LIBRO V

5.1 Al amanecer, cuando te despiertas perezoso, ten a mano lo siguiente: «Me despierto para una tarea humana, ¿y todavía me irrito si me dirijo a hacer aquello por lo que he nacido y para lo que me han traído al mundo? ¿O me han fabricado para esto, para reconfortarme al calor de las mantas?» (2) «Pero esto es más placentero». «¿Entonces has nacido para complacerte? En resumen, ¿para sentir o para actuar?[279]. ¿No ves que las pequeñas plantas, los gorrioncillos, las hormigas, las arañas, las abejas hacen lo que les es propio y conjuntamente forjan en su medida el universo? ¿Resulta que tú no quieres hacer lo propio del hombre? (3) ¿No vas a correr a la tarea que es conforme a tu naturaleza?» (4) «Sí pero hay que tomarse un descanso». «Sí, yo también lo afirmo. Sin embargo la naturaleza también nos dio su medida, también nos la dio del comer y del beber, no obstante, tú sobrepasas lo que es suficiente. Pero en las acciones ya no, sino que te quedas “dentro de lo posible”. (5) En efecto, no te amas a ti mismo porque, si no, amarías tu naturaleza y su propósito. (6) Otros por amor a sus oficios se consumen en las tareas propias de su oficio sin lavarse ni comer. ¿Honras tu propia naturaleza menos que el escultor el arte de la escultura, el danzarín el de la danza, el avaro el dinero, el vanidoso la honrilla? Éstos, cuando están apasionados, ni comer ni dormir lo desean más que acrecentar las dedicaciones que sienten que les conciernen. ¿A ti, por el contrario, las acciones comunitarias te parecen de un valor inferior y merecedoras de menor empeño?».

5.2 ¡Qué sencillo es rechazar y eliminar toda representación[280] inoportuna y desplazada, y al punto estar en perfecta serenidad!

5.3 Considérate merecedor de cualquier razonamiento o acción que sea según la naturaleza. Que no te aparte que detrás venga la crítica o la palabra de algunos, por el contrario, si está bien hecho o bien dicho, no te subestimes. (2) Ellos tienen su propio principio rector y tienen su propio impulso. No te distraigas en su contemplación, por el contrario culmina el camino recto obedeciendo a la naturaleza, a la propia y a la común. Aunque sean dos, el camino es uno sólo.

5.4 Avanzo por los caminos que son conformes a la naturaleza hasta, tras caer, tomar un descanso; expiro en el aire de donde respiro cada día y caigo en la tierra de donde mi padre aportó su pequeña semilla, mi madre su pequeña cantidad de sangre[281], la nodriza su pequeña cantidad de leche, de donde me nutro y riego cada día durante tantos años, aquello que me lleva como caminante y que malgasto para mi propio perjuicio en tantas cosas.

5.5 No pueden admirar tu agudeza. Sea. Pero sí otras muchas cualidades sobre las que no puedes decir: «no he nacido para ellas». (2) Exhibe por tanto aquellas que dominas por completo: no ser tramposo, tener nobleza, aguantar los trabajos, despreciar los placeres, no quejarse de tu destino, necesitar poco, la buena disposición, la liberalidad, la sencillez, no ser charlatán, la grandeza. (3) ¿No te das cuenta de que a pesar de poder dedicarte a muchas cualidades en las que no existe la excusa de incapacidad natural ni inadecuación, sin embargo, voluntariamente te quedas por debajo? ¿O es que también te ves obligado por la incapacidad natural de tu constitución a refunfuñar, a ser tacaño, a adular, a poner por excusa el cuerpo, a ser obsequioso, a pavonearte a zarandear tantas veces tu alma? (5) Pudiste alejarte hace tiempo de eso y ser culpado, si acaso, de ser tardo y premioso en demasía. Eso es lo que debes ejercitar sin distraerte ni complacerte en tu torpeza.

