NOTA DE LA AUTORA
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El argumento sentimental que une y separa a los personajes de esta novela, tanto los nativos de Bioko como los nativos de Pasolobino, es pura ficción. No obstante, la aventura de aquellos hombres y mujeres de los Pirineos que pasaron años de su vida en la isla está inspirada en hechos reales. Varios de ellos fueron mi padre, Francisco Gabás Pallás, y mi abuelo, Francisco Gabás Farré, de Casa Mata de Cerler; mi abuela, Rosario Pallás Ventura, de Casa Llorgodo de Cerler; e Ismael Lamora Pallás, primo hermano de mi padre, de Casa Caseta de Ramastué. Gracias a sus recuerdos, tanto orales como escritos, supe desde pequeña de la existencia de la isla de Fernando Poo y de tantas otras cosas de esa parte de África del tamaño de la comarca de mis raíces.
La historia de las decenas de personas del valle de Benasque, en la comarca oscense de la Ribagorza, que desde finales del siglo XIX decidieron ir a trabajar a Guinea Ecuatorial fue recogida por José Manuel Brunet, José Luis Cosculluela y José María Mur en un necesario e interesante libro titulado Guinea en patués: De los bueyes del Valle de Benasque al cacao de la isla de Fernando Poo, publicado en 2007, poco después de que falleciera mi padre. Quiero agradecer muy especialmente a José María Mur que rescatara del olvido unas experiencias que solo conocíamos unos pocos, que me permitiera estar presente en las grabaciones de las personas cuyos recuerdos y detalles impregnan mi novela, y que —sin él saberlo— me diera el último empujón para terminar de dar forma a una idea que yo tenía en mente desde hacía años; una idea en la que predominaba la curiosidad por las cosas que no nos habían contado y por conocer la otra versión, es decir, la de los nativos de allí que, en mi opinión, no siempre eran o han sido representados ni en las narraciones ni en las novelas de viajes con el respeto y dignidad debidos.
El lugar donde nació mi padre, Cerler, es un pequeño, precioso, frío y soleado pueblo situado a 1540 metros de altitud, perteneciente al municipio de Benasque, el cual puede vanagloriarse de estar rodeado por las más bellas y altas montañas. Nuestro valle tiene una larga historia, aunque ahora es muy conocido porque hay una estación de esquí. Que en mi novela decidiera bautizar el lugar natal de varios de los protagonistas españoles con el nombre de Pasolobino se debe a dos razones: para ser objetiva necesitaba distanciarme del sitio en el que he vivido gran parte de mi vida, y, en realidad, Pasolobino bien podría ser un paraje como tantos otros de los que partieron cientos de españoles que durante décadas residieron en Guinea. (En los años cuarenta del siglo pasado había unos mil españoles en Fernando Poo. Cuando el país obtuvo la independencia, se estima que en toda la colonia había unos ocho mil). De igual manera, la aldea de Bissappoo es ficticia, si bien su descripción se ajustaría a la de muchas del momento descrito en la novela. Sí es cierto que en 1975 Macías ordenó quemar un poblado porque creía que sus habitantes se habían dedicado a la subversión.
Todos los hechos históricos, así como la ambientación de la novela, han sido rigurosamente contrastados. No obstante, sé que los lectores más eruditos en el tema de Guinea sabrán perdonar algún leve cambio (como la marcha de los nigerianos que he adelantado en la novela) o sutilezas (como la nueva decoración del Anita Guau) por motivos literarios.
También soy consciente de que la acción se circunscribe a la antigua isla de Fernando Poo y no a toda Guinea. Las diferencias culturales entre la parte insular y la parte continental, mucho más grande en extensión, hacían imposible pretender el análisis más profundo de otros puntos de vista que se han abordado solo tangencialmente. Mi idea original, a la que me he ceñido en todo momento, era establecer la comparación entre los dos pequeños paraísos a los que mi padre aludía siempre: la isla y su valle natal.
Para documentarme sobre la historia política y social del contexto guineoecuatoriano me dediqué durante mucho tiempo a leer lo máximo posible sobre el material publicado al respecto. A continuación nombraré aquellos libros, artículos y autores que han influido en la redacción de la novela.
