud a los colores fríos y cálidos, respectivamente. Recomiendo asimismo consultar el cuadro de la página siguiente para hacer un buen estudio de color de nuestro hogar.

La cualidad correspondiente a cada color puede y debe aplicarse en nuestra vivienda o lugar de trabajo bajo un criterio terapéutico, pero no por ello difícil para el usuario. En una familia extrovertida, agitada, alegre o de tendencia histérica, así como en una oficina de carácter hiperactivo y competitivo, no deberían utilizarse colores demasiados yang o calientes, ni en la pintura de sus paredes, ni en su mobiliario. En estos casos será suficiente poner unas notas de tonos cálidos y expansivos para que el lugar no sea deprimente, pero en general, en un lugar muy yang deberían predominar los tonos fríos.
Los lugares de reposo (yin) tendrían que ser ambientados con colores e iluminación yin, para contribuir al descanso y a la restauración del qi gastado durante el día (yang). La lógica de estos principios es tan aplastante que lo dejo a discreción del lector. Sin embargo, ofrezco a continuación un criterio general de las facultades o cualidades energéticas de cada color, según mi experiencia terapéutica, y algunos consejos útiles respecto a los espacios a colorear.