5.6 Alguno hay que cuando le hace algo beneficioso a alguien está muy dispuesto a llevar la cuenta de ese favor. (2) Otro hay que no está muy dispuesto a ello, sin embargo, en su interior reflexiona y es consciente de la deuda. (3) Hay otro que de ningún modo sabe ni siquiera lo que ha hecho, que es igual a la parra que da el racimo y no busca nada añadido más allá de dar una vez su propio fruto. (4) El hombre que ha hecho el bien no se jacta, sino que acude a continuación a otro hombre como la parra da de nuevo su racimo, como el caballo corre, el perro sigue la pista y la abeja hace miel. (5) Hay que ser de esos que de alguna forma actúan sin atender a nada. (6) «Sí, pero hay que atender a eso precisamente, porque es propio», dice, «del que participa de la comunidad darse cuenta de que actúa a favor de la comunidad y, por Zeus, también desear que su comunidad se dé cuenta». (7) Es verdad lo que dices, pero ahora mal interpretas lo que estamos afirmando. Por eso serás uno de aquellos que mencioné al principio, porque también aquéllos se dejan llevar por cierto cálculo y convicción. (8) Si quieres entender qué es lo que se está afirmando no temas por eso dejar de hacer alguna acción comunitaria.

5.7 Ésta es una súplica de los atenienses: «haz que llueva, que llueva, Zeus querido, en la tierra de los atenienses y en sus campos». (2) Es preciso o no hacer súplicas o hacerlas así, con sencillez y liberalidad[282].

5.8 Igual que se dice: «Asclepio[283] le ordenó la equitación o los baños de agua fría o andar descalzo» se puede decir «le ordenó la naturaleza universal una enfermedad, una invalidez, una pérdida». (2) En el primer caso «ordenó» significa algo así: «Le ordenó eso por ser apropiado para su salud». En el segundo caso se ordena lo que le sucede a cada uno como apropiado para su destino. (3) En efecto afirmamos que suceden esas cosas igual que los albañiles afirman que sucede que las piedras cuadrangulares en los muros o en las pirámides se acoplan mutuamente en una forma de construcción determinada. (4) En conjunto existe una sola armonía y al igual que a partir de todos los cuerpos el universo completa un cuerpo de tales características, así a partir de todas las causas se completa esa causa que es el destino. (5) Entienden lo que estoy afirmando personas que son por completo profanas, al decir «eso le deparaba el destino». (6) Es decir, eso le era deparado por el destino y eso se le ordenaba. (7) Por tanto, aceptémoslo como lo que ordena Asclepio. (8) De hecho muchas de sus órdenes son arduas, pero nos conformamos con la esperanza de la salud. (9) Que una cosa así te parezca realización y consumación de lo aprobado por la naturaleza común, igual que tu salud. (10) Confórmate así con todo lo que te acontece, aunque te parezca áspero en exceso, por conducirte allí, a la salud del universo, al éxito y buena fortuna de Zeus. (11) Porque no le depararía eso el destino a nadie si no conviniera al todo. Ni siquiera la naturaleza depara casualmente algo que no es apropiado al que está bajo su gobierno. (12) Según eso tienes que contentarte con lo que te sucede por dos razonamientos: uno, porque te sucedía, te era ordenado y estaba como entrelazado para ti desde antes, desde las causas más antiguas; dos, porque es causa de éxito, consumación y, sí, por Zeus, de permanencia para el que gobierna el todo. (13) En efecto, se mutila lo que es perfecto tanto si le cercenas cualquier cosa que está en contacto o unión, por ejemplo alguna de sus partes, como también si alguna de sus causas. Cercenas, en lo que de ti depende, cuando estás a disgusto y de alguna forma destruyes.

5.9 No reniegues, ni renuncies, ni te impacientes, si no se materializa la ejecución de cada acción según criterios rectos; por el contrario, aunque te quedes fuera de combate, vuelve a él con insistencia, conténtate si la mayor parte de tus acciones están por encima de lo humano y desea el combate al que vuelves. No vuelvas a la filosofía como a un maestro, sino como los que por padecer de ojos hinchados acuden a la esponja y al lavaojos, como otro a la cataplasma o a los fomentos. (2) Así no harás exhibición de seguir el mandato de la razón, sino que descansarás sobre ella. (3) Recuerda que la filosofía sólo quiere eso que quiere tu naturaleza y que tú querías otra cosa no conforme a la naturaleza. ¿Qué es más atractivo que eso? Pues, ¿no nos hace caer el placer con atractivos? Observa por si es más atractiva la grandeza de ánimo, la libertad, la sencillez, la cortesía, la virtud. (4) ¿Qué hay más atractivo que la propia reflexión, cuando percibes firmeza y prosperidad en todo lo que viene de la facultad de comprender y conocer?