1. Sobre geografía, historia, economía y política de Guinea Ecuatorial en general manejé los siguientes textos: Aproximación a la historia de Guinea Ecuatorial, de Justo Bolekia Boleká (2003); El Laberinto Guineano, de Emiliano Buale Borikó (1989); Macías, víctima o verdugo, de Agustín Nze Nfumu (2004), un relato revelador sobre la atroz dictadura de Macías; Fernando el Africano, de Fernando García Gimeno (2004), un imprescindible, emotivo y detallado relato de más de veinte años de experiencia en Guinea hasta poco antes de la independencia; Fernando Poo: Una aventura colonial española en el África Occidental (1778-1900), de Dolores García Cantús (2004); De la trata de negros al cultivo del cacao: Evolución del modelo colonial español en Guinea Ecuatorial de 1778 a 1914, de Juan José Díaz Matarranz (2005); Apuntes sobre el estado de la costa occidental de África y principalmente de las posesiones españolas en el Golfo de Guinea, por Joaquín J. Navarro, teniente de navío, secretario del Gobierno de Fernando Poo y sus dependencias. Este documento fue escrito en 1859 a instancias de la reina, Isabel II, para tener noticias fidedignas relativas a las posesiones en el Golfo; Cronología de Guinea Ecuatorial: De la preindependencia (1948) al juicio contra Macías (1979), de Xavier Lacosta, un claro, interesante y completo trabajo que me permitió poner orden en las fechas de los hechos que se narran en la novela.
Artículos de la revista La Guinea Española, editada por el Fondo Claretiano, desde 1904 hasta 1969 y cuyos números pueden leerse en ‹www.raimonland.net›. De hecho, la revista que lee Kilian en su primer viaje en barco en 1953 es real y el artículo que nombra sobre lingüística bubi fue escrito por el padre Amador del Molino, de la Misión Claretiana, que investigó durante años la historia de Guinea. También me han resultado muy útiles las ilustraciones del botánico africanista y catedrático de Ciencias Naturales Emilio Guinea, autor de los libros En el país de los pámues (1947) y En el país de los bubis (1949) y el documental Memoria negra, de Xavier Montanyà (2007).
De todos los artículos leídos de los últimos diez años, me gustaría mencionar «La dictadura de las tinieblas», de Juan Jesús Aznárez (2008); «Guinea Ecuatorial: de colonia a Estado con derecho» y «Guinea Ecuatorial: Vídeos y bibliografía», de Miguel Ángel Morales Solís (2009); el ensayo «Guinea Ecuatorial», de Max Liniger-Goumaz y Gerhard Seibert para la New Enciclopedia de África (2008); «Guinea Ecuatorial española en el contexto de la Segunda Guerra Mundial», de José U. Martínez Carreras; «Guinea Ecuatorial: La ocasión perdida», de Juan M.ª Calvo (1989); artículos publicados en La Gaceta de Guinea Ecuatorial que pueden verse en ‹www.lagacetadeguinea.com›; artículos en Historia 16 y las hemerotecas online de periódicos, como la del Abc y del Diario del AltoAragón (antes Nueva España), no solo para la búsqueda de noticias sobre Guinea desde principios del siglo XX, sino también sobre España.
De todas las enciclopedias, páginas web, revistas, foros, blogs y crónicas de viajes recogidas en numerosas páginas web, he encontrado imprescindibles las siguientes: ‹www.raimonland.net›, un maravilloso lugar de encuentro, noticias y recopilación histórica de y para todos aquellos que vivieron en Guinea o aquellos que quieran saber más sobre ese país; ‹www.asodegue.org›, portal de la Asociación para la solidaridad democrática con Guinea Ecuatorial, en la que se pueden leer noticias políticas y económicas y artículos variados sobre Guinea Ecuatorial; ‹www.bisila.com›, un portal de recursos, cursos de lengua bubi, imágenes y bibliografía; ‹www.revistapueblos.org›, portal de la revista Pueblos, con numerosos artículos de temas africanos; ‹www.guinea-ecuatorial.org›, página oficial del Gobierno en el exilio de Guinea Ecuatorial; ‹www.guinea-ecuatorial.net›, donde se puede encontrar una amplia recopilación de información sobre Guinea; ‹www.fundegue.es›, portal de la Fundación España-Guinea Ecuatorial; la revista de la asociación de mujeres guineoecuatorianas residentes en Barcelona E’Waiso Ipola; y la reciente ‹www.malobosa.com›, donde se puede leer la revista Malabo. SA.
