Nota del editor

En esta edición de Hellenikon hemos creído conveniente traducir todos aquellos términos griegos que tuviesen su equivalencia en español y castellanizar las que no tuviesen equivalencia o fueran, en mayor o menor medida, de uso más común. Y lo hemos hecho bajo una premisa de la que hacemos apología: en una novela histórica lo primero es la narrativa y la poética. Así entendemos que estos términos griegos, que en un ensayo o texto científico conservan más matices y se adecuan más a la realidad histórica, obran de manera contraria en una novela. Un ensayo sobre Grecia nos habla de un pasado, de un tiempo muerto, y tiende a fijar conceptos. Una novela es presente, es tiempo vivo, así pues el lenguaje se ha de adaptar a ello. Un griego, cuando hablaba de (tresantes) decía y oía «los temblorosos», salvo aplicado a la vida, por ejemplo, espartana, que entonces lo oían igual pero... con comillas.