5.10 Las cosas están de alguna manera tan veladas que pareció a no pocos filósofos, y no a unos cualesquiera, que son inasibles, incluso los propios estoicos opinan que son difíciles de asir. (2) Cualquier aquiescencia nuestra está sujeta a cambio. ¿Dónde está el infalible? (3) Acércate después a los objetos concretos como a algo perecedero, de poco valor y susceptible de ser propiedad de un canalla, una puta o un pirata. (4) Tras eso aproxímate a las conductas de tus congéneres, que son soportables a duras penas incluso la del más agraciado, por no hablar de que con dificultad se soporta uno a sí mismo. (5) Por tanto en tales tinieblas, en tal basura, en tan gran flujo, ¿qué es lo que hay que estimar especialmente o puede sin más tomarse en serio de la realidad, del tiempo, del movimiento, de lo que se mueve? Ni siquiera lo intuyo. (6) Por el contrario hay que esperar con ánimo la descomposición natural y no desesperar en la demora, es más, descansa en los siguientes preceptos: uno, no me ocurrirá nada que no es conforme a la naturaleza del todo; dos, me es posible no hacer nada contra mi dios y espíritu, porque no hay quien me obligue a ir contra él.

5.11 ¿Con qué fin uso ahora mi alma? Pregúntate e investiga a cada ocasión esto: ¿Qué tengo en esa parte que llaman rectora? ¿De quién es el alma que ahora tengo? ¿Es la de un niño?, ¿la de un joven?, ¿la de una mujercilla?, ¿la de un tirano?, ¿la de una res?, ¿la de una fiera?

5.12 Podrías entender qué son bienes en la opinión de la mayoría por lo que sigue. (2) Si uno cavilara cuáles son los bienes de verdad, es decir, la reflexión, la prudencia, la justicia, la valentía, no podría ya escuchar que al bien se le hiciera esa apostilla[284] porque no coincidirá nada respecto a lo que ha cavilado previamente. Pero si uno cavila previamente en lo que resulta que son bienes para la mayoría, dará crédito y aceptará fácilmente que el dicho del cómico es una apostilla oportuna. (3) Así también barrunta la mayoría la diferencia. En efecto, no podría ser que se atacase y denigrara esa apostilla pero que se aceptara que aplicada a la riqueza y a los azares favorables que conducen al lujo y a la fama es apropiada y elegante. (4) En definitiva, sigue avanzando y pregunta si deben estimarse y considerarse como bienes cosas por las que, tras reflexionar sobre ellas, se pudiera aplicar el dicho de que quien las posee en abundancia «no tiene sitio ni donde cagar».

5.13 Estoy conformado a partir de una causa formal y de sustancia material. Ni una ni otra se destruirán en no ser, igual que tampoco me constituí a partir del no ser. (2) Así pues cada una de mis partes se reordenará mediante transformación como una parte del universo y de nuevo se transformará en otra parte del universo y así sin fin. (3) Según esa transformación yo me constituí y también los que me engendraron y así en regresión hasta el infinito. (4) Nada impide afirmarlo, incluso si el universo se ordena por ciclos completos[285].

5.14 La razón y el arte de la racionalidad[286] son capacidades que se bastan a sí mismas y a lo realizado a su medida. (2) Brotan de un principio que les es propio y hacen camino en dirección a la finalidad preestablecida, por ello tales acciones se denominan comportamientos rectos, por querer significar la rectitud del camino.

5.15 El hombre no debe prestar atención a ninguna de las cosas[287] que no le son pertinentes, en tanto que es hombre. (2) No son requerimientos del hombre, ni la naturaleza humana las proclama, ni son perfeccionamientos de su naturaleza. (3) Así pues, ni en ellas está puesto el fin del hombre, ni está lo que culmina ese fin. (4) Es más, si alguna de ellas fuera pertinente al hombre, no sería pertinente despreciarlas o alzarse contra ellas, ni sería digno de elogio quien exhibiera no precisarlas, ni sería bueno quien se hiciese de menos en alguna de ellas, si es que fuesen buenas. (5) Pero de hecho, de cuanto mayor número de esas cosas u otras semejantes se prive uno o soporte verse privado, en mayor grado es uno bueno.

5.16 Tu reflexión será según sean tus representaciones. En efecto, el alma se empapa de las representaciones. (2) Por tanto, empápala sin interrupción de representaciones tales como que donde es posible vivir, allí también se vive bien. Es posible vivir en la corte, pues también en la corte se vive bien. (3) De la misma forma, la causa por la que cada cosa está constituida es a lo que tiende; eso a lo que tiende es donde está su fin; donde está su fin, también allí está la conveniencia y el bien de cada cosa; el bien del animal racional es la participación común. (4) Que hemos nacido para la participación común hace tiempo que está demostrado. (5) ¿O no se hizo evidente que lo inferior existe a causa de lo superior y lo superior existe a causa de ambos? Los seres animados son superiores a los inanimados y los racionales lo son respecto a los inanimados.