Por último, para explicar toda la parte dedicada al cultivo del cacao, utilicé diferentes manuales y, más concretamente, el artículo «Un buen cacao que se llama Sampaka», que apareció en 1957 en el especial Nuestra Guinea de la revista La Actualidad Española y en el que aparece mi padre en casi todas las fotos.
2. Sobre historia, cultura, religión y tradición bubi me resultó especialmente útil el libro Los Bubis en Fernando Poo, del padre Antonio Aymemí, que vivió en la isla de Fernando Poo como misionero católico de los Hijos del Inmaculado Corazón de María, desde 1894 hasta su muerte en 1941. Fue publicado en 1942 como recopilación de una serie de artículos que el padre escribió para la revista La Guinea Española. Como no se pueden conseguir copias de este libro, yo he utilizado para la ambientación del ficticio poblado de Bissappoo la traducción al inglés del año 2003 de Colleen Truelsen, The History and Culture of an Endangered African Tribe. Como él mismo explica, la segunda generación de bubis en el exilio está encontrando su camino desde España a los Estados Unidos, y por eso decidí que en mi novela Fernando trabajara en California, un lugar que yo conozco bien. El propio Truelsen reconoce que sin saber español es muy difícil obtener información de la historia cultural de los bubis.
Otros textos fueron los siguientes: A través de la magia Bubi: Por las selvas de Guinea, de José Manuel Novoa (1991); Los Bubis. Ritos y creencias, del padre Amador Martín del Molino (1989), de la Misión Claretiana, que convivió veinticuatro años con los bubis; la revista arriba citada La Guinea Española del fondo claretiano; y la página ‹www.maib.org›, que es la página oficial del Movimiento para la Autodeterminación de la Isla de Bioko, donde aparece información sobre la historia de los bubis.
Finalmente, los libros anteriormente citados Aproximación a la historia de Guinea Ecuatorial, de Justo Bolekia Boleká (2003), y El Laberinto Guineano, de Emiliano Buale Borikó (1989), me resultaron especialmente útiles para centrarme en la parte política directamente relacionada con la isla Fernando Poo/Bioko y los bubis.
3. Puesto que el personaje de Clarence es profesora de lingüística en la universidad y está interesada en la literatura hispano-africana, guineoecuatoriana, el español y la producción literaria en Guinea Ecuatorial, mencionaré los siguientes documentos y autores que también han aportado su granito de arena a mi novela: La formación de identidad en la novela hispano-africana: 1950-1990, de Jorge Salvo (2003), profesor de español de la Universidad de Carolina del Sur y autor, también, de diversos artículos relacionados con este tema; Literatura emergente en español: Literatura de Guinea Ecuatorial, por Shosténe Onomo-Abena y Joseph Désiré Otabela Mewolo (2004); «La literatura africana de expresión castellana: La creación literaria en Guinea Ecuatorial», de Mbaré Ngom (1993), de la Morgan State University de Maryland; y «La creación semántica y léxica en el español de Guinea Ecuatorial», tesis doctoral de Issacar Nguen Djo Tiogang (2007). También consulté diversos artículos de los siguientes autores: Mariano L. de Castro Antolín, catedrático de Geografía e Historia en Valladolid y autor de publicaciones sobre la historia de Guinea Ecuatorial y sobre las relaciones entre Guinea y España; Humberto Riochí, portavoz del Movimiento por la Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) en 2009; Michael Ugarte, profesor de literatura española en la Universidad de Misuri; Juan Tomás Ávila Laurel, escritor, redactor-jefe de la revista El Patio de Malabo, y conferenciante en diversas universidades norteamericanas; Carlos González Echegaray, estudioso africanista español; y Germán de Granda, quien ha trabajado sobre las lenguas de Guinea Ecuatorial.
Específicamente sobre el español en Guinea Ecuatorial cabe nombrar los artículos de Sosthéne Onomo-Abena y Aminou Mohamadou, de la Universidad de Yaoundé I (Camerún). Mohamadou tiene un artículo sobre el espaguifranglés, como lengua compuesta por diferentes marcas de las lenguas con las que cohabita: español, guineano —de los grandes grupos étnicos: fang, bubi, annobonés, benga, ndowé—, francés e inglés. Y, por supuesto, debo mencionar a John M. Lipski, catedrático de Lingüística en la Universidad de Pensilvania y especialista en dialectología, contacto de lenguas, lenguas criollas y los elementos africanos en el español y el portugués. Su magnífico artículo «The Spanish of Equatorial Guinea: Research on la hispanidad’s best-kept secret» es el que probablemente hubiera leído Clarence como comienzo de su investigación lingüística en Guinea, en caso de que la hubiese llevado a cabo.
En cuanto a la producción literaria relacionada con Guinea Ecuatorial —del periodo precolonial, caracterizado por su oralidad; del colonial, representado por la descripción del exotismo, y del poscolonial, tanto de la época de la triste memoria como la del comienzo de la creación literaria autóctona, de recopilaciones de cuentos y leyendas y de nuevas obras narrativas y de ensayo—, y para que el lector pueda hacerse una idea de la magnitud del desconocimiento de una parte de nuestra Historia, recomendaría el interesantísimo ensayo de Justo Bolekia Boleká recogido por el Centro Virtual Cervantes en su anuario de 2005 y los trabajos de Mbare Ngom Fayé y Donato Ndongo-Biyogo. Este último, periodista, historiador, ensayista y novelista guineano, autor de las novelas Las tinieblas de tu memoria negra y Los poderes de la tempestad y experto en literatura moderna hispanófona en Guinea Ecuatorial, publicó en 1984 una imprescindible Antología de la literatura de Guinea Ecuatorial en la que recoge los autores y sus obras de narrativa, poesía y teatro.
En un bloque diferente a las obras producidas por los mismos guineoecuatorianos se situarían las obras escritas por españoles después de una estancia en Guinea. Sé que hay alguna más —tengo pendiente la lectura de El corazón de los pájaros, de Elsa López (2001), y ver la película Lejos de África, de Cecilia Bartolomé del año 1996—, pero estas son las que yo he leído y han colaborado para la ambientación de mi novela: En el país de los bubis, de José Más (escrito en 1919 y reeditado en 2010); Manto verde bajo el sol, de V. López Izquierdo (1973); El valle de los bubis, de María Paz Díaz (1998); La casa de la palabra, de José A. López Hidalgo (1994); Al sur de Santa Isabel, de Carles Decors (2002); la dura y desasosegante Guinea, de Fernando Gamboa (2008); Una historia africana, de Javier Reverte (2009); La aventura del Muni (Tras las huellas de Iradier: La historia blanca de Guinea Ecuatorial), de Miguel Gutiérrez Garitano (2010), y, la ya citada, Fernando el Africano, de Fernando García Gimeno (2004).
Mi novela se sumará, pues, a la larga lista de libros sobre Guinea Ecuatorial, lo cual me produce una honda satisfacción. Clarence e Iniko coinciden en que forman parte de una larga cadena que incluye tanto a los antepasados como a los que están por venir. De la misma manera, esta novela forma parte de una larga cadena de palabras escritas y palabras por escribir sobre la historia de Guinea Ecuatorial. Pero no solo eso. Espero que el lector español pueda conocer o reconocer una cultura y un contexto histórico, político y social diferente, lejano y cercano a la vez; pero también deseo que el lector guineoecuatoriano conozca algo sobre los que viajaron a su país, sobre las razones por las que fueron, sobre mi tierra y sus costumbres, y sobre los cambios que hemos vivido.