5.17 Perseguir imposibles es locura; imposible es que los ruines dejen de hacer ruindades.

5.18 A nadie nada le acontece que no sea por naturaleza capaz de soportar. (2) A otro le acontece lo mismo y, sea por ignorancia de que le ha ocurrido, sea por exhibición de grandeza de ánimo, se queda tranquilo y permanece por completo sin daño. (3) Por tanto es terrible que la ignorancia y la complacencia sean más fuertes que la reflexión.

5.19 Las cosas por sí solas no afectan ni lo más mínimo al alma, ni tienen acceso al alma, ni pueden cambiarla, ni moverla. Ella por sí misma se cambia y se mueve, y hace que lo que le atañe sea según los juicios por los que se considera digna.

5.20 Según un primer razonamiento el hombre es lo que nos es más familiar, en la medida en que debemos tratarlo bien y mantenerlo. Pero en la medida en que algunos se entrometen en mis propias tareas, el hombre se transforma en una más de las cosas indiferentes[288], en no menor medida que el sol, el viento o una fiera. (2) Estos podrían ser obstáculo a alguna actuación pero no son obstáculo al impulso y a la disposición gracias a la reserva[289] y al rodeo. (3) La reflexión en lo que hemos emprendido rodea y cambia cualquier impedimento a nuestra actuación, lo que impide nuestra acción se vuelve beneficioso y lo que se interponía en su camino favorable.

5.21 Estima lo que es más poderoso de las cosas de este mundo, eso que de todo hace uso y que todo administra[290]. (2) De la misma forma, también estima lo más poderoso de lo que hay en ti que es del mismo tipo que aquello. (3) Eso es, en tu ámbito, lo que hace uso de las demás cosas y quien gobierna tu vida.

5.22 Lo que no es perjudicial a la ciudad tampoco perjudica al ciudadano. Ante toda representación de que te ves perjudicado aplica esta regla. Si la ciudad no se perjudica por tal cosa, tampoco yo me perjudico. Si la ciudad se perjudica no hay que irritarse con quien la perjudica, por el contrario hay que señalarle qué es lo que le pasó desapercibido.

5.23 Recapacita muchas veces en la rapidez del avance y desaparición de lo que es y nace. (2) La substancia es como un río en flujo permanente, sus actuaciones consisten en cambios continuos, sus causas en diez mil variaciones y casi nada es fijo[291], ni siquiera lo cercano. La infinitud de lo transcurrido y de lo porvenir, en la que todo desaparece, es inmensa. (3) ¿Cómo no es demente el que se hincha ante eso o se convulsiona o se irrita como si la molestia fuese a ser duradera?

5.24 Acuérdate de la substancia en su totalidad de la que formas parte en pequeñísima cantidad, de la eternidad de la que te está asignado un breve e instantáneo intervalo, y del destino del que eres una parte mínima.

5.25 ¿Algún otro yerra contra mí? Él verá. Tiene su disposición particular y su actuación particular. (2) Yo ahora tengo lo que quiere que tenga la naturaleza común y hago lo que quiere mi naturaleza que haga.

5.26 El principio rector y regidor de tu alma que permanezca como parte inamovible ante la incitación suave de la carne o ante la dolorosa, que no se entremezcle, que, por el contrario, marque una línea en su derredor y confine las pasiones dentro de las partes corporales. (2) Cuando, según un sentimiento paralelo, desembocan en la reflexión por estar el cuerpo unificado, entonces no hay que intentar ir en contra de una sensación que es natural y que el principio rector tampoco añada de por sí la suposición de que es por algo bueno o malo.

5.27 Convivir con los dioses. Convive con los dioses quien muestra sin pausa que su alma se conforma con lo que se le asigna y hace todo lo que quiere su espíritu divino, que Zeus entregó a cada uno como guía y conductor y que es un fragmento de sí mismo. Eso es la inteligencia y razón de cada uno.

5.28 ¿Acaso te irritas con el que apesta? ¿Te irritas con el que tiene mal aliento? ¿Qué adelantas? Tiene la boca así. Tiene los sobacos así. Por fuerza sale de ellos ese efluvio. (2) «Pero», se afirma, «el hombre tiene razón y puede reflexionar, si repara en ello, sobre por qué es ofensivo». (3) ¡Pues, muy bien!, porque en definitiva, también tú tienes razón. Pon en movimiento con disposición racional una disposición racional, muestra, recuerda. Si presta atención, podrás curarlo y no habrá necesidad de la cólera. (4) Ni actor ni puta[292].

5.29 Como medites vivir tras tu marcha definitiva, así te es posible vivir acá. Si no te dejan, entonces márchate de la vida, pero hazlo como si no hubieras sufrido ningún mal. Hay humo y me voy[293]. ¿Por qué te parece que eso es un problema? (2) Mientras nada así me saque, sigo siendo libre y nadie me impedirá hacer lo que quiero. Y quiero vivir según la naturaleza de un animal racional y comunitario.

5.30 La inteligencia del universo es comunitaria. Así por ejemplo ha hecho lo inferior a causa de lo superior e hizo concordar lo superior entre sí. (2) Puedes ver cómo subordinó, coordinó, distribuyó según su valía a cada uno y reunió en concordia mutua a los seres superiores.

5.31 ¿Cómo te comportaste hasta ahora con los dioses, con tus padres, con tus hermanos, con tu mujer, con tus hijos, con tus maestros, con tus tutores, con tus amigos, con tus parientes, con tus esclavos? Si hasta ahora en relación a todos ellos…[294], es aplicable: «contra nadie actuó fuera de la ley ni dijo»[295]. (2) Recuerda también por qué cosas has pasado y qué cosas fuiste capaz de aguantar. (3) También que la historia de tu vida está cumplida ya, que tu contribución está concluida, cuántas hermosuras tienes vistas, cuántos placeres y penas despreciaste, de cuántas cosas tenidas en estima pasaste de largo, ante cuántos arrogantes fuiste indulgente.

5.32 ¿Por qué almas sin formación e ignorantes confunden al que sí está preparado y es conocedor? ¿Qué alma, entonces, está preparada e instruida? (2) La que conoce el principio y el fin, y la razón que alcanza a toda la substancia y que de toda la eternidad administra el todo según ciclos establecidos.

5.33 En un instante serás cenizas y huesos[296], un nombre o ni siquiera eso; si un nombre, sólo un murmullo y eco. (2) Las cosas muy apreciadas durante la vida son vacías, podridas, pequeñas, cachorrillos que se mordisquean y críos con ganas de riña que se ríen y al momento lloran. (3) Pero la confianza, la vergüenza, la justicia, la verdad «se van al Olimpo desde la tierra de anchos caminos»[297]. (4) Entonces, ¿qué es lo que te retiene aquí si lo que percibimos es cambiante y no permanece, los sentidos son débiles y reciben fácilmente malas impresiones, la propia alma es una exhalación que surge de la sangre y tener buena fama ante ellos es algo vacío? (5) Entonces, ¿qué? ¿No aguardarás agradecido la extinción o traslación? Mientras llega su oportunidad, ¿con qué te conformarás? (6) ¿Con qué otra cosa sino con ser piadoso y honrar a los dioses, con hacer el bien a los hombres, soportarlos y guardar las distancias? Todo cuanto esté fuera de los límites de este pedacito de carne y de su aliento, recuerda que no es cosa tuya ni de ti depende.

5.34 Te pueden ir bien las cosas si sabes avanzar por buen camino y si mantienes el rumbo en tu pensamiento y acción. (2) Dos cosas en común tienen el alma de dios y la del hombre, como la de cualquier animal racional: no sufre obstáculos ajenos y encuentra el bien en la disposición y acción comunitaria, en eso cede su apetito.

5.35 Si eso no es mi maldad, ni mi actuación con maldad, ni daña al común, ¿qué me importa eso? ¿Cuál es el perjuicio para el común?

5.36 No hay que dejarse arrebatar completamente por la representación, sino ayudar a los hombres en lo posible y según su valor; si sufren pérdidas en lo que no es ni bueno ni malo[298], no hay que representarse que eso es un perjuicio, ya que eso es mala costumbre. (2) Por el contrario, igual que el viejo al marcharse pide la peonza de su doméstico sin olvidar que no es más que una peonza[299], así también tú en la tribuna. «Amigo, ¿te olvidaste qué era eso?». «Ya, pero les merecía mucha preocupación». ¿Y por eso también tú te vas a poner tonto?

5.37 Fui en ocasiones hombre afortunado aunque estuviese sometido a cualquier circunstancia. Esto es ser afortunado, asignarse uno mismo su buena fortuna. Buena fortuna, buenas inclinaciones del alma, buenos impulsos, buenas acciones.